La Sirena Y el Marino En Isla Embrujada (Arnet Y Lunha)

En letra fucsia: Lunha EmbrujHada
en letra azul (Arnet Fatheb Grothen)

La Sirena Y el Marino En Isla Embrujada


En bajel de nenúfares floridos
ven a mi isla de azules embrujada
que en mi pecho hay nelumbos escondidos
y mi boca carmín es marejada.

Aunque en aguas extrañas he esquivado
navegar entre bóreas mistrales,
tu deseo inefable y embrujado
mi bajel ha atraído a tus corales.

Sobre perladas olas de carey
te llamará dulcísono mi canto,
fantasías de mar en Siboney
te apresan en las redes de mi encanto.

Hacia mi ruta de ambrosías ven
a mojarte de espumas y coral
como el mar a la luna en un vaivén
hazme el amor bajo el azul cristal.

Voy atado evitándome un febril
desvarío a tu canto en fantasía,
mas brota en mí, cual brasa de un candil
un tórrido deseo a tu eufonía.

En poseidonias y algas submarinas,
tu música, sirena, me embelesa,
las cuerdas que me amarran las lancinas
con dagas cual tus pechos de posesa.

Y me envuelve en sus mares Poseidón
que deseoso a mis orillas rema
y cedes a mi embrujo cual tritón
en cuyas brasas tu candil me quema.

En mis labios de nácar, seductora
tu lengua en frenesí, sedosa triscas
y excitada bajo la linfa ancora
entre mis blancas cumbres de moriscas.

Sucumbo a tu marea que atrevida
me deja sumergido en tus fulgores
que en un tropel de olas vas ceñida
de desnudez que atrapan mis amores.

Tu cuerpo voluptuoso a mi me enerva
y en éxtasis tu beso efervescente
me torna en cazador y tú mi cierva,
mi flecha es la lujuria en mi simiente.

Soy tu cierva, marino y me cabalgas
al bordar mi cintura de iris peces
en satén de madréporas y de algas
en tu brío atrevido me estremeces.

Dejas que en éxtasis, golfanes halle
de blancura danzante en mis entrañas
y acariciando mi desnudo talle
de tus amores mis honduras bañas.

Embriagado del garbo en tus nelumbos
me entrego obnubilado en tu atolón
y encallando en tus riscos sin más rumbos
he perdido en tus labios mi timón.

Con tu beso despierto en tu regazo
y una gorgonia adorna tu mirar,
velando tu tristeza en un abrazo,
¡ya sabes que me llama el ancho mar!

Se escuchan sollozar las caracolas
tras el último y embrujado beso
como Criseide enfrente de las olas
yo me quedo anhelando tu regreso.

El alba ha amainado la tormenta,
desato las amarras y aparejos
anhelando tu indicio que se ausenta
como sueño en marismas a lo lejos.

Mi marino se aleja en ancho esquife
hacia el nocturno piélago se marcha,
de azabache se tiñe mi arrecife
y el fuego de mi piel se torna escarcha.

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