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Poema LXXIX: Sueño de tristeza y resignación

Publicado por Abrahám Emilio en el blog El blog de Abrahám Emilio (Todos los derechos reservados). Vistas: 755

Soñé como si fuese de verdad
infortunios que podemos pasar,
la tristeza y la muerte injusta,
nunca como nunca he pensado
ese sueño que me asusta
jamás me hubiese imaginado
y sin preámbulos contaré esto que me disgusta:

La familia de mi padre, 3 primas hermanas,
mi tía yo…
asistimos a una fiesta enorme
como si fuese botado por la ventana,
globos, alegría de cien invitados
y al borde un gran estrado,
todo era la locura de una fiesta de alegría
pero un gigante dolor se ocultaba:

Era la historia de una chica hermosa,
14 ó 16 años, edad dudosa;
la fiesta era solo una triste razón:
“la chica moriría en pocos días”
víctima de una enfermedad que no tiene sanación
y su cumpleaños, no lo celebraría.

Sus padres organizaron esa fiesta
tratando de celebrar los días
adelantando su cumpleaños
pues faltaban 3 meses…
a ese dolor camuflaron la alegría,
quisieron motivarla con invitados
pero esas tristezas con nada decrecen.

Posterior a los agitados bailes,
la señorita estaba en el estrado
y no había dicho ninguna palabra.
en una pausa gritaron todos:
“queremos que hable”.
tenía el rostro estrujado y sonrojado
tenía en sus manos un cuaderno rojo…
la miraba y no entendía por qué así actuaba.

Ella se rehusó a hablar,
me pidieron hablar por ella
argumentando que yo era un poeta
y solo yo podía exponer mejor sus ideas
con tan solo leer su cuaderno.

Comprometido con la gente,
subí al estrado, ella me dio su cuaderno
¡no puede creer!... era su diario,
al leerlo pasaron muchas cosas por la mente
me di cuenta que la vida es un sicario
que solo eres dueño de tu alma
pero jamás de tu vida y cuerpo.

El libro remitía:
“he sido feliz en poco tiempo,
he tenido lo mejores padres,
ellos me extrañarán de por vida;
en mi corta edad me enamoré de alguien
y jamás se lo dije, he compartido una vida anhelada;
mi vida se acaba, es un inacabable ayuno
y todo lo demás tristezas”
Como si fuese yo quien moriría
hablé llorando,
la gente entendió ese dolor
que sentía la señorita,
cada palabra de tristeza fui recitando;
y pensar en verla partir ahorita.

Cuando terminó la fiesta, luego de 5 días
me llenó la pena cargado de culpa
ante una carga de nostalgia,
obvio: la señorita ya no vivía.

Sueños raros que no se repiten
sueños que nos hacen reflexionar,
porque a veces
no se viven para contar.
A wilber1967, cayendo como las hojas y numal les gusta esto.
  • numal
  • Lidia Jaiah
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