Dar la vuelta al cuento

El padrastro, estaba molesto porque el joven ceniciento era guapo y arrolladoramente simpático, mientras que sus hijos eran feos y contra hechos, amén de envidiosos y maleducados. Pero el muchaho en cuestión, que era bastante listo, no se conformaba con ser el criado de la casa, y harto de limpiar la maldita chimenea, un día se plantó, y le dijo a su padrastro que si no funcionaba la cambiara o que contratara a un deshollinador, porque él, ta guapo y pizpireto, no estaba dispuesto a estar siempre cubierto de ceniza, que su piel y su pelo se estaban resintiendo y por ahí no pasaba. Le confesó que cuando iba al bosque gaditano y se repanchingaba bajo un arbol, soñaba con ir a la fiesta del orgullo gay en una carroza bailando al son de las canciones de Alaska, y con un cachas guapo y resalao que le diera la marcha que necesitaba. Le habían dicho que en la Plaza de Chueca, habría un baile después del desfile, en el que el príncipe, buscaría un novio para llevarlo al altar... Bueno, quien dice al altar dice al salon de recepciones de Palacio, donde algún alcalde, a ser posible del PP para fastidiar, oficiaria una ceremonia loca, loca, loca, que diría Sakira, con varios días de fiesta y desenfreno, mucha música y mucho jolgorio. Así que le dijo a su padrastro, que de momento, cambiaba la tacita de plata por el oso y el madroño, pero que volveria a " lomos" de una limusina rosa fea de grande, para darle en los ojos a él y a sus horrendos hermanastros, y para rescatar a su madre de las garras de éstos y darle la vida que su mami merecía.

 

Jajajajajajaja, ya decía yo, que valías como cuentera jajajajaja, muy buena tu colaboración.

Un abrazo Esther.

 

No sabes cómo me alegra que te guste, yo no sabía que tu estupenda idea me iba a divertir tanto. Un besazo

 

cuando entregado a sus sueños, fantaseando con Malú, y una acariciadora brisa de levante hacia simbear los visillos de caracolas, tintentando, casí a compás de un vals, un ta ta, un ta ta, cuando más se dejaba llevar por el tobogán del arco iris de la sonrisa, flotando en blanditas nubes de mermelada por sus fantasías, una voz sin aire, seca, ronca, se desplomó por el tiro de la chimenea, rodando por el interior negrusco y estrecho cubierto de hollín, hasta romperse contra el suelo, formando una enorme mancha de alquitrán, dejando en el piso un gigantesco vómito negro y viscoso. Las salpicaduras dejaron en las paredes blancas de cal, una leyenda que la encabezaban unos números romanos, X X IV. Y seguía. ..."La noche mistiada de San Juan"
Regla 1...Saltarás la hoguera en la noche más corta del año, pero acto seguido regresarás a casa antes de de que los días empiecen a menguar. Tus tres deseos se te cumplirán.

 

Despues de leer el de Esther, genial, jiji, luci, tendrás que cambiar el nombre de Malú por el de Jaime Cantizano, ja ja. Escribí el mio sin leer el de Esther y me mondo, jiji, he pensado en la playa, porque ya que es de caí, un pokito playa no podía faltar, jiji

 

Buenos días música en los balcones:

Gracias amigo, genial, jajajajajaa, esto va sobre ruedas , jajajajaja, solo espero no patinar cuesta abajo de algunos de las calles estrechas de mi Cádiz jajajajajja.

 

No te apures, ya meto algún personajillo de Cádiz jajajaja

 

Seria genial recuperar al Beni de Cádiz, jiji

 

Buenos días , pues igual reaparece, no lo dudes, jajajajaja.

 

Y he aquí que en la fiesta de san juan, sus hermanastros hacían todo lo posible, pero en vano, por conquistar al beni y también al príncipe de los gitanos, Sinaí Jiménez, un morenazo de perilla y bigote finamente redondeada. Aplauden e imitan al gitano, pero lo hacen tan mal, que son expulsados por Sinaí y quedan fuera de la fiesta, a través de la ventana, sus hermanastros ven llegar a ceniciento, da un inceible salto por encima del fuego , esto, más su traje de chaqueta gris, llama la atención del príncipe Saín, así como sus zapatos puntiagudos de cristal.

luci2

 

Y todos babeaban con el baile, primero porque esperaban un baile romántico, segundo, porque ceniciento bailaba fatal y por último, porque la plaza estaba abarrotada, olía a fritada, calimocho y orina, que la gran mayoría, no podía evitar contenerse de tanta risa que provocaba el baile de la canción “ El tractor amarillo “.
Sus hermanastros sentían una vergüenza enorme, también envidia, por las palmas que recibían de los gaditanos, justo cuando se disponía a besarle el príncipe Sinaí, sonaba las doce de la noche….