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SOLAR POËTICO

Publicado por malco en el blog El blog de Malco / El solar de la palabra.. Vistas: 636


  1. [​IMG]

    Julia de Burgos

    Julia de Burgos se crió en Santa Cruz, pueblito humilde de la localidad de Carolina. Esto no la privaría de desarrollar su amor por la naturaleza y por su país. Siendo la mayor de todos, fue la primera de trece hermanos que cursara estudios universitarios.

    Obtuvo su título de magisterio en la Universidad de Puerto Rico a los 19 años de edad,2 pero su amor por la literatura la llevó a escribir poesía. Posibles influencias en su obra serían Luis Llorens Torres, Luis Pales Matos, Clara Lair, Rafael Alberti y Pablo Neruda. También fue maestra en la escuela Feijoo del Barrio Cedro Arriba en Naranjito.

    En 1936 se unió a "Hijas de la libertad", rama femenina del Partido Nacionalista de Puerto Rico. Este grupo político, liderado por Pedro Albizu Campos, promovía el ideal de independencia.

    Burgos publicó tres colecciones de poemas. Para sus dos primeros libros viajó por la isla, dándose a conocer y organizando sus propios recitales. Su tercer libro fue publicado póstumamente en 1954.

    Se casó con Rubén Rodríguez Beauchamp, y nuevamente —en 1944, en Nueva York— con Armando Marín, pero su gran amor fue el historiador, médico y político dominicano Juan Isidro Jimenez Grullón, nieto del extinto presidente dominicano Juan Isidro Jiménez.1 Este amor le inspiraría muchos de sus poemas. Su ánimo fue bajando y cayó en el problema de alcoholismo. El 6 de julio de 1953 se desplomó sobre una acera neoyorquina y murió de pulmonía en un hospital del barrio de Harlem, Nueva York a la edad de 39 años. Debido a que nadie reclamó su cuerpo y a que no llevaba ninguna identificación, la ciudad la enterró bajo el nombre de "Jane Doe". Algunos de sus amigos, capaces de rastrearla y encontrar su tumba, reclamaron su cuerpo. Sus restos fueron enviados a Puerto Rico. Fue solemnemente enterrada en Carolina y se elevó un monumento en el lugar del sepelio.

    Entre los trabajos destacados de Julia de Burgos se encuentran: "Río Grande de Loíza", "Poema para mi muerte", "Yo misma fui mi ruta", "Alba de mi silencio" y "Alta mar y gaviota".

    Vivió dos años en Cuba, que quedan registrados en la correspondencia de la poeta con su hermana.3 En La Habana estudió griego, latín y Francés1

    1. Amanecida

    1. ¿Soy una amanecida del amor?

      Raro que no me sigan centenares de pájaros
      Picoteando canciones sobre mi sombrilla blanca.
      (¿Será que van cercando, en vigilia de nubes,
      La claridad inmensa donde avanza mi alma?)

      Raro que no me carguen pálidas margaritas
      Por la ruta amorosa que han tomado mis alas.
      (¿Será que están llorando a su hermana más triste,
      Que en silencio se ha ido a la hora del alba?)

      Raro que no me vista de novia la más leve
      De aquellas brisas suaves que durmieron mi infancia.
      (¿Será que entre los árboles va enseñando a mi amado
      Los surcos inocentes por donde anduve, casta?)

      Raro que no me tire su emoción el rocío,
      En gotas donde asome risueña la mañana.
      (¿Será que por el surco de angustia del pasado,
      Con agua generosa mis decepciones baña?)

      ¿Soy una amanecida del amor?

      En mí cuelgan canciones y racimos de pétalos,
      Y muchos sueños blancos, y emociones aladas.

      Raro que no me entienda el hombre, conturbado
      Por la mano sencilla que recogió mi alma.
      (¿Será que en él la noche se deshoja más lenta,
      O tal vez no comprenda la emoción depurada?)


  1. Donde comienzas tú...

    1. Soy ola de abandono,
      Derribada, tendida,
      Sobre un inmenso azul de sueños y de alas.
      Tú danzas por el agua redonda de mis ojos
      Con la canción más fresca colgando de tus labios.
      ¡No la sueltes, que el viento todavía azota fuerte
      Por mis brazos mojados,
      Y no quiero perderte ni en la sílaba!

