Del Camino del dolor

Ahora que pronto iniciará la semana santa, quiero compartirte de parte de mi tío Alipio, que además de poeta era sacerdote, un poema magnífico que denota su alma sacerdotal muy a tono con los días que pronto vendrán.

Cristo, qué bien que vaya detrás de ti...
Así,
veré como tus manos extendidas,
piadosas,
van dejando caer de sus heridas
gruesas gotas de sangre convertidas
en pétalos de rosas...

Jesucristo Señor,
haz que yo haga milagros del dolor...
Y que, a ejemplo de ti, mis pobres manos,
piadosamente abiertas,
revivan, para bien de mis hermanos,
sus esperanzas muertas.

¡Qué bien que vaya detrás de ti, Señor,
como una blanca estela...!
Aprendiendo el lenguaje del amor,
la palabra oportuna que consuela,
la frase del perdón a los que ofenden...
¡Todas esas virtudes que se aprenden
camino del dolor...!

Alipio Ruiz​

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