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Reseña epistolar: Cartas a un joven novelista

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por SergioPuch, 20 de Abril de 2011. Respuestas: 1 | Visitas: 1755

  1. SergioPuch

    SergioPuch Poeta recién llegado

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    Esta es una reseña a modo de epístola y respuesta de la novela de Mario Vargas Llosa. Espero les guste.

    Cartas a un joven novelista (1997)

    Querido amigo:

    Ante todo discúlpeme por llamarlo así. Yo sé que a lo largo de todas las cartas que le he enviado nunca se me había pasado por la cabeza el llamarlo de esta manera, pero siento que a lo largo de este tiempo en el que constantemente le he ido llamando señor, y usted me ha llamado amigo, me he sentido muy incómodo, al mismo tiempo que también me he sentido muy inseguro con respecto al lazo que nos une a usted y a mí.

    Cuando le envié mi primera carta, no era ninguna clase de desconocido para mí, afortunadamente – a diferencia de usted, permítame citarlo – yo no sufrí de aquella parálisis que usted sí, y por fortuna tuve la oportunidad de enviarle mi primera epístola, tuve la oportunidad de enfrentarme a un desconocido al que solo tuve acceso mediante los diarios y las novelas magníficas que escribía y hacerle mi petición expresa. De esta forma es como coqueteé con la fantasía de que me contagiara con un poco de ese talento, y que me acompañe –como si fuera usted un lázaro y yo un ciego- por la senda en la que todo joven con aspiración a escritor ostenta: una novela.

    Así es como comienza nuestra historia, usted responde mi carta y yo comienzo a leerla detalladamente. ¿ y qué es lo que contenía la primera carta? Pues nada más y nada menos que una excelente parábola sobre una tenia, la cual destronó algunos pensamientos vagos que tenía sobre lo que implicaba escribir una novela. Sin duda le doy toda la razón, desde ese instante – de forma casi automática- me comí aquella tenia y le incité a que me siga consumiendo durante toda mi vida. Firmé un pacto con la dedicación– con la misma tenia– porque el talento no se gesta en las paredes del útero, sino como usted bien lo propone este se gesta a través de constancia y convicción.

    No mucho tiempo después, y ante la respuesta de mi segunda carta pidiéndole más, con mucho entusiasmo, usted volvió. Pues, aquí tengo que confesarle que me he tornado un poco cabizbajo al leerla. He sentido que mis textos han estado vacíos, carentes de todo ese eje visceral, que debería estar ligado a mis vivencias y experiencias. Sin embargo, he intentado aprehender el pasaje más extraordinario de esta carta: “En una conferencia juvenil, traté de explicar este mecanismo como un striptease invertido. Escribir novelas sería equivalente a lo que hace la profesional que, ante un auditorio se despoja de sus ropas y muestra su cuerpo desnudo. El novelista ejecutaría la acción en sentido contrario. En la elaboración de la novela, iría vistiendo, disimulando bajo espesas y multicolores prendas forjadas por su imaginación aquella desnudez inicial, punto de partida del espectáculo. “Finalizando este pasaje llegué a una conclusión. Debo vivir más y pasmar lo que vivo sin recaer en la simpleza, debo arropar mi texto, darle nuevas tendencias y observar el producto final.

    Tuve un tiempo para mí mismo antes de retomar comunicación, viví mucho pero aún mis historias carecían de algo esencial: sentía que mis experiencias eran buenas mientras las vivía solamente, porque cuando escritas, leerlas no era para nada placentero. Las consideraba monótonas y aburridas. Imagínese ahora mi felicidad cuando, de pronto, su tercera carta parecía haberme leído la mente. ¡La persuasión! Ese poder me hacía falta, darle vida propia a al texto y de ser posible, hacer que el texto engatuse y seduzca a los lectores, como si una mujer con tacones altos y pocas ropas los estuviera llamando silenciosamente desde el fondo.

    Siendo yo un lector acucioso y estudiando sus cartas una a una, con la fascinación de quedarme en cada detalle, comencé a emular su forma de escritura o estilo. Lamentablemente, luego de esta cuarta carta me di cuenta que estaba cayendo en un craso error. Tal como lo menciona, el estilo es algo que uno busca por cuenta propia y solo puede ser enriquecido, mas no extraído o emulado.
    Consecuentemente, me he sentado a estudiar mis propios textos y a determinar cuál es realmente mi modo de escribir. Esto con el fin de perfeccionar mi estilo y ser mejor.

    A lo largo de las siguientes cartas, usted me ha ido llevando por mismo océano por el que usted se sumerge cada vez que escribe una novela. Me ha contado sobre el tiempo, sobre los narradores, ha hecho hincapié en el nivel de realidad o verosimilitud, me ha hablado sobre las mudas de tiempo y me ha citado a incontables autores para sustentar lo que me escribía. Déjeme decirle que no solo ha logrado que perfeccione mi escritura, ¡Me ha entregado incontables obras nuevas que estoy encaminado a leer! Tantas técnicas nuevas para enriquecer mi texto me han llenado de felicidad, y déjeme decirle que todas tienen algo importantísimo:

    Sus líneas nunca se asemejaron en lo absoluto a cualquier clase de texto escolar o universitario que he recibido a lo largo de mi vida. Por el contario, han sido escritas de un modo tan personal, que lo he sentido a mi lado explicándome uno a uno los capítulos. Así es como he aprendido, sin alguien que me exponga un texto como mera información, sino como un texto a título personal que me ha sido servido en una bandeja de plata, conocimiento ya procesado y vivido.

    No pretendo explayarme mucho con esta pequeña carta. Al inicio de este el texto le he dicho acerca de mi inseguridad, pero a medida que he ido escribiéndola me he dado cuenta de que me ha faltado algo importante. Me ha faltado darle las gracias, y consecuentemente también me he dado cuenta del lazo importante que nos une: usted no es mi lázaro –disculpe por insinuar algo así–, ni tampoco soy ni seré alguna clase de ciego – ni si quiera por la misma ignorancia–. Usted no es sino mi maestro, aquel que me ha dado las herramientas para que comience con el cumplimiento de mi más grande deseo.

    Ahora, sin más me despido y no lo hago sin antes decirle que ya estoy escribiendo mi primera novela.
    Un abrazo,

    Su fiel lector
     
    #1
    Última modificación: 20 de Abril de 2011
  2. Mamen

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    #2

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