      Yo fui un día la gaviota más ave de tu vida.
      Mis pasos fueron siempre enigma de los pájaros.
      Yo fui un día la más honda de tus edades íntimas.
      El universo entero cruzaba por mis manos.
      ¡Oh día de sueño y ola;
      Nuestras dos juventudes hacia el viento estallaron.
      Y pasó la mañana,
      Y pasó la agonía de la tarde muriéndose en el fondo de un lirio
      Y pasó la alba noche resbalando en los astros,
      Exhibiéndose en pétalos
      Y pasó mi letargo...

      Recuerdo que al mirarme con la voz derrotada,
      Las dos manos del cielo me cerraron los párpados.
      Fue tan sólo una ráfaga,
      Una ráfaga húmeda que cortó mi sonrisa
      Y me izó en los crepúsculos entre caras de espanto.
      Tú nadabas mis olas retardadas e inútiles,
      Y por poco me parto de dolor esperando.

      Pero llegaste, fértil,
      Más intacto y más blanco.
      Y me llevaste, épico,
      Venciéndote en ti mismo los caminos cerrados.

      Hoy anda mi caricia
      Derribada, tendida,
      Sobre un inmenso azul de sueños con mañana.
      Soy ola de abandono,
      Y tus playas ya saltan certeras, por mis lágrimas.

      ¡Amante, la ternura desgaja mis sentidos...
      Yo misma soy un sueño remando por tus aguas!


  1. Íntima


    1. Se recogió la vida para verme pasar.
      Me fui perdiendo átomo por átomo de mi carne
      Y fui resbalándome poco a poco al alma.

      Peregrina en mí misma, me anduve un largo instante.
      Me prolongué en el rumbo de aquel camino errante
      Que se abría en mi interior,
      Y me llegué hasta mí, íntima.

      Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempo
      Y me hice paisaje lejos de mi visión.

      Me conocí mensaje lejos de la palabra.
      Me sentí vida al reverso de una superficie de colores y formas.
      Y me vi claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra desde el
      Hombre.

      2

      Ha sonado un reloj la hora escogida de todos.
      ¿La hora? Cualquiera. Todas en una misma.
      Las cosas circundantes reconquistan color y forma.
      Los hombres se mueven ajenos a sí mismos
      Para agarrar ese minuto índice
      Que los conduce por varias direcciones estáticas.

      Siempre la misma carne apretándose muda a lo ya hecho.
      Me busco. Estoy aún en el paisaje lejos de mi visión.
      Sigo siendo mensaje lejos de la palabra.

      La forma que se aleja y que fue mía un instante
      Me ha dejado íntima.
      Y me veo claridad ahuyentando la sombra
      Vaciada en la tierra desde el hombre.

  1. Poema de la íntima agonía

    1. Este corazón mío, tan abierto y tan simple,
      Es ya casi una fuente debajo de mi llanto.

      Es un dolor sentado más allá de la muerte.
      Un dolor esperando... esperando... esperando...

      Todas las horas pasan con la muerte en los hombros.
      Yo sola sigo quieta con mi sombra en los brazos.

      No me cesa en los ojos de golpear el crepúsculo,
      Ni me tumba la vida como un árbol cansado.

      Este corazón mío, que ni él mismo se oye,
      Que ni él mismo se siente de tan mudo y tan largo.

      ¡Cuántas veces lo he visto por las sendas inútiles
      Recogiendo espejismos, como un lago estrellado!

      Es un dolor sentado más allá de la muerte,
      Dolor hecho de espigas y sueños desbandados.

      Creyéndome gaviota, verme partido el vuelo,
      Dándome a las estrellas, encontrarme en los charcos.

      ¡Yo que siempre creí desnudarme la angustia
      Con sólo echar mi alma a girar con los astros!

      ¡Oh mi dolor, sentado más allá de la muerte!
      ¡Este corazón mío, tan abierto y tan largo!


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