Nuez moscada.

¿Sería por qué estaba loca? Pero fué algo real, no pensé que no existiese, claro que pensé que quizás producto de mi adormilamiento estaría yo imaginando cosas como muchas veces antes, pero está vez adverti el sonido del teléfono diciéndome que, estaba herido, que alguien desconocido había entrado al local y le hubo de disparar en la cabeza, al despertar, la sensación de locura y angustia no me dejaron en paz, así que con mucho cuidado de no despertar a nadie, salí en busca de que alguien me prestara un teléfono, por esos tiempos recurríamos a los buenos deseos de los demás, lo cual nos hacía sentir un poco vergonzosos pero al no tener a quien más recurrir, no quedaba otro remedio que tocar en la puerta vecina, entre chispitas de agua que venían cayendo del cielo.

Eran entre las 8.30 y 9.00 de la noche, el verano estaba por comenzar y ya había hecho mucho calor, por esos días, era muy común que la gente anduviese casi en paños menores, ya que las altas temperaturas en el desierto, obligan a los pobladores del lugar, a buscar maneras y mañas para distraer al calor, pues bien, estaba yo ataviada con un pantalón negro de lino, apenas sentía los piquetes de los moyotes en los brazos, esperaba una respuesta de adentro, pero nadie abrió, al parecer la encargada se había ido una vez más a disfrutar así que, no encontrando respuesta alguna, me fuí a casa, revisé el teléfono y no tenía ninguna llamada a esa hora, eso por un lado me hizo sentir tranquila de nuevo, pero por otro la clara voz diciéndome que le habían disparado en la cabeza y que tenía muerte cerebral, me provocaban ese cosquilleo macabro y a la vez intenso que hacía revolver mi estómago e invocar a la irremediable y necesaria nostalgia.

De alguna manera mis sospechas eran cada vez menos ciertas, al corroborar que aún conservaba un poco de crédito, así que llamé a quien creí que me llamo media hora atrás cuando yo dormía casi plácidamente la sopresa fué mayor al darme cuenta que pudo ser un sueño muy nítido claro está, pero sueño al fin de cuentas, aún con poco crédito, tuve el valor de llamar a la persona afectada y la que era dueña de todos mis afectos y cariño me contestó algo agitado por la presión del trabajo y del aire caliente que salía del aparato de ventilación, colgamos como siempre y casi dando por hecho que todo había sido cosa de mis sueños, me puse a tomar café, de nuevo el sueño
me venció muy a pesar de la cafeína bebida, de nuevo lo mismo, la misma voz conocida diciéndome lo mismo, ahora si se trataba de algo sumamente extraño, en ninguna de mis noches solas me pasó algo así, y ya sin nada de crédito
me tuve que poner a pensar que se trataba del suceso anterior, alguien gritó mi nombre de manera que era audible quizás hasta la esquina, y dado que la casa que habitamos es un poco grande, me cuesta salir sin hacer aspavientos y ruidos
era una mujer desconocida que sabía mi nombre, me dijo que le habían disparado en la cabeza, que tenía muerte cerebral y había un montón de gente esperando por sus órganos, ¿Pero, cómo era eso posible? Si acaba yo de colgar.

No importaba nada así que cuando iba yo a salir de prisa y olvidando las llaves, me di cuenta que la mujer no estaba más, revisé mi teléfono y vi que tenía la misma cantidad de crédito que minutos antes, pero no lo iba a desperdiciar me dormí de nuevo por que estaba convencida que estaba soñando y que ni siquiera había despertado del todo, de nuevo una voz de mujer gritó mi nombre, pero está vez la reconocí, era la encargada que me pedía la renta, más bien, la parte que faltaba
de ésta; salí y le dí el dinero, entré a mi casa y dormí de nuevo, parecieron unos pocos segundos, una mano me tocó del hombro, moviéndome para que despertara, era mi marido quien había llegado a casa sano y salvo, me quedé profundamente dormida platicándole el extraño suceso que me ocurrió al menos 5 días más.

Dicen que 7 días antes y 7 días después de nuestro cumpleaños nuestra vida corre peligro, pero todavía no olvido del todo esas imágenes de gente quemada apareciendo en las ventanas, en la ventana pequeña de esa casa donde solíamos vivir hace algunos años.

 

Interesantes líneas Alejandra.

A los sueños o se les pasa por alto o se les dá demasiado crédito.
Hay un punto medio entre José el soñador y nosotros.

Gracias por compartir tus letras.

 

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Gran narración. Ciertamente, no hay que exagerar la atención que se le prestan.
Una cosa: sería super si emplearas más puntos y segido, como para que las pausas dosifiquen la historia. Saludos.

 

Si, gracias...No soy muy buena escribiendo prosassss...demonios...no sé por que sigo insistiéndole hahaha.

Gracias.

 

Bueno me sorprendio el verte aquí. Pero me lleve una grata sorpresa al leerte. Lo demás ya te lo han dicho. No lo dejes, valeeeeeeeeeee


Un besicooooooo