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La dinastía de un bonsái

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Blek, 28 de Marzo de 2014. Respuestas: 4 | Visitas: 443

  1. Blek

    Blek Poeta recién llegado

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    9 de Febrero de 2014
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    Un inesperado día, esclavo del tiempo, el rutinario y aburrido curso de la humanidad quedó tan conmovido, que las grandes maquinarias que lo movían se paralizaron por completo. Se decía que un ingenioso golpe de estado, obra de cinco chiquillos atrevidos y un bonsái, había conseguido apoderarse del mundo entero. Ipso facto, los medios expandieron la notícia universalmente explicando lo sucedido. En los títulares de los periódicos podía leerse: Un bonsái, como principal dirigente, y cinco niños sumamente armados de imaginación, han atentado con brujerías contra los estados y tomado el control de todos los continentes a la vez. Algunos testigos afortunados fueron interrogados y afirmaron que los chicos llevaban peligrosas cargas de dinamita fantasiosa en los bolsillos y que, por su asombro, un bonsái hablante fue quien los alertó del nuevo orden mundial.


    Aquel mismo día, la población quedó tan desconcertada ante la notícia que los antiguos governantes, ya echados de sus tronos, decidieron clandestinamente, repartir un vendaje para cada habitante que tubiera ojos. Sin lugar a duda, las empresas textiles apoyaron la causa fabricando incontables telas para repartirlas por todas las regiones. Y así fue, cada ojo humano fue cubierto por tinieblas, indispuesto a ver; cegando así todo el planeta. Sin embargo, el bonsái era muy calculador y sabía que tarde o temprano la intriga y el misterio, instintivamente, vencería la voluntad; y como se dice, la curiosidad mató al gato, pero el gato murió sabiendo. Así que algunos de los habitantes del planeta se quitaron el vendaje, y paradójicamente, confiaron a ciegas en la nueva realidad.


    El segundo día llegaron nuevos rumores: los antiguos governantes del mundo habían sido enmanillados, pero no con esposas, sinó encadenados por las ramas de los árboles que habitaban los inmensos y preciosos jardínes de sus casas. La naturaleza se había manifestado descontenta, aprisionándolos a su merced. Y si alguien se atrevía a pasear cerca de sus mansiones, se decía que ahí los encontrarían, desesperados, sollozando bajo la sombra de los árboles. Entre la incertidumbre, salió a flote un pequeño chiquillo llamado Marco, el cual conocía bien la inmensidad y fantasía que ofrecía la naturaleza, y pidió amablemente explicaciones. Se comunicó con un pájarito, el cual immediatamente, voló rumbo donde se encontraban los dirigentes del golpe de estado con una nota bajo sus piercnecitas. Poco después, el pájarito traía nuevas notícias con una carta que decía:


    Querido Marco, las circumstancias nos han obligado a apoderarnos del mundo. Un bonsái mágico apareció mientras jugabamos y nos advirtió de que el fin de la humanidad estaba a la vuelta de la esquina. Nosotros, sobresaltados, le pedimos explicaciones. El bonsái, con sus sabias palabras, nos explicó como el humano se había esclavizado a sí mismo, y que si no hacíamos algo de immediato, la realidad colapsaría, la fantasía se perderia, y nosotros llegariamos a la autodestrucción. El pobre bonsái se mostraba muy triste con la humanidad, decía llevar millones de años observando su evolución y solo le habíamos traido más y más decepciones. Así que acudió a nosotros afirmando, como niños que somos, ser los únicos capaces de poner fin a esta situación. Nos dió muchísima pena y sin pensarlo dos veces cedimos, y el pequeño bonsái, muy contento, nos mostró sus poderes infinitos, con los que hemos llegado hasta aquí. Marco, debemos curar la fantasía y la Naturaleza para recuperar nuestros sueños perdidos. Necesitamos el apoyo de todos los niños y su imaginación para lograr lo que él nos ha propuesto, incluido el tuyo. Parece increíble, lo sé; así que en nombre de todos los participantes del grupo, nos encantaría conocerte y aclarar tus posteriores dudas. El pajarito te dirá dónde encontrarnos.


    Así que Marco, con el permiso de sus padres, se entrevistó el próximo día con los cinco chiquillos y el bonsái en un bosque aislado de la ciudad. Salió muy contento; lo habían invitado a formar parte del grupo, por lo tanto, poseía poderosa información. Al volver a casa lo bombardearon a preguntas, pero él se negó rotundamente a hablar con cualquier adulto. Solo dijo que en pocas horas el mundo recibiría nuevas instrucciones.


