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Las campanas de navidad

Publicado por spring en el blog Inventándome primaveras.... Vistas: 324

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Las campanas de navidad
En la noche en la que nació el niño Jesús, los primeros en enterarse de la noticia fueron los pastores que trabajaban en los alrededores de Belén.

Unos ángeles llegaron hasta el monte en donde descansaban los pastores y les dieron la noticia:

– ¡Hoy ha nacido el hijo de Dios en Belén!

Los pastores se asustaron bastante al ver a los ángeles, porque nunca habían visto criaturas así, y aun así, decidieron acudir a investigar por si aquello que acaban de oír era verdad.

El único pastorcillo que no se asustó fue Gabriel, un pastorcito ciego de nacimiento, que tenía tres ovejas a su cargo: Blanquita, Lanitas y Baladitos.

El pastorcillo Gabriel y las campanas de Navidad,Gabriel no pudo ver a los ángeles, pero sí escuchó sus melodiosas voces, y se llenó al momento de felicidad e ilusión por conocer al pequeño.

Pero el pequeño Gabriel no sabía llegar hasta aquel lugar. ¿Cómo iba a hacerlo, siendo ciego? Eso sí, el pastorcillo tenía un fabuloso oído…

Para reconocer a sus ovejas y saber por dónde iban a cada momento, Gabriel les había atado al cuello un cascabel.

Cada una de los cascabeles tenía un sonido diferente. De esta forma, podía reconocer a sus ovejas, porque Gabriel tenía un oído finísimo.

Así, Gabriel era capaz de distinguir el sonido del cascabel de Blanquita, que hacía ‘tilin tilin’, o el de Lanitas, que hacía ‘bling bling’ o el de Baladitos, que hacía ‘rin rin’.

Y de pronto, en medio del silencio que reinaba en la montaña, el pastorcito escuchó el fuerte sonido de una campana, y era un sonido que no había oído antes: la campana hacía….

– ¡tolón tolón!

Gabriel busca el origen de aquel sonido de las campanas de Navidad. Lleno de curiosidad, el pastor pidió a sus ovejas que le siguieran y empezó a seguir el sonido, que le iba guiando constantemente con un tintineo muy fuerte:

– ¡Tolón, tolón, tolón, tolón!

– Vamos, ovejitas, por aquí, ¡seguidme! ¿De quién será esa campana? ¿De dónde viene ese sonido?- se preguntaba Gabriel.

Y el pastorcillo al fin llegó hasta el lugar de donde partía el sonido. Al pararse frente al portal de Belén, los demás pastores se apartaron, sorprendidos al verle allí.

El niño Jesús le miró, sonrió y de pronto, Gabriel pudo ver por primera vez en toda su vida.
El pastorcillo no podía creer aquello: ¡podía ver al niño Jesús, a la Virgen con un precioso manto azul y a San José a su lado!

Muy cerca había una mula durmiendo. Parecía cansada… y un buey, que estaba venga a menear de un lado a otro una campana grande que colgaba de su cuello…
– ¡Tolón, tolón, tolón, tolón!

– ¡Ese es el sonido! ¡Es la campana que me guió hasta aquí!- exclamó asombrado el pastorcillo.

El niño Jesús volvió a sonreír, y Gabriel se dejó caer de rodillas para darle las gracias.
Desde entonces, en Navidad, suenan las campanas muy fuerte, para indicar que ha nacido el niño Jesús.

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