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La Habitación de los Habitados (Historias para no contar)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Samuel17993, 30 de Septiembre de 2011. Respuestas: 5 | Visitas: 609

  1. Samuel17993

    Samuel17993 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    La Habitación de los Habitados




    La habitación era, desde mi traslado allí, un pequeño santuario. Si se puede llamar así a un pequeño rincón de la casa, con una cama familiar, tampoco muy grande, y un armario que ocupaba casi todo el habitáculo. Aunque habitaba en ella, el polvo había invadido todo el lugar; primero por los armarios, y como una enfermedad contagiosa fue extendiéndose hasta esconderse por cada rincón.

    Mi habitación estaba en el ala este, y estaba, prácticamente, aislada del resto de la casa. El frío del invierno era un grave problema que era casi mejor que la modorra de los meses del “infierno castellano”. En ella, levitaba un aura de paz, tranquilidad y lividez que hacia parecer que estaba en la casa, pero, a la vez, no la estaba. Como un libro, pero al revés, que parece que existe, pero no lo está, es decir, que no parece que exista, pero sí está.

    Sí, tenía algo de imaginaria; también algo de cruda realidad. Y se confabulaban las dos para darme un lugar idóneo para mi mente esquizofrénica de la palabra. Era un puente, o la semilla, para escalar el cielo del gigante de los cuentos.


    Con los años de escritor novato, he visto que no sé bien mi origen literato como otros; algunos son la lectura de un libro en una noche fugaz de verano, entre el sonar de los grillos y las luciérnagas iluminando su libro, o algunas cosas así de por estilo, algo relacionado con los libros.

    Yo, en cambio, soy algo por lo contrario; los libros estaban ya en mí, queriendo ir a otros lugares; no estaba ya en la tierra, sino en su mundo. Por ello, en esa telaraña de esa habitación helada, la cual me acompaña, con un anhelo al frío, y un abrigo al calor, que me hace no sentirlo, sentí la visión de la escritura.

    No sé cuántos años tenía. Pero recuerdo los días allí metido, con un cadáver de hámster que murió por haber comido las telas de las cortinas. Creo que esa necesidad de escribir, o de expresarme, como lo hago, está, en su origen, en esa habitación, donde lo imaginado habitaba, sin más, como fantasmas ambulantes. Recuerdo charlas, argumentos e idioteces escénicas que representaba.

    Pero eso no es lo que me impulso del todo. Esa sala había una ventana, y ésta daba a un Orfanato. Aún recuerdo cómo mi madre, si no obedecía, me amenazaba por llevarme hasta ese orfanato pucelano, con la creme de la creme de la delincuencia. Yo tenía, al contrario de ahora, una mente demasiado idealista, pero que sólo creía en la realidad; ahora, cambian las tornan y tengo una mente realista que sólo cree en sus ideales, pero eso son cosas de la madurez y todas esas chuminadas de madurar.

    Me impresionó ver a los guajes, no sé por qué, al verlos. Encerrados. Sin poder hacer nada. Yo que podía salir de esa habitación, y no lo hacía; ellos que no podía y deseaban correr como salvajes. Yo siempre, de pequeño, me encantaba patear las calles, pero lo que me gustaba de verdad, de verdad, era eso: crear mi mundo. Y no sé por qué. A lo mejor, para huir; la realidad es muy difícil. Cosas de la vida, que ahora la realidad me la acerco y la devoro, antes, y alguna que otra inusitada ocasión, escapaba y la escupía.

    Lo que quería era poder llevar mi mundo; que sus mundos vinieran a mí. Aún, con los años, es lo que intento, de muy diferentes maneras, ahora, con las palabras escritas, llevar mi mundo, desde mi ventana, diminuta, a los niños, ya más mayores, para que vean que en las habitaciones más frías uno puede crear un poco de calor para hacer una charca de donde nazca toda una vida; la charca de la imaginación.

    Aún habito la habitación de los invitados de mis abuelos, o más bien de los habitados, entre el frío de ésta y el caluroso amparo de mi cariñoso crear, aunque sea horrible su propia existencia. Soy, y era, porque de alguna manera no soy tan diferente a ese niño de la ventana, el Dios de ese mundo.


    Dedicado a mi abuelo: Requiecat in pace, a 15 de Octubre de 2011.
     
    #1
    Última modificación: 15 de Octubre de 2011
  2. MiTRaL

    MiTRaL Poeta recién llegado

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    Creo que tienes una lectura muy fluida y una curios imaginación. Gracias
     
    #2
  3. Samuel17993

    Samuel17993 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Mitral. Un saludo de Samuel.
     
    #3
  4. Samuel17993

    Samuel17993 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Añadido la dedicatoria...
     
    #4
  5. alicia Pérez Hernández

    alicia Pérez Hernández Poeta que no puede vivir sin el portal

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    Samuel mi bello y querido amigo!! estoy consternada sacudida con este relato, (realmente es una historia que si debe de ser contada, es tu latir, tu sentir, tu esencia como escritor, eres un guionista, eres un hombre que saca los absurdos para dejarlos plasmados en sentidas letras abstractas de tu interior consternado por los acontecimientos, me encanto!!!! (te dejo rep) + un beso y todo mi carino mi nino
     
    #5
  6. Samuel17993

    Samuel17993 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Alicia... Un saludo de Samuel.
     
    #6

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