    Las famílias que desconocían la existencia de Marco, ante la duda y la desinformación, pasaron aquel día sin trabajar esperando que llovieran explicaciones. Y para su sorpresa, literalmente, así fue: en plena luz del día para la mayoría de continentes, hubo una tormenta torrencial de incontables papelitos que cayeron del cielo, cual gotas de agua. Los poderes mágicos del bonsai y los cinco chiquillos quedaron en evidencia. La humanidad no pudo creer lo sucedido, y cual animales hambrientos, recolectaron todos los papelitos divinos caídos del cielo. Al fin -pensaban-, han llovido explicaciones. Sin embargo, quedaron aun más desconcertados, ya que en todos los papeles se podía leer lo mismo: “cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño." Pero la última frase quedaba tachada, y a su lado, corregida con otra que decía: "seguí siendo un niño". Al fin, en la frase concluyente se leía: " cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, seguí siendo un niño."


    Los aún cristianos de la época, rápidamente identificaron aquellos versos de la Biblia. Surgieron grandes polémicas alrededor de la tierra diciendo que aquellos muchachos pagarían cara la ofensa a Dios. Los demás adultos ya cansados, fueran ateos, agnósticos o creyentes de otras religiones, científicos o filósofos, anarquistas, capitalistas o comunistas...; aprovecharon la oportunidad para unirse a las polémicas, diciendo que el nuevo gobierno de los chiquillos era el más irracional de todos los tiempos. Así que después de dos días en la inopia se lanzó la muchedumbre, a pesar de las inmensas diferencias ideologicas, a las calles a manifestarse. Los niños claramente se quedaron en casa, y muy astuto el bonsái, mientras los mayores incongruentes invadían las calles, se comunicó con los pequeños a través de la Naturaleza. A todas las plantas, arbustos, hojas, árboles... les fue concedido el don de hablar el lenguaje humano por un día y les explicaron a los chicos que aquel caos que se estaba armando formaba parte de un plan: los adultos debían unirse para luchar todos por una misma causa y así olvidar sus adversidades y preujicios. Se les pidió a los niños que bendecieran todas las flores y fauna que tubieran al alcanze; que riegaran toda Naturaleza con agua y que dieran mucho amor a los animales, y sobretodo, que no dijeran nada a sus padres. Los muchachos, entusiasmados, innocentes y sin vacilar, aceptaron la misión. La Naturaleza, sin duda, estaba débil y necesitaba regenerarse de la destrucción a la que le había sometido el mundo adulto para así, tomar nuevas medidas justas y reinar el mundo, una vez rehabilitada.


    Mientras los adultos se quejaban, los niños entregaron sus almas a la Naturaleza, la cual bebió agradecida de las aguas mágicas que le subministraron, y con el sol ardiente, lleno de amor y bondad, copularon juntos; haciendo así el maravilloso proceso de la fotosíntesis. La energía que juntaron los chiquillos fue tan poderosa que, en un santiamén, la primavera eterna parecía extenderse por todas las regiones del mundo, rejuveneciendo con colores brillantes y vivos la haz de la tierra, enverdeciendo y resucitando las hojas muertas. Incluso en los desiertos floreció materia; y el mundo entero viajó millones de años atrás, cuando la Naturaleza era la única diosa omnipresente que daba respuesta y ayuda a los hombres. Los animalitos volvieron a mostrarse libres y contentos con la vida: los pájaros cantaron melodías tiernas; los perros ladraron dulcemente; los gatos maullaron de placer; las ardillas se dejaron tocar por los hombres; los caracoles salieron al descubierto a pesar de no haber llovido; las mariposas volaron sin miedo a la muerte; las ratas huyeron de las alcantarillas hacía los bosques; los caballos quedaron indómitos; los bancos de peces, con sus colores relucientes, formaron preciosos mosaics; la tortuga y la liebre, pacíficamente, siguieron disputando una carrera; los murciélagos salieron de las tinieblas... y así sucesivamente, hasta nombrar todo ser vivo de la Naturaleza. Pero solo una raza de todos los animales, la cual se había atrevido considerarse a sí misma como la única pensante y racional, quedó confusa ante los cambios. Y esta fue la insensata generación de los humanos; más concretamente, el mundo de los adultos. Los niños, siendo responsables del bien que germinaba por el mundo, se mostraron agraciados y felices de la vida al ver la imminente e incesante reacción de sus hazañas. Se sintieron heroicos; brotaba gloria y prosperidad en sus cabecitas, y mientras esperaban anhelantes que el mágico bonsái y sus subditos dieran nuevas ordenes, se durmieron. Lo que no sabían ellos, es que ya lo habían hecho todo.


