LA ULTIMA CITA (Dueto con ANTHONY ACOSTA)

DUETO LA ULTIMA CITA
Anthony Acosta: Letra Azul
LunhaEmbrujaHada: Letra Fucsia



¿Recuerdas nuestro amor? Era vasto y robusto
corría por los prados de vírgenes violetas,
más bello que la luna, detrás de aquel arbusto,
seguida de una corte de ángeles y trompetas.

Lógico que recuerdo, fue como el mar vetusto
el faro de tu mirar cual brisa a las veletas,
muchas noches infértiles que recuerdo y disgusto
porque amarte es pasado... son huellas obsoletas.

Hoy todo tan distinto, bajo la umbrosa toga
la luna ya se aparta por hondo precipicio
dejándonos a espaldas la pobre sinagoga.

¡Siento morir!... La sed del rescoldo quemado,
la catarsis vivida quien nos saca de quicio...
tú sabes musa mía... ¡Ya es amor fulminado!




¿Recuerdas nuestro amor? Dio paso la locura,
entonces fuimos niños, besando rosa roja,
fuimos agua en el agua cuando la mar antoja
ser de la luna espejo en azul galanura.

Recuerdo tu semblante de cielo y tesitura,
pues hoy en ti y en mí, la lágrima moja
porque ello es natural.. si el odio nos escoja:
Perseo a la gorgona: la decapitadura!

Tan Llena en soledad, arduo silencio y musgo
lloraron las montañas en nuestra oscilación
murieron las violetas, en lluvia fría y engusgo.

En cada madrugada se muere este presente
y hasta la melodía pone fin a la canción,
y nuestra historia al fin... fue lo indiferente.

Nos sorprendió la tarde, así, cansada, triste
guardando en una alforja, los besos en herrumbre
el eco de un te amo, las quimeras sin lumbre,
y buscando mi alondra, en tu mano el alpiste.

Entre las amapolas, las flores allí diste
néctar a nuestro beso, fue llegando a la cumbre
de aquel jardín benigno, y quizás por costumbre
tu corazón intacto e iluso me ofreciste.

Espera el crepúsculo matizarnos la herida
solloza ensangrentado de estrépito, doliente,
suspiran arrecifes ante otra despedida.

Dime ¿Cómo endulzar con harta sal la mar?,
Musa de dopamina y desamor sirviente,
cuan lejos estés ya nunca te podré hallar.

Cántaros de lágrimas al río lo coronan,
comprendo ya del río ese ronco lenguaje
pues mi pena es su pena y aunque hondo me amortaje,
lleva en sus corales, corrientes que blasonan.

Nuestro Fénix ya muerto, cenizas no emocionan,
tratar de reconquistarte es un fuego malage
que incinera el estío y nos deja el coraje,
las cárceles y huesos sacros nos aprisionan.

La lluvia fiel testigo, que te amáse en exceso
cada gota es el mar que onduló en suave miel
esa ignota amalgama, ese adiós, ese beso.

La lluvia, los caudales, las lágrimas... tú y yo
en días vespertinos que nos da el arancel,
llorar uno por otro al amor que murió.

Ya no brillan, ni un poco, tus ojos en romance
y bajas la mirada ante llameantes ojos,
por la chimenea escapan los despojos
de aquello que flechaba, la noche, eterno dance.

No se siente que mis pasiones al balance
se propaguen en ti, cual marchitos manojos
de flores secas, pálidas... no son glóbulos rojos
que burbujean por amor y la ternura amanse.

No se en tus labios cuántos besos se quedan,
dejaré en un suspiro el réquiem de un te amo,
y en tu cuello gemidos que encendidos se enredan.

Y cerraré los ojos, solo en ti pensaré
yendo al camino ciego, llorando en otro tramo
tendré en la sien que como a ti nunca amaré.



Y la noche congrega esa ultima cita
do tu piel anajena, a la mía en caricias
y me moja despacio de alocadas albricias
y aloja en mi garganta mi voz que en calma grita.

Erré y quizás te amé por ser la más bonita,
hablaban de ti mucho como nuevas noticias,
porque hermoso fue amarte, mirarte sin malicias
y al despertar del sueño, el amor se desquita.

No llores por favor, mujer dulce y amena,
seré en ti picaflor que ronda, flor de lis,
y en otra mujer te veré en la luna llena.

No pretendo retenerte, aunque de a poco muera
y como te quiero tanto , quiero, seas feliz
se nos ha hecho tarde y hay alguien que te espera.
​