1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Adele / Sin sentimientos 2a parte

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por silveriddragon, 23 de Septiembre de 2025 a las 5:08 PM. Respuestas: 3 | Visitas: 40

  1. silveriddragon

    silveriddragon Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    1.006
    Me gusta recibidos:
    931
    Sin sentimientos es el origen de la venganza y de la traición. Dichosos aquellos que sienten, pues jamás serán tentados por el frío acero.

    I

    Adele estaba desvelada y se sentía exhausta. Caminaba automáticamente por el pasillo de ese edificio de departamentos dentro de una unidad habitacional llena de otros tantos edificios. No va sola. Está acompañada de una de sus amigas quien procura que no se vaya a caer pues tambalea de vez en vez.

    Con muchos tragos encima y quizás algo de droga, su vista está nublada. Sus ojos irritados contrastan con la pulcritud de su vestido negro que está un tanto entallado y permite que admires su figura delgada pero sin rastros de haber realizado ejercicio.

    Necesita droga. Su cuerpo se lo pide. Lo necesita ya.

    Así que camina ahora temblando un poco. Su amiga la lleva de la mano. Es un cuadro un tanto patético.

    Al llegar al final del pasillo tocan la puerta y esperan mordiéndose las uñas. - ¿Por qué tardan tanto carajo? - dice Adele en voz alta mientras se toma la frente.

    Después de un rato la puerta se abre y un hombre con camisa hawaiana y pantalones cortos les abre y las hace pasar sin decir nada. - Missy, ¡ya te dije que no me traigas clientes a estas horas de la noche! Tengo una reputación que cuidar. Mis vecinos creen que soy un corredor de la bolsa.

    - Jajaja.. ¡Tú! ¿corredor de la bolsa? ¡No inventes!

    - Algo tengo que decir. Bueno, ¿que quieres Missy?

    - Que va a ser. Un cartucho, rápido. Mi amiga está por desmayarse.

    - Uhh, tu amiga está muy mal. Le voy a dar algo más fuerte. Algo nuevo que me llegó ayer. Una ampollita de esto y va a levantarse en un segundo. Espérame.

    El hombre entró a una habitación y buscó una jeringa y dos ampolletas. La jeringa estaba usada pero le importaba poco. La cliente en cuestión parecía ya una muerta en vida. Ni siquiera revisó que tenía restos de otro componente. Tenía sueño y quería irse a dormir.

    Rapidamente preparó el polvo con las ampolletas y usó la jeringa. Al terminar el líquido transparente se tornó amarillo pero no le tomó atención. Luego salió y dijo - Madre mía. Tu amiga está temblando. Agarrala. Ahí voy.

    Missy tomó a Adele y le dijo que esperara. El hombre la inyectó con prisa y les dijo. - ¡Listo Missy! Luego me pagas. No pueden quedarse. Llevatela y en unos 5 minutos máximo ella estará mejor.

    Adele salió con Missy temblando aún. - ¿Qué me diste Missy?

    - Tranquila amiga. Este proveedor sabe lo que hace. Calma. Vamos, ya te pondrás mejor.

    Ambas mujeres jóvenes que no rebasaban los 20 años iban caminando con minivestidos negros, carteras pequeñas, maquillaje sencillo y llamativo. Venían de un barrio muy pobre a las fiestas de la gente de esos departamentos.

    - ¡Ya no aguanto Missy!

    - Ven, ven. Sentémonos.

    Llegaron cerca del ascensor y se sentaron a un lado de la puerta. Pidieron el elevador. Adele dejó de temblar pero su mirada se perdió. Sus pupilas se dilataron.

    - ¿Qué tienes Adele?

    Ella no respondió.

    - ¡No me espantes carajo! ¿Qué tienes?

    Mientras levantaba la mirada sufrió unos espasmos extraños que la hicieron toser. Luego sus ojos se abrieron una mirada diferente. Sus labios no tenían expresión. Luego sus manos tomaron sus piernas.

    - Missy, me siento rara.

    - ¿Qué? ¿Qué sientes?

    - Veo distorsionado. Como un televisor que cambia de canal. Te veo y luego veo algo que parpadea como una red. Una niña.

    - Carajo. A ver, ven.

    Missy le revisó los ojos y notó un punto azul creciendo en sus púpilas. El café estaba cambiando a azul. - ¿Qué es esto? ¡Tu cabello!

    Apresuradamente sacó un espejo de maquillaje de su bolso y le mostró a Adele. - ¡Mira! Tu cabello se está poniendo azul.

    Era un azul brillante. Adele no sentía dolor. El temblor de sus manos y piernas cesó.

