¡¡MI PADRE!!

¡¡MI PADRE!!

Mi padre era un romántico
amante del amor y los silencios,
amante de la ópera italiana
y de los versos de Almafuerte.

Mi padre era esgrimista,
un maestro del florete,
lo recuerdo en sus poses
en la estocada enmascarado,
sobre una escuadra
de lucha y combate.

Lo recuerdo en las tardes
de tertulias, entre poetas
la tetera humeante
las tacitas de porcelana
y para los niños chocolate.

No supe hasta de grande
que en su juventud
tuvo una vida de atleta
internándose en matorrales
semidesnudo como tarzán
sus espaldas doradas por el sol
y una armadura por manos.
La escarcha en las madrugadas
se derretía en la gramilla
y el caminaba con sandalias.

No supe hasta de grande
que en su juventud
se enamoró de mi madre,
a quien amó a lo largo de su vida,
la de ella que temprano navegó
en la barca de Caronte.

Aún recuerdo el rostro de mi padre
y su joven mirada en sus 85 años,
y poco recuerdo de querida madre en sus 36años.

Solo sé que de ella tengo los ojos grises
y el gusto por el aroma del río y las flores,
y de él, mi amado padre
el amor por la música, la poesía
y mi eterna fantasía.-