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Eudovigis

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por abcd, 21 de Mayo de 2014. Respuestas: 1 | Visitas: 483

  1. abcd

    abcd Poeta adicto al portal

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    La mañana del 2 de abril de 2014 Eudovigis cerró las puertas de su corazón. A su lado, en el oriente de la insatisfacción, en el occidente del colchón, Gregorio aún duerme, como lo hace casi todo el día, casi todos los días, hace ya muchos días, meses, eternidades para Eudovigis. Ella piensa, o más bien, ella siente que Gregorio hoy al fin ha dejado su existencia libre de cualquier emoción futura. Ella lo siente muerto y sonríe en inútil levedad espiritual. Pero, no es por eso que ha cerrado las puertas de su corazón, no, tampoco es por el primer fresco otoñal que se cuela por la ventana. No, yo como observador equis distante y en posición de altura medio elevada creo que el corazón de Eudovigis a encontrado otro temor. No lo sé, también puede que esté muy equivocado.


    Ay Eudovigis, que nombre más antiguo tienes, pero recuerdas, Neruda un día escribió; "... dónde están los nombres, aquellos, dulces como tortas de antaño, dónde se fueron las Donaldas, las Clorindas, las Eudovigis". El día que leíste esos versos te reíste tanto. ¿Cómo alguien se podía llamar Donalda? A mi me gusta tu nombre, y a ti creo que también. Te acuerdas cuando al mirarte al espejo con 16 años, repetías tu nombre, y sonreías dulce como colibrí que aprendió a volar hacia atrás, te acuerdas como te molestaba no encontrar la entonación correcta, y como sentías que la gente al llegar al Eudo ya cambiaba el tema de conversación. Siempre odiaste la velocidad del silencio en tu persona. Ay Eudovigis, cuantos años pasaron ya, ¿46? ¿52? Eso de que las mujeres son los años en que su corazón estuvo alegre es metafísica ilustrada en ti.


    ¿Qué habrá tenido Gregorio? Su olor a tierra mojada hizo en tu interior un fértil valle de esperanzas. Eso escribiste en aquella servilleta el día en que él entro en tu vida, mojado, sudoroso, muy humano, muy ajeno a todo lo que tu cenicienta imaginación había esperado. Ya tenías 26 y nunca habías sido del todo interpretada. Conocerlo y enamorarlo no te fue difícil, si el soportarlo te fue un infierno, si el tener que mitigar su dolor por la espalda, con eso horrible que resulta el abrir el alma a un cuerpo siempre descompuesto por esa misma humedad que en un primer instante te enterneció.

    Haciendo números, recién a la décimo cuarta vez que Gregorio te golpeó sangraste hasta rasgar en la pared con tus uñas un te odio tan eufórico como resentido. En realidad odiabas tu debilidad, tu simple armonía con sus malos hábitos te trastornaba más de lo que a él le entusiasmaba el besarte y el arrodillarse en busca de tu perdón. Sin embargos, qué hermosa te veías al sanar tus heridas, siempre sentías que era como renacer, ver el sol, ser el sol y llenar de turistas emociones todos y cada uno de los continentes de tu cuerpo. Salías al mundo para colgarte honores de mujer que enfrenta la adversidad. Qué pañuelo más obsceno vestías en realidad. Era muy triste oírte relatar mentiras justificando la ausencia, los dolores, los espasmos sensoriales que de a poco ibas teniendo. Ay Eudovigis, tenías 40 años y el corazón te latía tan despacio que los gatos se acercaban a acariciarte. ¿Cuánto te habrá dolido que tu hija a los 20 ya se haya marchado? Esta bien, te comunicaste siempre con ella, fuiste su guía en todo momento y jamás dejaste que el dolor sea escuela de su vida, pero como deseabas tenerla cerca.


    ¿Por qué te mueves Gregorio? Otra vez vas a despertar, cerra los ojos por favor, deja que disfrute un poco más de esta absurda melancolía sin rencor. ¡Ah! Vamos Eudo: Recoge tus ropas, suénate la nariz sin despertarlo, limpia bien tus ojos del ayer y toma las riendas de tu destino. ¡Vamos Eudo! No me falles, te doy mi mano, sujétala fuerte. ¡No! ¿Qué haces Gregorio? No me toques, suéltame. ¿Qué intentas en mi pecho? No. Deja mi pulso en paz. Para ya. Detente, no llores hombre. Que indefenso eres amor mío. Ojala te pudiera consolar.


    La mañana del 2 de abril de 2014 Eudovigis cerró las puertas de su corazón.
     
    #1
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  2. Mamen

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    Es una bella obra,
    donde la he disfrutado de principio a fin…
    Problemas y momentos de la vida ( el día a día)
    Un placer haber pasado, un beso.
     
    #2

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