    - La niña, la niña, la niña. Me dice algo.

    Missy estaba horrorizada, su amiga ahora tenía los labios un tanto ennegrecidos. Aunque parecía estar bien su aspecto seguía cambiando.

    - "Sin sentimientos es el origen de la traición y de la venganza"

    - ¡Adele! ¡Adele!

    Missy corrió hasta la puerta del proveedor pues no sabía que hacer. No recibió respuesta. Mientras Adele tomó el ascensor. Sola. Su mirada iba perdida. Físicamente ahora parecía una muñeca tipo anime de carne y hueso. Repetía una y otra vez - Me siento tan bien...
     
    #1
    A Alde le gusta esto.
  2. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

    Se incorporó:
    11 de Agosto de 2014
    Mensajes:
    18.517
    Me gusta recibidos:
    14.987
    Género:
    Hombre
    Una experiencia que está vinculada a la traición personal y social que enfrenta.
    Pobre Adele.

    Saludos
     
    #2
    A silveriddragon le gusta esto.
  3. silveriddragon

    silveriddragon Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    1.006
    Me gusta recibidos:
    931
    II

    Adele caminó fuera del conjunto de edificios hacia las avenidas principales. Sintió calor a pesar de la hora. Missy venía corriendo detrás de ella agitada. - ¡Adele! ¿a dónde vas? ¡Espérame! - pero la chica no se detuvo.

    La premura con la que ella corría no le permitió ver que había un escalón de más al bajar a la calle y se lastimó. Tuvo que detenerse. - ¡Adele! Ya me lastimé por tu culpa. - gritó

    La chica iba a cruzar la calle pero volteó a ver a su amiga. Caminó hacia ella y se hincó en una pose un tanto extraña permitiendo que su mano tomara la de ella. - ¡Ven Missy! - su voz era más grave pero aún conservaba cierto aire infantil. Se levantaron juntas. -¿estás bien?

    - ¿qué si estoy bien? ¡Carajo, casi me caigo y tu no te paras! ¿a dónde vas?

    - A cumplir una profecía.

    - Pro... pro,,, ¿qué? ¿qué te pasa Adele?

    - A mi nada - y se reflejó en su rostro una mirada casi demente pero con una sonrisa.

    - Te ves como una desquiciada.

    - ¡Jamás me sentí mejor!

    - Pues, ¡no te voy a seguir! Ya tuve bastante con traerte a que te dieran tu "medicina".

    Adele señaló al cielo. - El sol vendrá mañana a esta hora Missy. La niña me lo dijo. Tengo que ir.

    - ¿cuál niña?... ¡oh por Dios! Ya te deschavetaste. Tengo que internarte o te harás daño. O peor aún. Lastimarás a alguien.

    - ¡NO! - gritó Adele - Tengo que cumplir mi destino.

    - ¿Destino? Suenas como esas locas de los doramas que vemos.

    Adele volteó sin decir palabra y atravesó la calle. Missy notó algo. Adele caminaba firme, recta, como con cierta dignidad. Jamás la había visto con ese porte y el vestido se le veía mejor. ¿qué rayos? también su espalda tenía unas marcas azules creciendo en los omóplatos como si fueran tatuajes en forma de gotas.

    - ¡Adele! ¡Vamos a casa!

    Pero ella no respondió. En cambio sonrió nuevamente con ese gesto de locura. Del otro lado de la calle una mujer italiana con vestido gótico y guantes largos de encaje la recibió como quien recibe a una amiga después de años. - ¡Adele! La profecía no escrita se cumple paso a paso.

    Missy abrió grandes los ojos al ver como aquella extraña mujer tomaba a Adele de la cintura para acercarse a su rostro. - Los ojos azules de una furia. Mi pequeña. Ven conmigo. Vamos a cumplir el destino de este mundo que se ha podrido por dentro.

    - ¡Hey! - gritó Missy- ¡a dónde la llevas! ¡es mi amiga! ¡no te la lleves bruja!

    La mujer volteó a ver a Missy con un gesto neutro. - Niña. ¿qué harías si pudieras vengarte de todos los que te han hecho esto? Vivir en esta miseria de vida, en esta tierra que te expulsa a correr detrás de los más fuertes.

    Missy se miró. Realmente esas palabras duras le calaron hondo. Era una niña por Dios. En las fiestas le daban dinero a cambio de su dignidad. Alguna vez pensó en vengarse no solo de ellos, si no de sus padres, de la sociedad, de todo.

    - ¡No me hables así bruja! No sabes nada de nosotras.

