No apuntes con el dedo, solo eres un gusano más, del cadáver que invade al mundo, y de lo que invade la existencia del aroma de los pensamientos carnales, y de los materiales deseos de ganar nada más que el deguste de la ignorancia, y la muerte y la vida del cuerpo humano cansado de asumirse inconscientemente, las masas y los licuados combates del pasado, multitudes enfermas que claman un virus blasfemado, y la imperfección de las flores que se adaptan a lo avanzado de la ciencia, las creencias y la fe mermada que esta en el cuarto oscuro de tus miedos, hasta llegar al polvo que nos extingue. Entonces te digo amigo, conocido y tu, el que lee sin entender lo que lee, que aunque te cueste, la tierra es dueña de nosotros, y nosotros ¡Sólo dueños de la fantasía de nuestras mentes! poeta no poeta Drümz.
Promesa y Confesión Prometo por este mundo en el que renací y por la noche que debido a tu nombre volví a vivir, que tu rostro abarcará lo que el agua con su voz emite cuando su cuerpo cae lentamente en un declive de viaje. Que tu nombre de Musa y tu apodo de Mujer me dignen a describirte salvaje y doméstica en el poema, por la caricia verbal que prometes en las mañanas, por el devaneo silente cuando te desvistes en las madrugadas, llegando al invisible de la anatomía del pensamiento agrupando lo que no recordaremos, que inolvidable se vuelve. Cuando nazca tu pena y mis ojos te divisen haciendo que el brillo de tu cabello pierda el reflejo, cuando tus manos sientan el resquebrajar de un vacío cuajando tu poder de mujer y tus sueños de niña, entonces te aseguro amada imponente y mía, por lo que me une a la miseria y a la demasía por lo que me hizo amarte y por lo que de mí ha de conquistarte, y por lo que nos une verdaderamente por un venusto alumbramiento, que la noche inquietante que a tu alma capture no sea más que un sueño mero e inquietante. Verdad absoluta, tan compleja, tan frágil, tan inerte… Lo que nace de mis manos, brota en mis ojos y madura de mi boca, florece en la tuya y de una sonrisa polinizas el paisaje, que abarca la mirada absoluta de tu propia existencia. La esencia perversa que llevas en tus labios inocentes, se compara solo con lo inexplicable de la catarsis, tu alegría no es mía, ni tus colores posados en mi jardín etéreo; confieso que solo quiero tu atención, tu abalorio puro las hojas caídas que aderezan tus mejillas, tu tormenta ese fresco de la lluvia que me quita el silencio, es el alimento que ocultas como los árboles antes de crear sus frutos. Quiero lo que de ti no quieres, quiero ser el reciclaje del pesar que te apuñala, quiero beberte los complejos, dejarte digna de lo mismo que eres, ¡porque lo eres todo! Que lo sepas, aprende a saberlo, aprenderás porque no hay nada más sublime que esta palabra disuelta en tu sosiego, nada más sublime que amar a una mujer con pasión y gozo sereno. Drümz. De mi libro ENAMORADO, DESENCANTA Y OLVIDADO. (TODO INSCRITO EN EL REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL DE CHILE).
El cielo ha cerrado sus parpados cansados. La luna enciende las velas sobre el manto que nos cubre enviando suspiros al fresco hábitat nocturno. Cada uno de nosotros, caemos en la locura amar sin razón, una cruda circunstancia al momento que deseamos un beso. Absorto en ella veo el comportar de su faz movimientos naturales concisos temblores pálidos que le agitan el rostro y su cabello sudado. Sus viciosas piernas van a la par de su semblante mirada elegante, que maquillan un socorro nocturno al contraste de mis ojos, profundo deseo de sus adentros. Yo puedo manifestarle un aullido de lobo un vuelo silencioso de búho, una caminata liviana unos colores cálidos y luces tenues de la misma noche, esa misma donde ella ve las estrellas con los ojos vendados, y sin darnos cuenta el tiempo nos fatigaba de besos que escondíamos bajo los labios. No olvidaré ese viento que nos salvaba del sofoco: de su boca salían abundantes e inolvidables cursilerías, ambos nos abusábamos entre el campanear de los árboles aves de pluma clara, viajes del aire aventureros y ecos de nuestro silencio placentero. Ella conocía de frutos dulces y secos, del jugo del manto de la carne acalorada, me dibujaba besos con sus labios efervescentes yo dibujaba dedos en sus piernas hermosas. Un 25 de octubre, un lunes inolvidable un jardín de ósculos nacía de su aliento la hice viva y viví por ella mientras en un círculo vicioso ella me convidaba secretos de su oportunidad de ser mujer. Cada uno de nosotros, escogemos sin pronosticar condenarnos a una fecha, el tiempo pasa, nosotros caemos, pero así jamás un momento que marca el corazón de los amantes. Un día que deja heridas jamás amada mía, jamás se olvida. Drümz. De mi libro ENAMORADO, DESENCANTA Y OLVIDADO. (TODO INSCRITO EN EL REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL DE CHILE).
