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Mom Celia.

Publicado por Dark_Fairy en el blog Monster.. Vistas: 635

Para éstas fechas, Doña Celia ya comenzaba a preparar las ensaladas de atún y el agua de limón, ''la flaca'' ''la paloma'' y otras dos perras chihuahuas, la acompañaban siempre en la cocina, ella les daba de comer todo, hasta coca cola y pan, yo a veces la acompañaba al médico acá por Pensiones Civiles del Estado, sus hijos no la tomaban en cuenta, casi siempre estaba sola, yo cuando la veía, le daba un beso en la frente.

El desierto además de peligroso, es muy aburrido, y uno de sus hijos, el más chico, siempre estaba en el gimnasio o en la Ciudad de México, casi no hablábamos sobre él, pero cuando me decía algo a ella se le iluminaba el semblante, tenía muy breves ratos de lucidez y eso fue lo que terminó de hundirla.

Su casa en la calle veinte y cinco y Riva Palacio, del barrio de todos los barrios, casi ya no tiene rastros del incendio del treinta y uno de diciembre, para el día primero del año, del nuevo año, mi amiga Celia de ochenta y pico de años, ya había volado lejos de aquí, de sus hijos, de mi, ya estaba en otro universo, en otras casas, haciendo otras ensaladas de atún y jugando con sus perras porque, a través del tiempo, fue perdiéndolas, ya para el día cinco o seis de enero, el hijo que se la pasaba en el gimnasio, había reparado los desperfectos y lo tiznado de la fachada, pero a mi amiga Celia, eso ya no le interesaba.

Ella me compraba donas de la calle, de las que venden atrás de Pensiones Civiles, porque ella ahí tenía su servicio médico, también comíamos tamales y café, después la acompañaba hasta su casa, que no quedaba lejos de la mía, platicábamos hartas horas, sacaba ropa muy antigua de su closet y me la daba, sus ojos aún conservaban la razón que poco a poco estaba siendo destruida.

Pero el día primero del año nuevo, cuando yo traía unos zapatos amarillos, cuando Ferris también estaba tirado panza arriba jugando con el rey, leí que mi amiga Celia, se había ido y que nadie pudo traerla de vuelta, yo salí a conseguir ocho mugrientos pesos para el pasaje y venir a verla a la funeraria, acá para la Deportiva Colón, acá por mis rumbos, pero los domingos allá pa' donde vivo, nomás salen las hormigotas a picarle los pies a la gente, la verdad llamé para la funeraria y no supe que más decir, mi amiga ya no estaba, mi amiga de ochenta y pico de años.

Para éstas fechas ya salía a barrer la calle con sus shorts rosas y una gorra morada ''Vente chiquita, titita'' Así les decía a las perras, todas en fila, todas alborotadas cuando me veían, todas temerosas, yo le agarré el tonito y les cantaba a los míos, a los perrotes, a Ferris también, porque la conocía desde que Ferris ni siquiera sabía sobre el rey.

El desierto también se pone triste, no creas que no.

Para el día primero del año, mi amiga Celia fue a hacerle enchiladas y aguas de horchata al rey... Porque también al mismo rey de siempre, de todos los tiempos, de todos los ocasos, le gusta la comida mexicana.

Ya no quedan rastros del incendio.
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