FANNY RUBIO

Vamos con una poetisa española, Fanny Rubio, Su reseña biográfica: (extraída de http://www.poemas-del-alma.com/fanny-rubio.htm)
Fanny Rubio nació en Linares, una localidad en la provincia de Jaén (España). Es doctora en Filología Románica y trabaja como profesora en la Universidad Complutense de Madrid. Además, cultiva la lírica y la narrativa. Algunas de sus publicaciones más destacadas son sus poemarios"Las revistas de poesía" y "Poesía española contemporánea", y sus novelas "La casa del halcón" y "El hijo del aire".
Detrás de su obra se encuentra una mujer con ideas feministas sumamente originales. Cabe aclarar que el suyo es un feminismo que se opone al actual, que propone el combate como medio de alcanzar las metas, prestando más atención a los asuntos internos que a las consecuencias externas de los actos. Y desde esa postura, Fanny observa el mundo y lucha contra la infelicidad que, está convencida, asedia la vida, provocando soledad y odio.
Ante la pregunta "¿Qué significa para ti escribir?", Fanny responde que sólo escribe aquel libro que se le impone; es decir, aquella obra que considera estrictamente necesaria para estar en armonía consigo misma. Asegura, además, que escribe para plasmar sus diferentes estados de ánimo. He seleccionado este poema…

PERVERSIDAD INDEFINIDA

Por este bello frasco hoy soy capaz de
terminar tu historia. Míralo entroniza
do: sólo una de sus gotas marca el lí-
mite de tu perímetro sobre la sábana
e inspira el adjetivo justo del antiguo
deseo.

Debo reconocer que en otro tiempo sentí
hospitalidad donde hubo aroma. Pensé yo
que adoraba el gesto hidalgo, la soterra
da tecla, el paseo ilustre sobre un fla-
mante coche de alquiler y la llegada
de tu bondad legisladora (doble llave)
cual si viniera de celebrar sus Cortes
de Toledo. Mas no fue el hombre sino

su bálsamo lo que acotó la seductora
geografía. No fue la voz acariciante,
las ínsulas soñadas, el último dietéti-
co capricho -tu zona de poder- en mi
despensa lo que inundó de luz la tarde
pudorosa

sino el viento que ataba la prolongación
tenue de mi desasosiego. Ay, portero
de noche, dulce mío, te debo confesar
que fue la huella del perfume que se
extendió en tu cuerpo lo que yo amé

y él sólo fue partícipe y testigo de
la hermosa mentira.

Fanny Rubio​