Ärbol navideño

Las velas arden entre mandarinas,
estrellas de nieve, juguetes y nueces de colores.
Los niños cantan y el rocío de los ojos grandes
tiembla y relucen en el brillo vibrante.

Escúchalos cantar, bienvenidos ahora.
Puedo sentir la mano de mi madre la mía de nuevo
y estremecerse ante la fragancia de la madera
ardiendo,
como cuando cantaba: has recorrido un largo camino.

Y ahí está el establo de Belén de nuevo,
nieve en el tejado y luz de ventanas brillantes.
Madre, no estuvimos juntos por mucho tiempo,
olvidé la canción con tu voz.

Ella vuelve a acariciarme el cabello y dice: oh niño,
cada año que no estuviste ahí, creí escuchar tu voz
aquí en la fiesta, a mi lado y llorando mientras
los niños cantaban.