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Y llegÓ el dÍa
Publicado por Chepeleon Arguello en el blog Cositas al viento…. Vistas: 1515
A Zulema Baltodano y a todos ellos, las víctimas de la
masacre del 15 de junio 1979 en Batahola
Entreabrir los ojos
deseando que la tan esperada mañana,
fuera solamente un espejismo, un alucinación tímida,
sin la opción ingrata de sangrar tus miedos obscenos,
insignificantes, brutalmente fútiles delante de todos ellos.
Alguien comprendió que tenés que tener la panza vacía
para abrir los oídos a la realidad, y creer con firmeza
que podes beber el kool-Aid*, sin consecuencias mágicas,
forzando la cobardía que se esconde en tus uñas,
o en la piel del novicio que no entiende
que lo qué se fragua frente a sus ojos azarados
es una cita con el unicornio de los cuentos de hadas,
para luego darle caza y desollarlo estando aún con vida,
en recompensa por su mísera existencia.
Cuando los ves venir a los soldados, la piel te tiembla
hasta el impúdico cansancio y el sobresalto.
Ellos, con su dominio para infringir terror
aprendido fríamente de mercenarios,
transformándose en manchas verdes,
camuflados de árboles, jugando con la muerte,
con la agilidad de los monos y la furia de las hienas,
desbaratando a plomazos los adoquines que concebiste
ridículamente inexpugnables.
Y comprendes por primera vez, abatido, frustrado,
que necesitas ser extrañamente generoso con la pesadilla
que escoges para revivirla cada noche,
aunque más tarde lo entenderás,
que esa zozobra inicua, nadie la vislumbra
para beneplácito de los que manejan los hilos en la
comodidad fría y desinfectadas del dolor y la muerte.
Por un momento en el combate, se llega a una pausa
que solo vos, ves y comprendes.
Allí están todos ellos, tus compañeros,
esbozando sus mejores momentos,
en la misma esquina donde ayer te paseaste
agarrado de la mano de tu novia .
Frente a los ojos desquiciados por el sonido de las balas,
los hombres como vos, lloran, se cagan o se orinan
de miedo, mientras esos niños engendran o forjan,
con sus acciones a los héroes,
que reescribirán su propia historia,
urdida, ridículamente tarde, en busca de la trama que sólo
hasta el último ingrávido, impreciso momento, comprenderán:
la realidad maldita, detrás de la cobardía de sus asesinos,
alcanzando la gloria desigual, en Batahola…
¡Oh las lágrimas de los anónimos paladines vencidos!
¡Oh, el llanto de las madres sobre sus nombres en la historia!
¡Oh, la desolación en paga, de aquellos que tuvimos la dicha
de conocerlos en el combate!
¡Batahola! Tierra consagra de los héroes: ¡Presente!
*beber el kool-Aid: Creer en promesas. Derivada la expresión del suicido en masa en Jonestown, Guayana de la secta religiosa dirigida por Jim Jones, que tomo Kool-Aid, con potasio de cianuro.
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