Sociedad

Lo que solía ser ampliamente aceptado puede ser una completa tontería en el futuro. Lo que damos por sentado ahora puede que no lo sea mañana. Los paradigmas tienen un límite de tiempo, literalmente se mueven con los tiempos. En el siglo XXI, ciertas voces son cada vez más fuertes. Voces que defienden nuestra libertad, igualdad, alimentación sana, soluciones pacíficas, pero también voces que nos acostumbran a conceptos algo difíciles como la multidimensionalidad, los extraterrestres, los seres de luz, etc.
La gente ha tenido suficiente miedo, injusticia, corrupción, pobreza, desigualdad y manipulación. La gente anhela la paz, la armonía y el bienestar para todos. Son exactamente estos deseos profundos (no) expresados los que importan. La gran tragedia de nuestro tiempo es la negación del alma. Sin embargo, lo que perdemos por un lado, ganamos por otro. En ese sentido, la crisis actual alberga una semilla de esperanza.