Mundo perfecto

Observo desde ese punto, en el que dejo al lado el mundo perfecto. Me entrego a sus fisuras, sus imperfecciones Dejo caer mi ovillo para coserlo.

No intento arreglar nada de lo que veo, dejándome desvanecer ante la odisea de cambiar modelos.

Se derrite el encaje, el gusto, el color... permito este estado de dejar fuera su forma y sus cambios de vestidos.

Me libero de cualquier obligación de intentar transformarlo.

 

La perfección es una idea abstracta, no existe.
Sí existe la capacidad de ver perfecto todo aquello que nos da felicidad.
Fue interesante leerte, me gustaron tus ideas en esta prosa.
Saludos y muy feliz martes.

 

Gracias Cecilia. Siempre son un placer tus comentarios. Un abrazo desde este lado

 

el orden del caos no parece tan mal, cuando se ve por tus ojos en este escrito.
Un gusto leerte.
saludos poeta.

 

Este poema resuena contigo en un nivel profundo, reflejando una aceptación serena de la realidad en su estado natural. Desde tu punto de vista, dejar caer el ovillo para coser las fisuras del mundo simboliza una integración armoniosa de las imperfecciones en tu vida. En lugar de ver estas imperfecciones como problemas que necesitan solución, las ves como elementos esenciales que enriquecen y complejizan tu experiencia.
La decisión de no intentar arreglar nada revela una sabiduría adquirida con el tiempo, una comprensión de que la lucha por la perfección es fútil y agotadora. Al observar el mundo sin la presión de cambiarlo, te permites desvanecerte en la odisea de aceptar los modelos tal como son, apreciando la belleza en su imperfección.
El encaje, el gusto y el color que se derriten representan la fluidez y la transitoriedad de la vida, y tu disposición a dejar ir las formas y apariencias externas refleja una liberación de las expectativas sociales y personales. Esta actitud te permite vivir en un estado de autenticidad, donde la transformación no es una obligación, sino una posibilidad que se elige libremente.
Mi interpretación del poema habla de una conexión profunda con la naturaleza imperfecta de la existencia, una aceptación que te libera de la carga de la perfección y te permite encontrar paz y belleza en lo que es, tal como es.