Galochas

GALOCHAS

La tormenta excesiva
las vino a rescatar.
Oscuras, dormitaban
en la novela familiar.

Representantes Idas
de la Cultura de Cuidar.
Víctimas inocentes
del “ya no sirve más”.

Eran las protectoras
del estrago pluvial.
¡Cubiertas que preservaban
al “tamango” popular!

¿Será que se necesitan
para volver a Caminar?
En tiempos tormentosos:
¡Galochas, a chapotear!


Aclaración: Tamangos en lunfardo significa Zapatos.

 

... la invito a bailar esta milonga, Señora. ¡Animesé, Pebeta!.

 

... ¡qué buen lugar, por cierto, ese mundo submarino, para las galochas!.

Un abrazo y hasta el próximo renglón.

 

Me gusta como humanizas tan digno complemento.
¿Seguro que al calzado le gusta que lo humanicen?

Un beso, mi hada. entrañable y templado.

 

... si les gusta a la galochas que las humanicen. Sólo se que están felices de que las hayas descubierto.

 

Un musical y cadencioso himno a las galochas jeje, me ha gustado tu poema. Un saludo y un abrazo amiga.

 

Es cierto, querido Ciela, ahora las cosas se cuidan menos,
hay que reemplazar todo más rápido que antes;
recuerdo las galochas, había compañeros míos del colegio,
que iban con galochas los días de lluvia, otros usaban medias con ligas...
eso ya no se ve más... pero tu poema, esta lleno de nostalgia.

Un abrazo,
Eduardo.

 

Por lo visto,
unas galochas son como unos zapaticos, unas medias, o algo así
para bailar algo típico en tu país.

No sé. La verdad nunca había oido aquel término.

Parace que quieres traer a flote,
una extinción cultural de algún elemento:
"víctimas inocentes
del ya no sirve más".

Haces un llamado a rescatar las "Galochas",
que, según veo,
permiten re dibujar,
mejores tiempos que sucediern,
donde la familia era la familia,
el amor estaba concentrado en las tradiciones culturale,
la voluntd popular era más alta...

Todo antes, de los estragos del mito del mercado.

Bueno, un placer leerte,
Todos los días se aprenden cosas nuevas.

la poesía sobrepasa las fronteras
sociolingüisticas.

Saludos poetisa!!

 

Ciela, que bonito, hacer de galochas un poema, y si, como que necesitamos usar galochas, caminar seguros, protegidos los pies, los pasos, asegurarlos más, bello, de verdad y me encanta el mensajito que dejas, muy lindo, un beso...Neny

 

Fantástico!!!!!!!!!!!!!!!
Es inspiradísimo. propio de un libro de lecturas del colegio elemental. ¿A quién se le ocurriría escribir a las galochas? ¡Las siempre tan fascinantes galochas que corríamos a calzarlas si llovía! Las tenía olvidadas, pero tu magia me las trae de vuelta. Magnífico! Gracias, Ciela!
Eduardo.

 

Hoy el tiempo ha vuelto
en este río de versos.
Llueve,
con los brazos abiertos vos.
Al fondo Nyman no para de tocar.
Perplejo,
inmóvil tal vez
una parte de mi cuerpo al leer.

Un saludo

 

... Y resulta que también estabas aquí, amigo mío, en el cofre de los recuerdos, en el baúl de lo diluido pero imperdible. Hay cosas -en efecto - que "ya no se ven más". Ojalá -pronto - nosotros sí nos veamos.

Gracias, Eduardo, por tu presencia, por tu experiencia poética y de vida ... y por tu afecto.


Un gran abrazo.

 

Querido Hernán: Las galochas eran algo así como una cubierta de goma negra que se añadían al calzado cuando llovía. Para cuidarlo, claro. Porque para entonces, "cuidar" -no sólo al Otro, sino a lo producido por la cultura del trabajo - era un Valor.

Este tema es bastante "viejo". Pero mi anhelo de desterrar la cultura sub-valorativa... no lo es. Así que te agradezco tu paso por aquí, tu comprensión, tu aporte tan rico.

Un gran abrazo, Poeta.

 

Gracias, Mineny, por tu comentario rico, sustancioso, lúcido, alentador.

