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Érase una vez ...

Publicado por Mayca en el blog El blog de Mayca. Vistas: 585

Érase una vez un país donde todo lo que predominaba era la más bella razón de ser y de vida, todo era reconfortante, todo era armonía.

Los campos estaban cubiertos de amapolas, las mariposas revoloteaban por el espacio abierto, los manantiales corrían por las veredas de la vida con su cálida agua pura.

Las risas de los humanos acariciaban sus rostros, la belleza, el buen humor y la sensación de paz llenaba la tierra de ese sentimiento eterno, de esa delicia que significaba la sensación de estar vivo.

El mundo se entonaba con una melodía de pureza, que transcrita en la tierra significaba la serenidad de todos los seres vivos.

Todo era armonioso, pero un buen día, llegó un hombre que ensombreció el bello paisaje, era gruñón y mal encarado y comenzó a crear mal ambiente a todas las criaturas de la tierra.

Su influencia magnificó la malicia y creo el desconcierto entre los otros seres.

Ya la paz no moraba en sus espíritus porque él, con sus malas intenciones derramaba malas energías al resto de los humanos.

El cielo se iba cubriendo de espesas nubes.

Ya no lucía el sol, las energías de ese hombre mal encarado, desdibujaba todo a su paso.

Con gran tristeza aquellos seres, que en principio estaban llenos de amor y de luz, notaban el peso de la nostalgia, de lo que habían sido sus vidas, antes de la llegada de aquel malvado, que con su malicia creaba la incertidumbre, ante los seres humanos, buenos de corazón, que sólo querían extender su amor al resto del mundo.

Las horas se hacían interminables, los días enmascarados de las marañas angustiaban a todos porque la maldad de ese hombre se repartía por todo el mundo.

Se encargó de hacerles creer que la vida era más interesante creando malas vibraciones.

Ya los demás no veían la bondad y la ternura, pensaban que en las malas acciones estaba la verdad absoluta.

Y todo degeneró en tristeza.

Se sentían castigados por los días calurosos y abrumados por los días fríos, no veían más allá de las palabras mal intencionadas de aquel ser soberbio, que con su mala influencia permitió el desgaste de energía que abrumaba a todo ser con el que se relacionaba.

Cada día que pasaba, se hacía con más seres humanos y creaba más confusión, el rostro envenenado de ese ser cautivó a todos los seres buenos de corazón, dándole a entender que con la fuerza física y viendo la vida de esa forma negativa iban a conseguir más poder.

Debido a ello comenzaron las guerras entre los seres que querían el poder y las personas que no lo deseaban.

Y así empezaba la lucha desgastad entre lo que se suponía que estaba bien y lo que no es razonable para llegar a un estado de paz.

Pero siempre quedaba la duda existían seres que transmitían paz, seres que con un gran corazón eran capaces de llegar a la profundidad de otros seres porque el amor es la luz más hermosa que existe en el Universo.

Y gracias a esos seres, ese ser despiadado se fue quedando solo, ya que comenzaron a dudar de sus acciones, ahora ese ser maquiavélico era arrimado a una esquina ya nadie confiaba en sus palabras.

Al final era tan desgraciado que lloraba como un niño pidiendo a gritos ayuda. Amargado y desconsolado se acercó un ser bondadoso y le ayudó a salir de su estado de total tristeza.

Enfermo y sin ganas de seguir luchando, rogó al ser de luz algo que iluminara su vida.

Y comenzó una nueva vida para el ser malvado, ahora sus ojos brillaban, se olvidó de aquellas horas de angustia, el pasado quedaba atrás y sus buenas intenciones comenzaron a llegar.

Lleno de amor deseaba que las demás criaturas de la tierra se llenaran de su bondad y ternura.

El espacio de la vida tomo la forma divina, todos los seres humanos desprendían esa energía que se extendía a todos los lugares del mundo.

La naturaleza junto con los seres vivos formaron la cadena de amor más grande del Universo y entonces, ya nada lograba vencer la paz de la tierra.

Pronto la vida tomó nuevamente el buen sendero, la brisa incontenida daba un agradable frescor y las almas se deslizaban por el mundo acariciando cada lugar, cada ser que se encontraba por el camino.

Y así se llegó al estado celestial, el mundo perfumaba amor y ese amor crecía en ternura y ante la amenaza de alguno que se le cruzase por la cabeza la mala energía estaban los seres de luz para sanar su parte débil.

Apareció entonces en sus vidas, las ganas de seguir en paz consigo mismo, y en cuanto alguno se atosigaba por el camino, los seres de luz les ayudaba con la transformación, que consistía en valorar las pequeñas cosas que les daba la vida.

Les enseñaban a leer por los caminos y ver donde se encontraba la verdad, en los sitios más insospechados, en los lugares donde el mundanal ruido se escapaba y aparecía la calma.

En el interior de cada uno donde su alma reconfortada esperaba ponerse en contacto con su ser y así llevaban mejor los obstáculos del exterior.

Animaban a meditar en silencio, en principio acompañados por los seres de luz pero con el tiempo los dejaban solos para alcanzar la plenitud cada día en ese estado total de reposo donde nada ni nadie podía perturbar la serenidad.

Y allí, en el mejor estado de consciencia, encontraban la paz y sus vidas comenzaban a fluir de forma que todo cuanto hacían lo reforzaban con amor y resultaba más sencillo y reconfortante.

Pero aún quedaban seres rezagados que nos disfrutaban de esa paz, ya que pensaban que ese estado era difícil de conseguir.

Tenían miedos ocultos, temían llegar a perder el control ya que el temor a no saber que había después, en ese límite entre quisiera, pero no te atreves, era el peor miedo, ya que se resistía, se hacía cada vez mayor y no les permitía salir del estado de confort (que no es la claridad sino el desespero a enfrentarse, con lo que existe detrás de ese velo que resulta oscuro).

Y cuando se enfrentaban a cada obstáculo de su vida se daban cuenta que iban desapareciendo esos quistes encallados, tan difícil, pero que al final se conseguían eliminar y lograban la felicidad, era nada más y nada menos que el pensamiento que no había nada imposible en la vida.

Que la vida era sólo amor y con ello el mundo disfrutaba de la calma y la serenidad que los seres humanos necesitaban y que con ello se vencía cualquier obstáculo.

Con amor no existían obstáculos, porque envolvían con su ternura a todo ser, ya que era el mejor regalo del Universo.

El mejor sentimiento era la bondad y la ternura que cada ser entregaba al otro y con ello, la delicadeza de ser feliz en cada instante de sus vidas, porque no existía nada más hermoso que el cariño de un ser amoroso.

Y nada más reconfortante que poder compartir el amor a todos los humanos, es así como llegaron a ser felices.







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