156 Inmaculada cara e inmejorable estampa

Extraño tu ida a las profundidades de mi alma,
te busco, no encuentro el recuerdo de tu voz,
descubro que los muchos años de tu inexistencia
han borrado el perfil de tu inmaculada cara,
el color de tus ojos, la profundidad de tu mirada.

Y no estas en mi retina, en mis largos días de tristeza.
Y no encuentro tu retrato intacto en la memoria.

Me siento sola, abandonada, pérdida en tu ausencia,
cierro de nuevo los ojos para lograr el momento feliz,
envuelta en tus hermosas historias de fantasía,
logro entrever la mirada expresiva, sin igual,
la que desprendías siempre con tus cuentos sin fin,
inventados al paso del corto lapso dedicado al evento
de quien tiene infinitas tareas y no sosiega,
que logra encontrar los espacios de asueto en nosotros
sus hijos, sus amores eternos, los no perdidos.

Te fuiste en el silencio de intensa noche de espera,
marchaste quedo, durmiendo los sin sabores del tiempo,
las alegrías, las penas, tragedias urdidas en trastienda
por familia usurpadora de lo ajeno, mala compañera,
avaricia, envidia, desafortunada hacienda guardada
a nuestra mirada, daba manzana mala por buena
pera que entregaba a la querida y amada niña,
sus niñas, su estirpe de padres dañinos, egoístas,
con actos maculados, injustos, de manos manchadas.

Y regresas a mi retina, alivias la tristeza de largos días.
Y me reencuentro con tu retrato escondido en la memoria.

Reconfortas con tu bella, imaginada, deseada presencia,
te tengo en mi vida, en mis períodos largos de insomnio,
en mis sueños donde me entrego a tus abrazos y besos.
Posas con amor la mirada, acaricias mi cara con tu cara.
Hermosa madre de mirada clara e inmejorable estampa.


María Cruz Pérez Moreno - acnamalas.
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Madrid. España.