1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Un nuevo comienzo

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Starsev Ionich, 14 de Junio de 2021. Respuestas: 2 | Visitas: 449

  1. Starsev Ionich

    Starsev Ionich Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    26 de Marzo de 2011
    Mensajes:
    354
    Me gusta recibidos:
    216
    Un nuevo comienzo

    Estamos predestinados a ser testigos del eterno despertar muerto, no podemos evitar los ciclos que escapan a nuestra razón, ni las manecillas sin fin que congelan el tiempo y aparentemente no tienen más función que atormentar a los números que esperan un final.
    Katia quiere parar de sufrir. Su mente es como la retina de un niño desde el auto, viajando por la autopista, registrando cada aviso, cada publicidad que se mete en el inconsciente y activa el ser más reptiliano. Un pensamiento lleva a otro y poco a poco deja de vivir, pues olvida que ocurre afuera de su mente. Poco a poco deja de disfrutar la vida. Se aleja de las actividades placenteras y de las necesarias.

    Amaba la lluvia, la lluvia sobre su impermeable y el ruido apaciguador que le hacía sentirse protegida. Amaba el calor en sus piernas, la sensación entre fatiga y dolor de unos músculos trabajados día a día. Sentía el rechinar del disco contra la cadena seca que pedía grasa en cada pedaleada; el ruido cauteloso de los frenos de disco y sus pastillas desgastadas. Solía sumergirse en ese mar de sensaciones, olvidando de vez en cuando los transeúntes, y hasta ese momento no había matado a nadie. De esta manera solía escapar de la incertidumbre de sus días. Del ruido de su mente reverberante y exigente.

    Ana y Selene continuaban en esa relación caótica que se mecía entre el clímax y la desolación. Ana dependía, dependía mucho. Todos sus vacíos fueron llenados por la presencia robusta de Selene, por la anchura de sus brazos tatuados que delataban cada mujer que había pasado por sus dedos. Ana y su mente en función de la presencia de su amada, como un radar descompuesto acelerándose antagónicamente con el distanciamiento: ¿Dónde estará en este momento? ¿Por qué no ha llamado, por qué no me demuestra su amor? ¿Soy importante para ella?

    Selene también dependía, pero dependía en ocasiones; en otras, se hastiaba del mundo, del amor, del compromiso, de Ana. Huía. Huía mucho. Huía y volvía, como regresan los cucarrones en periodos de lluvia al pastal cálido, al verde húmedo de una temporada invernal. Ese día no aguantaba más, quería desaparecer, exiliarse, dejar de ser incondicional, ser un sapo solitario en los lavaderos de una finca abandonada. Esa tarde deseaba escapar de nuevo, corrió sin cerciorarse de la avenida. Huyó por impulso. Ana rogaba impidiendo un nuevo abandono. No vio la bicicleta, ni la mujer abstraída en sus recuerdos de gloria. Fue un escape sin retorno.

    Katía no quiere salir. Ha dejado de comer. No quiere ni pararse de la cama. Sus brazos son ramas que se entrelazan y adhieren con la cabecera de su cama de roble. No se baña, solo cuando tiene ganas. Pero las ganas son lo que más escasea luego del accidente en el cual mató a una mujer que huía. Entonces huele mal. Pero ni el mal olor la desprenden de sus pensamientos. Sus pensamientos son un halo que recubre la realidad con un color fangoso y cansino. Realiza pequeños cortes que le permiten sentir el dolor, la sensación de vitalidad, la bocanada de aire inflando sus pulmones. Le recuerdan sus días de bicicleta y la fanaticada rindiéndose a sus pies. Cuando no se corta vuelve al incesante bucle del arrepentimiento, de los juicios y las auto verbalizaciones, del podría haber sido, del por qué de sus frenos largos.

    Un tintineo proveniente de la calle, el ruido de campanas de bicicleta la conectan con el presente. Una hermosa mujer espera para cruzar la calle. Se delata en la posición de su espalda, en la altura del sillín, su necesidad de ser amada y valorada, cuidada. En sus ojos se divisa aún el luto agonizante. Katia tiene el inminente deseo de volver a pedalear entre el júbilo, mientras un gregario recibe sus desprecios regocijando un alma solitaria. Katia desea ser de nuevo admirada y aparca su bicicleta mientras saluda con la mano a una mujer que recuerda haber visto antes… Ya se imagina fugándose en su cicla ante sus lamentos.
     
    #1
    Última modificación: 15 de Junio de 2021
  2. Guadalupe Cisneros-Villa

    Guadalupe Cisneros-Villa Dallas, Texas y Monterrey NL México

    Se incorporó:
    8 de Octubre de 2007
    Mensajes:
    16.738
    Me gusta recibidos:
    10.070
    Género:
    Mujer
    Poeta nos has dado una joya realmente te lo digo y me ha gustado mucho,
    mi respeto en un abrazo fraterno
     
    #2
  3. Starsev Ionich

    Starsev Ionich Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    26 de Marzo de 2011
    Mensajes:
    354
    Me gusta recibidos:
    216
    Guadalupe gracias por tus gratos comentarios... Un saludo!
     
    #3

Comparte esta página