    Adele volteó permitiendo que la mujer la abrazara por los hombros como si la protegiese. - Missy, te lo dije. La niña, la que susurra en la obscuridad reclama la sangre de aquellos que nos hicieron esto. Esta vida no es para nosotras, para nadie. El mundo está descompuesto. Solo hay que reiniciarlo.

    - ¿Que? Solo estás drogada. ¡Despierta Adele! Hasta dices cosas sin sentido.

    - Jamás me sentí taaaaaan bien. La tres furias. Una que ve el futuro, otra el presente, una más el pasado. Caminamos sobre la tierra y más allá de ella. La primera ya tiene a su ermitaño. La segunda a su caballero y yo recibiré al minisitro, el juez.

    Missy estaba cansada. Corrió hasta su amiga y la tomó de la mano - Vamonos. Esta mujer quien sabe a donde te va a llevar. Después resultan ser las peores. Las que nos venden a....

    - ¡NO! - Adele se soltó con fuerza. - Missy, ven con nosotras y te aseguró un lugar en el nuevo mundo.

    La chica lo pensó. Era mejor estar con ella que irse con la preocupación. - ¡Está bien! Por que cuando se te pase el subidón te vas a poner mal. Yo te cuidaré. -

    La mujer sonrió - ¡Missy! La amiga de la furia Adele. Te ves inocente pero no lo eres. - y la tomó por lo hombros de la misma forma. Caminaron unas cuantas calles un tantgo en silencio hasta llegar a un coche. - Suban, tenemos mucho por hacer.

    Missy sacó su celular y vio en las redes las fotos de los atentados en varios lugares del mundo. Hizo un gesto de temor. Adele le dijo - Las bombas son solo el principio Missy - y se le acercó mucho al rostro. Su cabello azul cayó sobre el brazo de su amiga. - Adele, no te me encimes.

    - ¿Quieres verlo?

    - ¿Ver qué?

    - Lo que va a pasar...

    - ¿Y cómo..? - Missy no terminó la frase. Adele le puso la mano izquierda en la frente y Missy vió en las púpilas de Adele una escena extraña. Un hombre con máscara de teatro kabuki riendo mientras una máquina era accionada.

    - ¡qué es eso! ¿cómo lo haces?

    - Soy una furia Jajajaja....

    Missy comenzó a creer que aquello era más que el efecto de una droga. Algo había poseído a su amiga de una forma inimaginable.

    - ¡Haremos inmortal a una persona Missy! Vivirá para siempre. En cambio otra debe morir aunque su destino era ser inmortal.

    Missy levantó sus piernas para abrazarlas. La mujer al volante le dijo - No temas niña. Todos aquellos que te hicieron daño se irán. Todos.

    - Yo no quiero eso. Nos va bien con el dinero que nos dan. Me importa poco si viven o son cadaver.

    - Te estás volviendo como ellos.

    - ¿Qué?

    - Sin sentimientos. No sientes. Solo estás. Eso no es vida. Estás muerta en vida. No eres libre. El mundo será destruido si seguimos así.

    - ¿y qué ganamos con vengarnos? Mejor callar. Ellos obtienen lo que quieren y nosotras también.

    La mujer sonrió. - Todos los caminos terminan en la profundidad del alma. Puedes tener lo que quieras pero no puedes huir de tus sentimientos. Un día sentirás tanto odio como tu amiga. Serás una furia pequeña. pero lo suficientemente grande para lastimar sin querer a los que amas.

    Missy lo pensó. ¿Se estaba volviendo dura como sus hermanos? Pero, pero, así era la vida. Siempre. Así fueron sus padres, así era ella. No había salida. ¿o si?

    - Y de repente un día el sol brilla otra vez.... - cantó la mujer en un tono de metal progresivo.

    - ¿El sol?

    - El sol ya viene - dijo Adele con esa sonrisa demente. - El juez lo liberará. El arma y el escudo. La que no debía existir y el ejecutor.
     
    #3
  4. silveriddragon

    silveriddragon Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2014
    Mensajes:
    1.006
    Me gusta recibidos:
    931
    III

    Muy a las afueras de la ciudad en medio de montañas que en verano son desierto y en invierno están llenas de nieve un grupo de hombres fuertes y avezados se están limpiando la suciedad del trabajo duro.

    En una mina abandonada trabajaron durante quizás más de un año, ya no lo recuerdan. Llegaron ahí bajo instrucciones de la hermandad Dracones Caeli y su supervisora era una mujer implacable. Era muy estricta. Les pedía cuentas en cada uno de sus descansos aunque sabían que la tarea no era sencilla.

