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Su jardín, mi ensueño infantil.

Publicado por spring en el blog Inventándome primaveras.... Vistas: 407

Mi vida con Ma´Julia sobre el disfrute de los detalles y la felicidad.

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Día a día buscamos formulas mágicas para alcanzar la felicidad, nos quejamos de lo que nos pasa, ponemos culpa sobre los hombros de otros, drenamos con catarsis repentinas nuestras enraizadas heridas, esto solo sirve para arar la siembra del sufrir interno, sin dejar de ser útil como desahogo.
La felicidad considero no es un estado perenne de nuestro espíritu, son instantes más cortos o largos de nuestra existencia que nos brinda gozo y/o agrado, es la actitud positiva, apacible ante los hechos lo que nos da esa posibilidad, el disfrute de los bellos instantes que como flash vivimos y vuelven a nuestra memoria para hacernos justamente feliz.
Esos son los instantes de ensueño infantil que me enseño a disfrutar mi Mama Julia en su acogedor jardín, el que representaba para ella el punto y aparte de la cotidianidad, el cultivar lo lindo, la magia de la naturaleza en sus florescencias silvestres, los insectos que la visitaban, a cada uno de ellos Mama Julia tenía algo que decir, las visitas de honor eran las mariposas y los chupa flor a quienes esperaba con emoción invitándome a su encuentro no sin antes advertirme sobre mi comportamiento:
-Ssssssssshhhhhh, calladita y quiiiiieeeetesita, porque se asustan y se van, mantén los ojos pelaos, bien abiertos ¡eh! si te distraes te lo pierdes.
Así es, si hacemos mucho ruido con rencores, remordimientos y mal humor nuestro instinto feliz se puede asustar. Atentos ¡eh! disfrutemos sanamente a cada despertar alegre que Dios nos brinda.
Como no disfrutar del recuerdo de esos días eternos grabados en mi memoria como el sendero secreto de la felicidad y el reencuentro. Aprende de las plantas y las aves, son felices aunque estén solas, ellas atesoran su existir y al humano les dan a exhibir su belleza, eran sutiles y magias sus palabras.
Con mi alma de niña soñadora, imaginaba historias en las que yo era una hada mariposa que viajaba entre sus plantas medicinales, aromadas flores e insectos a los que les tenía miedo como monstruos aparecidos de los que siempre me rescataba mi hada protectora “Mama Julia”, emprendía vuelo en alas de pajaritos hasta el copo de los árboles frutales, en los que me mecía acostada en sus hojas, arboles que hacían marco a su jardín de ensueño.
Son esos momentos de ensueño infantil a los que debemos recurrir cuando buscamos la felicidad ¿Quién no ha soñado despierto, siendo niño, joven, joven aun, adulto, adulto mayor? Esa magnificente sensación de placer que nos brinda el ensueño es la dosis de sanación espiritual que me enseño a guiar mi inolvidable abuelita. Adaptemos esa sabiduría a los momentos antónimos de alegría, tal vez sea una buena opción para ti, lo es para mí, ¡si funciona!
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