La mandolina

El domingo pasado fué un día especial, era el cumpleaños de mi gran amiga en Cristo Alma, estando en misa ella tocó su mandolina con gran fervor acompañando los cantos litúrgicos armoniosamente.

Al final de la misa salió de prisa pensando en preparar los detalles para su fiesta que olvidó su mandolina.

Al día siguiente se percató del incidente fué a la iglesia pero se encontraba cerrada, su rostro se maquilló de tristeza pues la mandolina tenía un valor sentimental para ella y bellos recuerdos.
Sus delicadas manos habían amansado las notas de esa mandolina desde los años de su juventud al servicio de Dios.

En oración Alma le suplicó a Dios poder recuperarla y continuar tocando como siempre lo había hecho a los pies del Señor. Mas tarde le avisaron que un servidor de la iglesia había guardado la mandolina en la casa de Dios, fué tan grande su alegría que volvió a nacer en ella la luz en su rostro y esa hermosa sonrisa brillante que nos contagia a todos, parecíera que su alma estuvíera en la gloria de Dios.

Cuando le sirves a Dios le entregas tu alma con gozo siempre, feliz estoy con ella de que pueda darle a Dios su servicio con amor y humildad y el talento y dones que Dios le dió.

No hay mayor júbilo que servir y alabar a Dios, tal vez el mundo no comprenda este gozo, pero cuando amas a Dios le entregas todo tu ser con amor.

(Reflexion dedicada a mi gran amiga en Cristo Alma)


Rosa Maria Reeder
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