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Poema XXII: El abandono

Publicado por Abrahám Emilio en el blog El blog de Abrahám Emilio (Todos los derechos reservados). Vistas: 829

Vuelen alas arqueadas,
absorban profundamente el polen,
vuelvan absurdas a las andadas,
vuelvan al estrépito desorden.

El gorgojo de ojos gigantes,
panza gorda llena de sangre
contagiosa en cercanía,
escurridiza, fea y sin simpatía.

Ay, que dolor de ese adiós,
uña y dedo son separados,
quema fuerte el sol la cabeza calva
infortunio de quien nadie se salva.

La saliva de los rosados arcos,
el sin dientes de los pozos,
y ese deseo insaciable,
ella, se va, deja a su esposo...
convivir no es rentable:
insectos atrapados en sacos.

Bordan a 360º los platillos musicales
encienden candelas apagadas,
la cabeza señala los flancos del horizonte,
el ruido es fresco y venerable
y en cierta forma apacible...
pero no se puede escalar,
ese cuerpo ni sus montes.

Invisible e inevitable abandono,
donde el hombres es piedra, ya no, lodo;
y muere como flor sin abono,
y se pierde sin darlo y quedarse solo,
es un brazo partido por el codo.

El maniquí como si fuese nube
gotea, ay gotea agua,
la fuerza centrífuga bloque los sentidos,
y el desespero a la cabeza sube,
es una impotencia del reprimido,
es una lluvia, es una garúa...

El diminuto motor de los dientes,
profieren aires bohémicos,
ay, bastones que caminan solos,
los globos blancos necesitan lentes,
el abandono tiene cierre hermético
y son tan indescifrables sus fuentes.

Se va en una casa rodante,
o un halcón metálico,
o sino a pasos acelerados,
ese abandono es un viejo errante
fuerte y a veces flemático,
es como una apuesta al tiro de dados.

Se desprenden las uñas,
el gorgojo está aplastado,
ya no giran esos platillos musicales,
el oro pierde su brillo dorado,
y con su fluidez todos acuñan;
abandono y sus crueles tonalidades.

La lengua, los ojos, el cuerpo
materias presentes del adiós,
y solo basta una súplica, terco y terco,
el abandono, donde uno ya no es uno
sino desde ahora son dos.
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