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Hurts.

Publicado por Dark_Fairy en el blog Monster.. Vistas: 704

Chihuahua no es un lugar muy grande, pero uno si se da cuenta de las distancias a través de los recorridos que a a diario hacemos, uno si siente como todo se va alejando por tiempo indefinido, uno ve como su calle queda atrás, como los tinacos se quedan ahí, quietecitos, mirando como se aleja el camión verde y blanco que nos lleva hacia todos los lados que te imagines.

Pero tampoco es imposible trasladarse.

Sus avenidas son muy grandes, corren los carros a toda velocidad, la gente camina desparramados en las banquetas no les interesa respetar el caminar del otro, en la calle cuarta se hace un horror, pero esa calle es para otra historia, una que sea menos tosca. Hay días como éste, ya han existido antes, en los que espero por algo que luego al paso de otros días, de otros eventos, rechazo, pero si, ya los he tenido, hay días en los que uno no espera nada y se la pasa bien tomando café negro o a veces con crema, viendo cualquier cosa, limpiando la casa, esperando que llegue el momento de volver a la escuela con los niños, de volver al ataque, esperando, hay días en los que a uno le dan ganas de llorar -como éste- pero se aguanta uno, se pasa la saliva gruesa de los lloriqueos, de los espasmos, y sigue uno intentando sonreír o al menos conservar el gesto de siempre.

Hay días en los que, a veces a éstas horas, todavía no despierto.

Hoy ya desperté y es cuando uno piensa en la quietud de la mañana:

''Tal vez, sea mejor así, quedaba muy lejos aquello y ya he visto que no iba a poder cumplir'' Como dije, Chihuahua no impide trasladarse, pero a veces si causa muchas tragedias.

El día del accidente, ya sé que pasó, ese día ya lo resolví.

Por eso me duelen todos los huesos, porque, decidí apostar por sus vidas, no por la mía, yo si me moría por algo, aunque no lo pareciera, prefería eso a dejar de ver sus caras, ya lo tengo, ya sé que pasó, por fin.

Mis sueños siguen congelados, allá por la Avenida Dostoievsky, en un día de invierno, en un frío día del amor y la amistad, con una libretita de hojas de colores en la mano, con unos tenis negros, clásicos, vestidos de jeans deslavados y una playera blanca, ahí siguen, no envejecerán, ni se pudrirán, ni se van a ensuciar nunca con el maltrato de la gente, de la indiferencia, nunca van a agarrar nada de malicia mis sueños, son inocentes, puros, blancos, están dormidos, flotando entre las repisas de las tiendas, entre las estrellas de los veranos que todavía les falta por despertar, todavía no están listos para el éxito, nadie podrá lastimarlos nunca a mis sueños, ellos duermen profundamente esperando por mi, para cuando llegue el amanecer de ellos y yo les diga que es el momento, que ahora si no hay que mirar atrás, todavía no se llega a eso, y aún permanecen en silencio, llenos de paz y de certidumbre.

No soy mala por dejarlos dormir y no interrumpirlos, pero a veces es bueno dejarlos tantito de lado para poder hacer otras cosas, no podemos traerlos a éste mundo, los sueños son como los hijos, no puedes tenerlos cuando vive uno en un lugar tan lleno de impurezas, cuando uno mismo no se los merece, no soy mala por dejarlos dormiditos, que sigan durmiendo hasta que ésta bruja antigua pueda ser capaz de realizarlos responsablemente.

El sol de las seis, se vuelve naranja y amarillo.
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