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Poema CLXXVII: Castigo

Publicado por Abrahám Emilio en el blog El blog de Abrahám Emilio (Todos los derechos reservados). Vistas: 547

El amor y el dolor ya no menoscabará
como el incienso de las rosas se secará,
todas mis lágrimas que brotan a gran pirueta
serán las punzadas sonoras cantando coplas
y desparramando mi sangre carmesí en copas
de su desamor; será pues, turno de mi vendetta...

alocados ojos se iluminan al precepto
y mi resentimiento de ignorante molesto,
planearán la tetra infalible y evidente,
riéndome por mis chascarillos y la vesania,
olvidando aquello: la liberal insania
y llegando sin querer por fin a otro tangente.

Serás tierra, polvo y aserrín que he de barrer,
agrio amorío que no se puede vender;
meditando cuando fuiste el amor imposible
como el día tan especial y mi natalicio;
serás como agua que se va por un orificio
el jugo mortal que al beberlo, mi yo, prohíbe.

¡Mujer!... testimonio de maldad y anarquía,
mi deleite divino que abrillantan los días
de mi presente; y el futuro solo es mi azote,
mi "amor platónico", mi amor terco y baladí,
porque como estatua en mis sueños, yo la esculpí
con plata, latón, aceros, oro, hierro y bronce...

Y ya todos mis amigos saben de mi pésame...
recuerdo cuando le imploraba ¡¡ por favor bésame!!
y ella me respondía "es broma solo jugaba";
muy sensual interrogaba: ¿acaso no te gusto?;
pero, ¿qué me quedaba por decir?... y por bruto
más y más pensaba, soñaba y me ilusionaba.

Ya llegó la hora de mi frialdad y mi vendetta
es el turno de mi estrategia y la jugarreta...
llegaré a enamorarla ¿no sé si está mal?
pero el resentimiento me inclina a la venganza,
y dentro de mi vesania todo es liberal,
yo fui la víctima, y el coraje por fin le alcanza...

mi cerebro con manos escribió lo concreto
pues cerró aquel sentimiento y abrió un precepto;
lanzarle "la fruta dorada" y cuando ya quiera
morderla, quitársela y devorármela yo;
o invitarle tal caramelo duro y de piedras
y me reiré al ver que su diente se rompió.

Ya no piensa la conciencia: el inmundo dolor,
¿perturbar la venganza o renacer el amor?...
me siento tan mal, pero mi vendetta es soberbio
crea miles de embustes con su tremendo ingenio,
cojea al ejecutar mi más lúgubre sueño,
reniega al desamor y el no ser correspondido,
pero dejo todas las palabras... y, ¡qué bueno
que mi pasos de venganza " no hagan ruido"!

Al cumplir con mi venganza, terminaré destrozado
y por ello mismo moriré envenenado...
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