Con esta ultima flor de por vida, mi señor

Los tres capítulos de mi vida resumidos:

Acto primero
« Huele ésta seca flor, hijo »

No huele ni sabe a nada,
Un ano con ella, y no hizo más que humillarme ante ti, mi señor!
La rocié, y no olio. Llovió y no olio. La metí en mi boca, pensando que tenía que estar húmeda, mas solo me hizo llagas!

Años después, segundo acto; otoño e invierno
“Esta flor si es la correcta, te dará todo lo que puedes esperar, si lo sabes, hijo”

Pero señor, esta rosa…ay ay ay…no pude cogerla con las manos, me tuve que tumbar en los setos donde la dejaste, de lo afiladas que tenía las espinas…me pareció oler, mas nada nuevo, estoy hastiado, daría lo que fuera por oler una flor
Ultimo acto, un clavo por otro, durante el roció de mañana, antes de salir el sol

“ Tranquilo hijo, hable con mis ángeles, y se trata solo de tu arrogancia despechada, creemos que no hueles las rosas, por ignorante! Por lo que se proveerá conocimiento, y esta tercera flor, no solo te hará olerla hasta el fin de tus días, sino que te hará feliz, “tu la sentiras””

Merci, señor, No sabía que las ciencias al igual que las lenguas se parecían tanto, además de quedar anonadado por la brizna de hedor a yesca, eclosionando múltiples chispas en mi sistema linfático y nervioso…no pude evitar de dejar de vislumbrar la felicidad. Pero no pude evitar tirar a la basura el conocimiento que me diste, pues ansié morir tantas veces creyendo que esa enorme nube de aromas algún dia me dejaría de darme disgustos para darme una constante felicidad

“ Te di conocimiento, no para que te centraras en la flor, sino en su significado. No aprendiste en dos años y medio, que la felicidad se estimula, y estipulé que la sentirías y la sentiste, hay ecosistemas enteros de flores metidos en bolas de cristal, y duran decenas de años vivos. Por qué no la abandonaste, cuando las cosas se pusieron feas, el instinto también es sabiduría, muchacho”

Lo siento, mi señor, no pude dejarla escapar, porque ella hizo lo que nadie más hizo. Como Dios debes saber que aunque triste estoy, dentro de mi mantengo la felicidad absoluta con o sin la flor. Me enseñó cosas sobre los polos opuestos, los imposibles, y las incertitudes, me hizo conocer como nunca antes había sentido el miedo por alguien. Y no por todo ello, quise dejarla ir. Al contrario, como te dije deseé morir, te pedí morir si no era estando junto a ella, renuncié a tu sabiduría, y finalmente, quedo aquel instinto de realmente no saber quién había aprendido más quien de quien. Y lo aprecio. Te prometo, de si del tallo, empieza a perder sus redondeadas espinas, como signo de que ya no desea que sienta absolutamente nada por la flor, yo la dejo ir con todos sus pétalos.

De ninguna forma, Dios. Mi señor. Nunca más amare o hare siquiera amago de amar a otra flor como lo ha sido ella para mí. He sido saciado y bendecido mucho más de lo que cabía de esperar con esta última flor. Y te lo agradezco, y se lo agradezco.

 

Gracias Alde por tu aprecio

Un saludo

 

Teofa, tu obra es un halo perfecto alrededor de tantas realidades. Exquisita prosa, saludos. Feliz semana.

 

Muchas gracias Nick por tu comentario y admiración.
Un gran saludo, amigo y poeta. Que pases un buen día

 

Pata tì tambièn poeta.

 

Muy buen prosa Teofa. Un abrazo con la pluma del alma

 

Muchas gracias por tu comentario José.

Un gran abrazo