I. Quisiera ver las redes de tu instrumento vocal, oír la voz secreta de tu confianza enmalezada. Yo quisiera escucharte, quisiera sentir el sonido de los constantes arranques de las aves adolescentes que revolotean entre el verdor de tu vida. La corriente pasa por los minutos depravados por tu blanca piel llena de rocas como río, gotas que se quedan en tus palabras las que jamás han sido pronunciadas por tu voz rebelde que se queda entre los boscosos terrenos de roble. Quisiera escucharte recitando desde el centro de tu pecho, cuerpo exacto, venusto cuerpo vertical, que salpiquen tus entonadas a mi materia en bruto. Tu centro, cuerpo sin gravedad, quien no ha sabido de cumbres en ti se ha perdido ah, perder el tiempo, como te pierdo por el pensamiento mientras al otro lado del paralelismo un deseo de tu onda voluble se transmite en un hecho mío. La máquina auditiva que cubre mi cabellera no ha de tener el conocimiento de tu fuente vocal donde los trinos de las aves de posan, anidan y procrean, y el recitar de tu poema hecho en el campo es el encanto de la mariposa que vive entre el verdor de las hojas. La mariposa se oculta en mi esencia méndiga como pupa, como secreto testamento, que no saldrá, que no sazonará mientras no escuche tu voz en mi voz auditiva. II. Creo en el polen que procrean los sueños los arbóreos pastizales y las flores: creo en el viento que despega barriendo los tormentos por el vítreo cielo de iris zarca y blancas nubes: creo en la mezcla que hace híbrido a un concepto dejando en equilibrio la paz del mundo: creo en tu voz que me dirá la verdad del beso que llevo posado en el charco de mi boca. Creo en que llegará mi aliento a ser bebido por lo recóndito que solo sabe tu mente silenciosa, un polen que se posa floreciendo mis entrañas esculpidas con la erosión de tu viento tu risa a mi alma entera por el sentimiento mejora, mezclándose con las ganas de querer poseerte escuchando esa leve brisa que inunda tu inexplicable forma de ser mujer. III. Musa aurífera. Princesa de los corceles. Dama de piel lunar. Cascada inolvidable. Tu nombre me lleva a un sueño hecho acróstico. Toma mi mundo como si fuera tu nombre un nacimiento de potrillos, mi mundo es como las iniciales de tu dulce suspiro, y si te gusta la belleza de un cauce, yo aprovecho de embelesar el fango; y si me obsequias un abrazo de amantes, yo aprovecho de bendecirte los hombros. Si contemplas los temblores de la costa, yo aprovecho de hacer la espuma en el color de una ola, si apruebas el nacimiento de mi vida, alcanzarás, quizás, el mejor de los viajes de mi alma. Naces delicada y escondida entre el vergel de tu cabello eres un bosque, entre los astros azules, oh astros, luces del cimiento, de tus pupilas blandas, del estallido de un sueño en tus manos en las caricias de tu mirada confusa y sincera, porque no sabes, oh amor, no lo sabes, el rumbo recorre tus pensamientos, lo estentóreo de mi alma se manifiesta invoca a tu rostro prestado un deseo estable, pierdes los miedos, te desnuda una inconcusa ternura, me sigues embetunada de la conspiración de tus ofrendas y te recuesta un beso directo al vigor de mi pecho en el ruido del céfiro que producen mis silencios. Drümz. De mi libro ENAMORADO, DESENCANTA Y OLVIDADO. (TODO INSCRITO EN EL REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL DE CHILE).