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Quijotadas I

Publicado por malco en el blog El blog de Malco / El solar de la palabra.. Vistas: 673

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Don Quijote y los mariachis

De manera evidente
solitaria esta la casa
enseguida se presiente
que algo rara en ella pasa,
de buena fuente me han dicho
que al Quijote lo han visto
por los lados de Jalisco
con un grande sombrerote,
enredado con mariachis
diciendo ¡Me cachis!
y con pose de machote,
con disfraz de mejicano
dadme un tequila mano
que os canto una ranchera
de la manchega manera
y veréis que soy un charro
que en carreta como carro
he cruzado la frontera.

Os canto un corrido
que del pecho me sale
su nombre de pila Mauricio Rosales,
le dicen el "RAYO",
pues de un solo disparo
ha matado tres caballos.

Esto se compuso
y el asunto se aclara
llegó Agustin Lara
y Jose Alfredo Jiménez
preguntando que a quienes
les gustaba el bolero,
eso no nos conviene
no sean tan groseros
somos meros machotes
de cascos ligeros
nos gustan las viejas
y somos parranderos.

Saltó Don Quijote
calmaos amigos
somos mexicanos
con sangre de hermanos,
mi acento no engaña
he nacido en Jalisco
una clara mañana.
Cantaos con gracia
un aire "Jarocho"
o algún tapatío,
mientras yo me abrocho
el cinturón mio.

Mucho lo sentimos
ilustre caballero
solo cantamos
los mencionados boleros,
que curan despechos
con muchos te quiero
asi ande con otro
y me de desespero.

Mientras,
Sancho nervioso
de esta nueva aventura,
ve receloso
que con poca cordura,
el de la triste figura
como ya es costumbre
y la historia me ahorro
le rompen el morro
de un solo envío,
y a mi en su socorro
me toque lo mio.
Para calmar los nervios
antes del enredo
elevo los ruegos
al mismísimo cielo,
como dice el dicho
aqui me revelo
a Dios rogando
y yo masticando.
De entrada ya lleva
siete burritos, seis quesadillas
ocho fajitas y nueve tortillas,
su mole poblano, su carne enchilada,
su pico de gallo y como diez empanadas,
eso no es mucho es solo la entrada.
Los mariachis contentos,rancheras cantaban
Don Quijote encendido alegre bailaba,
mas llegado el momento empezó la pelea
al brindar con tequila por Dulcinea,
Agustin y Alfredo al oir aquel nombre
los dos iracundos en breves segundos
le dicen al hombre de la triste figura
que con ese brindis ha caido en hondura
y es ofensa latente, pues ambos ha tiempo
son sus pretendientes.

Monta Don Quijote en cólera,
pero que habéis dicho
os ha picado algún bicho
y os ha hecho delirar,
con acento mejicano os digo
pues no volváis a nombrar,
a la mujer de mis encantos
o si no os quebranto
las piernas con sus pieces
y os haré sufrir tanto
como le hice a Apuleyo
también os rompo el cuello
la crisma y las narices
mientras yo como perdices
al verlos en el suelo.

Jose Alfredo se abalanza
sacando toda su grey
y le grita soy "EL REY"
y "Ando volando bajo"
con "La muerte entre los puños"
mejor te haces a un lado
no me estorbes o te "fuño",
Don Quijote se impresiona
y enseguida reacciona,
oidme barrigón
os pondré este guitarrón
asi en vuestra cabeza
si osáis a mi grandeza
retar en mi coraje
pues es de gran vileza
y cosa harta fea
pretender a Dulcinea
provocando mi fiereza.

No tentéis que no es broma
ya mi enojo asoma
y hasta las piedras tiemblan
si por defender mi linda prenda
la vida se me afloja
pues Dulcinea no es hoja
que a cualquiera se le antoja.

Y al estar desprevenido
el flaco Agustin Lara
le ha lanzado una "Granada"
al medio de la cara
y como no explatara
Don Quijote y los mariachis
en coro la cantara,
"Solamente una vez"
ahora me ha fallado
"Pobre de mi "
"Mi rival "se ha salvado.

Continuar la pelea
los tres se disponían
y conquistar la damisela
cuando cual blanca estela
de pronto se aparece
para imponer la calma,
y la verdad revela
el mismísimo Juanga,
lo siento en el el alma
no es cosa de chanza
mientras ustedes pelean
la dulce Dulcinea
se escapó con Sancho Panza.


Sorpresa Quijotesca

Solitarias han quedado
las paredes de argamasa
Don Quijote no está en casa
anda pues de romería
miren pues quien lo diría.
La conclusión he sacado
al ver el trío colgado
su lanza, escudo y espada,
si en desfacer entuertos andara
consigo las llevara
ninguna duda tendría.

No he encontrado a Cervantes
desde el Poniente al Levante
con denuedo lo he buscado
y me siento preocupado
pues de su autoría es garante,
ni que decir de Sancho
el de la abultada Panza
el que mucho descansa
y duerme con esmero,
el que al ver un puchero
enseguida se le lanza.

He preguntado al vecino
quien persiguiendo un cochino
me dice no haberle visto,
eso si es un imprevisto
pues venía a traerle el disco
recién de los Churumbeles
el de los siete cascabeles
y el último de Pedrito Rico,
y ya casi me olvidaba
también el de Joselito
el niño que ligerito
la fama nadie previno,
cantando con dulce voz
Marcelino pan y vino.

¿Donde han podido haber ido
este trío de atronados?
No creo fueran al mercado
pues estas no son horas
hace rato sin demoras
que el mercado está cerrado.

Partiré canturreando
una vieja cantiga,
con la vacía barriga
y las tripas ronroneando,
la noche está clareada
aromada la pradera
se asoma la luna entera
con mejillas argentadas,
una luz en lontananza
agudiza mis sentidos
y se aviva la esperanza
de encontrar algún cocido,
y algún buen pan de hogaza
como los hecho en casa
aunque por ningún lado
tan bueno he conseguido.

En cercana cercanía
noto que hay un jolgorio
desde este promontorio
o mas bien francachela
con un montón de velas
pareciomé ser casorio,
acercóme con cautela
decidido y atrevido
como gran invitado,
ya el portal he traspasado
y asi inadvertido,
me pregunto confundido,
¿Que habrá aquí sucedido
que celebran en tropel?
había vino a granel,
de comida no se diga
pues contenta mi barriga
me disponía a comer.

Había patos y lechones
gordas liebres y capones
ricos quesos y jamones
longanizas y turrones
pastelillos y roscones
natillas por doquier
y variados licores
donde se podía escoger

Mi sorpresa fue tan grande
cuando con buen talante
Sancho Panza muy danzante
con una gorda dama
muy risueño le bailaba,
y la dama halagada
con mirada delirante
se notaba ilusionada,
y me tenéis que creer
os juro por mi abuela
pues tocando la vihuela
el mismillo Don Quijote
que sin parar el trote
en la noche veraniega
tocaba en estrambote
vernáculos acordes
de su tierra manchega.

Pero quien lo creyera!
Mi señor si vos los vieras
al Licenciado Vidriera
y a su lado Cervantes,
ambos muy galantes
con las palmas al garete
cortejaban a unas damas
al son de un danzonete
y ellas con las ganas
de menear el taconete.

Hasta el mismo Roscinante
con su jarra de vino
relinchaba el muy tunante
con los belfos encendidos,
y pregunto a Don Cervantes
de esta fiesta el motivo,
me responde el grande hombre
cosa buena ha sucedido
esto no tiene nombre
pues al fiel Roscinante
¡¡¡ LA MUJER LE HA PARIDO!!!




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