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Dead.

Publicado por Dark_Fairy en el blog Monster.. Vistas: 612

Estaba el otro día escuchando un demo de 1998, de cuando ''Posion girl'' tenía una letra distinta a la que, conocemos en la canción y estaba cantando después algo que decía ''Feel like a monster'' la ventanota de la recámara tenía abierto el esprín, y también estaba algo enojada porque, el agua ya se había acabado y tenía mucho calor, el sábado, particularmente, hizo mucho calor.

El viernes, fue uno de esos días agotadores y fue el inicio de las vacaciones de semana santa, porque en el desierto desde abril la gente se hierve por pasos, los niños amontonados en la puerta escolar cuando yo sólo buscaba sus caras, sus ojitos llenos de esperanza, quería ver sus cabellos pelirrojos y claros, era un viernes de esos donde el sol nos está dando una buena mentada de madre como avisándonos que, el verano va a estar igual de cabrón que siempre con todas sus tormentas que no sirven pa' nada más que para ponerlo más bravo, fue un viernes donde traía a un lado a mi bebé, es que, en el desierto también hay niños y bebés.

La gente también tiene sueños.

El jueves, mientras pensaba en mis pendejadas de la renta, del fracaso, del éxito, mientras me tomaba un café frío en la oscuridad y en el silencio de la casa de mi papá, leí una noticia de esas que calan como el invierno, de esas que me recuerdan que, nomás somos unos cascarones de huevo, que no somos infalibles.

A la gente, en el desierto, le quitan los sueños.

La dejaron boca arriba, echada en un matorral seco aquí, por la casa, por donde pasa el camión de lejos, atrás de la planta petrolera, atrás de la ciudad, la dejaron muerta en medio de un terregal, muy lejos del periférico y de sus edificios bonitos llenos de gente mierda que se hace rayitos y estupideces en el pelo, la dejaron semi desnuda, asfixiada, con las manos atadas con cintas de los zapatos, la dejaron con su bata verde de la maquila, porque salía muy seguramente, del segundo turno, del turno de las cuatro a las doce de la noche y el transporte de personal, se pone mamón y no lo lleva a uno muy cerquita de la casa, uno todavía tiene que caminar algo para decir que ya llegamos, yo nunca he trabajado en maquila, pero el camión me deja frente a la tienda del nuevo barrio, donde todos se encierran y se entrapajan a las nueve de la noche, en éste barrio donde, las estrellas se ven con más claridad que en el resto de la ciudad con miedo, de la ciudad indigente.

Mi papá es un hombre de esos buena onda, que se ríen de mis malos chistes y me acompaña en mis malos capítulos, me espera afuera de los trabajos casi siempre digo casi porque, a veces toca trabajar lejos de su casa y lejos de los puntos de reunión, su casa es de esas de mi barrio, porque aquel, si es mi barrio, allá las calles siempre se están sonriendo, yo las conozco como las palmas de mi mano, yo puedo caminar en las penumbras por esas calles porque, me conoces desde mis inicios, mi papá me dijo que fuéramos a la funeraria porque te estabas tardando mucho en terminar con esa computadora Eduardo, le estabas ayudando a hacer algo, y luego me llevé a todos de la mano, a ratos cargaba al niño, a ratos lo ponía a caminar, todos íbamos de la mano, el desierto a veces ni siquiera toma en cuenta a la gente.

La callecita esa de la farmacia similar, ese viernes ofrecía sombrita fresca y, al niño la cabeza se le estaba poniendo caliente, las niñas ya son grandecitas y entienden que cuando no hay no hay y mi papá salió corriendo de la oficina, me dijo que volteara ''a la sorda'' así muy discretamente, y que viera a esos niños que estaban sentados en los escalones, que eran los hijos de la muchacha que habían matado el día anterior, aquí por la casa, a la que dejaron tirada en la tierra, atrás de la planta petrolera, a la que le asfixiaron y le dejaron su bata verde de la maquila a un lado , porque, los camioneros son unos huevones y no lo dejan a uno cerquita, yo nunca he trabajado en maquila, pero el camión me deja frente a la tienda del nuevo barrio, donde los perros vienen y se cagan en la puerta.

Mi papá me dijo que estaban llorando esos niños, mi papá me dijo que eran como de la edad de los míos, me dijo que mientras se resolvía los iban a cuidar los abuelos, que el papá de la mujer trabajaba en la papelera, que eran humildes, luego les dio un beso a los nietos y les dijo que me agarraran fuerte, y nos fuimos, pero sentí ese nudo que siento a ratos, cuando me acuerdo de... Y nos metimos al mercadito ese de la reformita, el ayudante de doña sarita, me dijo muy alegremente que si habíamos salido sin boletos, es que, nunca me había visto con todos y todos en bola, pues nos vemos muchos, ya para ese entonces, el niño estaba en mis brazos flacuchos, el ayudante de doña sarita, me lanzó una bendición, y seguí caminando por la veinte cinco, por donde se ve el techo de la escuela que ya estaba cerrada porque, era el inicio de las vacaciones de semana santa y porque las maestras quieren dejar de oír chillidos y necedades.

Yo estaba oyendo ''Sliperry when died'' el sábado, cantando las cosas que Ville escribe, luego ''Skillet'' y sus canciones de zombis, luego todo lo demás, yo mientras cantaba me acordaba de los hijos de esa mujer, y mientras cantaba yo, en esa casa lloraban la pérdida de una hija y de una madre, mientras yo dormía la habían matado, aquí por la casa, todas las noches mi papá me bendice, mientras que en aquella casa, los niños ya no tienen a nadie que los bendiga como lo hacemos las mamás, mientras yo veo videoblogs, aquellos padres ya no tienen a nadie a quien esperar que llegue de trabajar en la maquila.

El desierto es muy culero... Siempre.
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