Un abrazo entrañable.

 

Galochas para chapotear... y aprender a deletrear las lluvias en ¡patitas! :::hug:::


Gracias, Eduardo, por tus palabras tiernas, y "fascinantes".


Un abrazo sin galochas, ni piloto. Pero con guantes, bufanda y mucho... mucho afecto.

 

En la casa el silencio
y cero lluvia.
Pero de la perplejidad
nace anti-angustias.
Como galochas
morochas
o lloviznadas sonrisas
de una rubia.


Gracias por pasar. Un abrazo.

 

El azar me trajo hasta aquí, y me viene a la memoria la imagen de mi viejo y sus galochas... El viejo ya no está, pero capaz que mi vieja todavía conserve esas viejas galochas. Ella conserva todas esas pequeñas grandes cosas, de todos nosotros, cosas que se resisten a quedar en el olvido y son testimonio de lo Importante, de lo que jamás será vencido por las fuerzas de lo efímero. Qué buena evocación, Graciela.
Un beso.
Dany.

 

Entre a curiosear... y hoy aprendí sobre las galochas. Dibujaste un tesoro, y eso le da permanencia a las cosas que otros piensan que ya no sirven más. Preciosas letras, Ciela, como me alegras haberlas encontrado.
Un fuerte abrazo,
Silvia

 

Me emociono enormemente al leerte, Daniel. Y es que estas cosas que he garabateado alguna vez sólo adquieren sentido cuando alguien -como vos, ahora - comparte sentimientos y vivencias. A mí no me queda viejo, ni vieja... ni las viejas galochas, siquiera. Porque las guardo aquí, en este baúl de las cosas Aparentemente Perdidas pero rescatadas a partir de la manía de escribir y de las resonancias cosechadas.

¡Espero que estés bien! Un abrazo para vos... y por qué no... también para tu vieja.

Gracias, Dani por dejar tu preciosa marca por aquí.

 

Gracias por curiosear, Silvita. Porque al hacerlo vamos aprendiendo un poquito más todos los "curiosos".

Gracias a vos por el alegrón de tu presencia y un gran abrazo.

 

GraCiela:

Un poema muy orignal, pues de un objeto trivial, que no
existe en todo el mundo, sacas una hermosas letras..
Sólo te faltó la foto de las mentadas "galochas".

Un gusto navegar por el mar de tus versos...


Saludos cordiales.

El Armador de Sonetos.

 

Me encanta verte navegar por aquí, amigo. No encontré en el google imágenes de las galochas a las que evoco. Hay algunas pero muy modernas y no son como las de mi niñez, una cubierta simple y negra de goma que cubría sólo la capellada del calzado.


Gracias por tus palabras. ¡Un abrazo, Armador de Poesía!

 

Cuando se tiene la vena de poeta uno puede sacarse unas endechas o un tratado de melancolìas hasta de un par de galochas, que no sé si aquí en México tengan equivalente.
Te abrazo, mi querida Ciela. Solos se tararean esos versos tuyos en mi boca.

 

Pedro, qué sorpresa y qué alegría tenerte por aquí, actualizando estos versillos bastante melancólicos. Precisamente esta noche, que diluvia en Buenos Aires y que... al salir a hacer las compras se empapó mi calzado.
Ya no existen tampoco aquí, los equivalentes de las galochas. Sólo están en tu tarareo que es como canción de lluvias.

Gracias por todo. Un abrazo sin paraguas.

 

Gracias, mi Ligi Linda, esta noche me ha venido muy bien reencontrarme con las galochas a las que la sociedad de consumo ha destituido de modo absoluto. Pero mejor me ha venido tu abrazote, a ése ... nada lo hará evaporar.

Un beso, amiga mía.

 

Con tamangos populares,
¡Qué importa la tormenta!
¡Galochas, a chapotear!​

Abrazos muy afectuosos
y gracias por incrementar
mi vocabulario.​

 

Que bueno encontrar esta belleza, tuve que leer todo, hasta los comentarios, porque no sabìa que son las galochas, claro que ese mensaje de apreciar las cosas quedò claro, y esa nostalgìa tambièn...a proposito, acà tambièn cae lluvia, justo ahora...justo pa el clima.

besos Ciela bella.