    Y esa noche, la luna estaba tan feliz por haber cambiado de paisajes que se mostró completamente llena; los astrologos jamás habían comprendido que el tamaño variaba según su estado de ánimo y por eso, algunas noches, triste y desolada, se escondía. Pero esa noche brilló de una manera mágica y las maravillosas fantasías que esparció alcanzaron a todos los humanos; llenándolos por dentro de amor y bondad. Los animalitos nocturnos, salieron de sus cuevas y hoyos a relucir el triunfo de la Naturaleza y a gozar de la libertad. Por los bosques se armaron grandes orquestas de dulces tatareos, que acompañaron la somnolencia de los niños.


    Y si alguien hiciera una prospección del nuevo mundo, como decían los versos de la Biblia mejorados por los chiquillos y el bonsai, los adultos maduraron, y otra vez movidos por sus sueños, volvieron a ser niños. Los niños y sus fantasías volvieron a ser la máquina que mueve el mundo, y siguieron soñando como siempre. Los árboles dieron la amnistía a los antiguos governantes, ya que estos, alucinados por los poderes de la gran Naturaleza, quedaron trastocados y empezaron a actuar como verdaderos bebés. Bella, tranquila, silenciosa y apaziguada, volvieron a ser los adjetivos de la tierra; y la única política, la ley natural. Las injustícias y antiguos conflictos de la sociedad contemporánea, se desvanecieron junto al tegido urbano, tragados y arrastrados hasta el núcleo interno de la tierra, para convertirse en ceniza. El pequeño globo volvió a sintonizarse en harmonía con el universo y a vestirse de color verde y azul. Y el universo siguió siendo vacío, infinito y desconocido; el cuadro de un artista anónimo a medio pintar.
     
    #1
    Última modificación: 28 de Marzo de 2014
  2. Ro.Bass

    Ro.Bass Guau-Guau

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    Muy buena la historia...
    Más que nada, está linda para los niños.
    De hecho su mensaje central, es el mismo
    que de una forma un otra está en las obras infantiles
    que escribo para mi hijo y mis sobrinos:


    Naturaleza + niños+ imaginación son armas poderosas.



    No he prestado mucha atención a la ortografía,
    pero claramente recuerdo estos dos

    Es Tu
    viera y Gobernantes

    Saludos
     
    #2
  3. Blek

    Blek Poeta recién llegado

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    Cierto, podría pasar por un cuento de niños perfectamente, pero en realidad es un relato ironico y absurdo de la sociedad de hoy en dia, reivindicando a la Naturaleza y a nuestra imaginación; una utopía!!
     
    #3
  4. Ro.Bass

    Ro.Bass Guau-Guau

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    16 de Marzo de 2013
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    Lo sé, por eso lo comparé con mis escritos infantiles,
    pues los míos llevan mensajes muy pesados,
    reveladores y/o rebeldes, ya sea de índole irónico
    contra la sociedad de "adultos" y/o de carácter liberador (por decirlo así)
    A modo de ser descontracturantes para unas mentes
    que considero yo, hoy vienen demasiado despiertas
    y que desde sus propios padres hasta la misma sociedad,
    se esfuerzan por dominar, encuadrar y cerrar...

    Para mí, a diferencia de lo que otros piensan de escribir para niños,
    es un gran honor lograr crear algo que les llegue y los atrape.
    No es un placer o gusto porque me gustan los mocosos infantes,
    al contrario, no me gustan, les tengo miedo y los respeto (cosa que no hago con los adultos) jaja.
    Sino que me resulta un gran desafío, desde la escritura (porque es fácil
    subir el nivel literario y léxico, pero qué difícil volver a bajarlo tanto
    como para que te entiendan los primeros lectores), el ejercicio de
    explicar cosas muy complejas (incluso para muchos adultos) de manera tal
    que no sólo lo entiendan sino que quede en ellos aflorando
    de sus inconscientes esa capacidad de comprensión profunda
    que absorbe los mensajes y los deposita en sus subconscientes.
    Y en la imaginación: hoy está tan comprimida la imaginación de un niño
    por todo el entorno, que una debe ampliar mucho más la suya
    para despertar la del niño...
    Y además, he comprobado que son los únicos que entienden mi estilo jaja

    Todo, disimulando lo suficiente para que sus madres
    no me maten a golpes jajaja...

    En fin, no fue de manera de desprestigiar la obra,
    sino lo contrario...

    Saludos
     
    #4
  5. Blek

    Blek Poeta recién llegado

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    me dejas mucho más convencido! buen discurso, me ha gustado lo de "porque es fácil subir el nivel literario y léxico, pero qué difícil volver a bajarlo tanto como para que te entiendan los primeros lectores"; ha sido toda una experiencia escribir un relato tan absurdo pero a la vez ironico y crítico si se analiza con profundidad! habría que leerselo a un niño haber que piensa jaja
     
    #5

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