Claudia en plena resistencia

CLAUDIA EN PLENA RESISTENCIA ...

Entra el sol mortecino por mis ventanas y yo casi me siento como él...siento la muerte rozar mis talones, aspirar mi aliento, hacerse dueña de mi vida que ya teme hasta ser como papel que tiembla con una pequeña ráfaga de viento.
Estoy es esta casa gris que considero mía con varios niños que corretean ausentes del peligro y la tragedia que yo respiro.
Se oyen a lo lejos pisadas de caballos, estruendo de voces salvajes, de bárbaros que arrasan con las vida allí por donde pasan.
Yo no tengo donde ir, al paso tierno de los niños, no avanzaría, y no puedo dejarles, mis piernas no me obedecerían si les dejara para salvar mi vida...Cómo dejar atrás esas sonrisas sin dientes de leche, cómo abandonar esas pecas en la nariz que tantas veces he besado, como olvidar el roce de esas manitas cuando han querido dormir mi lado...no, no puedo dejarles atrás.
Decido quedarme en la casa, les abrazaré con gestos de amor y partiremos juntos, al fin...al fin la vida es caduca, no hay mucho que guardar
Sumida en mis pensamientos estaba, cuando me percaté de que en mi salón habían tres varones sentados en el sofá...Uno de ellos, el más delgado y aparentemente débil, miraba un libro sin mostrarme el menor signo de interés….su pelo era rubio, dorado como el sol y sus gestos eran tan atractivos y delicados que me costaba quitar los ojos de él.
El segundo, miraba a todos lados, como pensando y midiendo en que harían cuando aquellos bárbaros legaran hasta nuestra casa...este era lo más parecido al ángel con el que sueño, pelo largo, perilla y ojos profundamente oscuros, tanto que daba miedo adentrarte en ellos...como el primero, también vestía totalmente de negro…
Y luego estaba él, el tercero...este estaba sentado en el medio,él no era nada atractivo, pero inmensamente grande,él solo era dos de los otros. En principio, le vi como a los demás, pero cuando volví a mirarle, él estaba vestido y calzado como uno de aquellos bárbaros que venían a arrasarnos. En él no percibí ningún gesto particular, solo la forma de mirarme, me llamo la atención...y su voz, tan profunda: ¿Claudia, qué te pasa. Qué temes?
-No oyes, no oyes los cascos de caballos y gritos de los bárbaros…?
-Si, los escucho, pero aquí estamos nosotros para resistirles…
-Pero vosotros sois tres, ellos un millar…
-¿Y? Hasta que resistamos Claudia, estaremos hasta el fin…
-Pero nos matarán…
-¡Hasta que resistamos Claudia, y resistiremos mucho….confía en mi…!

Y yo, desde ese instante, eche de menos el miedo, una multitud venia arrasando con caballo y espadas pero yo le tenia a él...con solo una promesa, con solo un gesto, mi miedo ahuyentó, o quizá, ahuyentó mi miedo a morir...no se. Pero aun en mis días despiertos, se hace presente, se que está, Que vela mis sueños, que monta guardia en mis caminos, y que protege mi vida…

SHA.

 

Impresionante relato. Me ha gustado mucho. Espero que todo esté bien contigo. Saludos y Bendiciones.

 

Gracias Lourdes...Siiii, todo esta bien, solo son vivencias, pero impalpables, o sea, sueños...
Bendiciones y feliz año.