    Debían desenterrar algo muy profundo en aquella mina, algo que tenía ahí encerrado quizás más de ocho años.

    Ese día sin embargo estaban tristes, acongojados. Sus rostros denotaban su aflicción. Cuando se veían unos a otros parecían no reprocharse aunque su dureza podría indicar lo contrario.

    Uno de ellos estaba tocando en la guitarra una balada serena que en cierto momento sonaba cercana al murmullo del viento. Otro lloraba y prefirió apartarse hacia un lugar un tanto alejado para desahogarse más tranquilamente. Todos estaban alrededor de un ataud. Y dentro de él estaba su supervisora.

    De cabello obscuro y piel blanca como la nieve. Labios rojos carmesí. La adoraban a su manera. Había sido quizás dura pero también les había compartido algo de su cariño a su manera. A todos por igual.

    Dracones Caeli les había encomendado encontrar una máquina en esa mina. Estaban por rendirse cuando la supervisora les indicó que no lo hicieran - ¿No son lo suficientemente hombres acaso? ¿Van a renirse así sin más?

    - ¡No! Pero hemos buscado por mucho tiempo. Esto es una locura ya. - dijo uno de ellos

    La supervisora lo golpeó secamente y el hombre cayó de espaldas. Pero no respondió la agresión. La respetaba mucho. - Ven aquí, te aplicaré un correctivo niño llorón.

    Todos sabían que quería decir eso. No era agradable. Sobre todo por que como hombres nuestro orgullo se ve disuelto. Pero el hombre no dijo nada y aceptó el castigo.

    Realmente era como una hermandad cerrada con sus propios valores.

    El día anterior la supervisora cometió un error. Era afecta a las inyecciones prohibidas, por así llamarlas. Se aplicó una sobredosis.

    Cuando la encontraron ella estaba sin vida. Los hombres no lo podían creer. Estaba ahí, sin vida. La mujer que los impulsaba a ir hacia adelante siempre, a no rendirse.

    Todos estaban reunidos ahí lamentándose terriblemente. Hubiesen querido ser más precavidos, cuidarla más. Pero no lo hicieron.

    Ahí en el ataúd su belleza parecía la de una estatua. No había perdido el color aúna pesar de que había pasado el tiempo.

    - ¿Qué haremos ahora? - dijo uno de ellos con una camiseta negra y lentes obscuros.

    - Seguir. Es lo que ella hubiese querido.

    Pasaron ahí un buen rato hasta que amaneció. Cuando vieron llegar desde la carretera de terracería un coche. Uno elegante. Al volante iba una mujer gótica que les causó repulsión aunque era bonita. Bajó del auto y se dirigió a ellos:

    - ¿Qué están haciendo?

    - Velamos por el descanso de nuestra supervisora.

    - ¿De verdad?

    - Si, ahí está

    La mujer se acercó y vio el ataúd - Hmm, no es ella.

    Los hombres se voltearon a ver incrédulos. Uno de ellos estalló en furia. - ¡Claro que es ella!

    - ¡No! - repitió la mujer vestida de negro con guantes largos de encaje

    - Déjenos un momento, queremos enterrarla ya.

    Entonces de la parte de atrás dle auto bajó Missy - ¿ya nos podemos ir? Tenemos hambre.

    - Missy, ¿quieres traer a Adele contigo? Vamos a comer con estos caballeros.

    La niña casi mujer obedeció de mala gana. Trajo de la mano a Adele.

    Los hombres la vieron sorprendidos. Unos estallaron en llanto. Otros estaban congelados. El que tocaba la guitarra se detuvo.

    - ¿Quién? ¿quién eres?

    Adele habló con su mirada demente y su sonrisa - Soy yo. Aquí estoy.

    El hombre más grande y corpulento la abrazó llorando. - Eres tú.... No has muertooo... ¿pero cómo?

    Missy no entendía nada de lo que ocurría, pero cuando vio el ataúd quedó igualmente estupefacta.

    En aquél ataúd estaba una mujer de cabello castaño, con la piel blanca. Pero las facciones eran iguales que las de Adele, solo que su amiga era más joven.

    - ¿qué significa esto? - dijo Missy - No, no entiendo que pasa...

    Adele habló - He vuelto. Para que se cumpla la profecía. Esa máquina será encontrada hoy. Vayan, vayan mis queridos niños. Encuentren la máquina que Iván y Dot ocultaron aquí. La máquina de la inmortalidad.

    Los hombres no preguntaron más. Corrieron a la casa y trajeron comida para después irse a trabajar como todos los días.
     
    #4

Comparte esta página