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Primer baldazo para el dios social

Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por danie, 22 de Octubre de 2014. Respuestas: 1 | Visitas: 788

  1. danie

    danie solo un pensamiento...

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    Cuando los encéfalos y las neuronas respiran toxinas, cuando navegas en un mar de nicotina como un quiste anidado en un inmenso pulmón y tus visiones del cielo son cien mil voltios de electroshock, te das cuenta que las paredes del manicomio de la vida son el diagnóstico de un dios que emplea el freudismo para obtener su nobel, su galardón experimental. Y tú eres simplemente su conejito de india.


    Las mareas del oleaje de un dolor, igual a las escolleras en donde se suicidan los ánimos, son las tesis elementales de este dichoso dios que sin mesura emplea su filoso escarpelo para cercenar a tu mínimo rasgo de conciencia, de vergüenza, de miseria ruborizada por los velos del descarado rencor.



    Es mejor tenerte sin conciencia, es mejor aplicarle una lobotomía a tus sentidos y dejarte a la deriva viviendo el efecto retroactivo de la luz y la sombra, de la vida y la muerte, de la vidorra contrastando tu inhóspita proeza.


    Cuando el desequilibrio elemental es un factor que trae una aneurisma en el burdel de una perturbada sociedad y todos los ojos ven el foco del tumor en tus textos revestidos con rústica realidad, te titulan de loco, no hay otra, estas mal ante los quinqués del mañana, por el simple hecho que no ves el alba, y si no la ves es porque en verdad para tu mundo no existe esa frígida mañana. Dichosa y presuntuosa alba que sale cuando se le place y no cuando, tú, más la necesitas.


    Puedes fumar mil toneladas de opio, puedes bañarte todos los días en las aguas sucias de la Estigia, también puedes mutilar los bosquejos de la razón (una forma más de vivir un sueño con sugerentes dosis de lenitivos y anestésicos), ¿pero quiénes son ellos para juzgarte? ¿Quién es el dios que osa bajar su martillo sobre los restos de tu aplastado cráneo?


    Ese dios que se lava las manos por su propia creación, y queda siempre bien parado sin culpa ni cargo. Dichoso creador que todas las noches se va al bar más cercano para mofarse de tu alcoholismo empedernido, de tus bajos instintos haciendo payasadas dignificantes hasta para los mismos bufones.

    Un dios que se sienta a disfrutar del show de tu melodramática y trágica vida.

    Supongamos que ese dios es una gran institución conocida como sociedad, que se las da de virgen, de pura y de santa, que se horroriza por todos tus pecados y te manda a confesarte con el santo patrono de las ladillas, el santo patrono de las ladillas que tira la piedra y luego esconde la mano.
    El mismo que trabaja para esos piojos chupasangre que se aferran a un pelo de concha mandatario como a los huevos de tu miserable existencia sin pantalones. Es mejor que te vistan con una cartera y una faldita, te den una patada en el orto y te mande a laburar en el farolito de la esquina, así, por lo menos, de prostituta ganas algo de reputación, pero no, ellos prefieren avergonzarte de la manera más ruin, y te mandan a confesarte.



    ¡Oh, santo patrono de las ladillas! Perdone todos mis pecados de gusarapo exilado hasta la misma mierda de los abismos, perdone mis ideas lujuriosas sobre las monjas masturbándome el falo en mis delirios noctívagos, perdone mis bajos instintos de cagar, mear y tirarme olorosos gases frente al comité de conchudas leyes, normas y ordenes reprimidas, perdone que se me ponga la pija como el obelisco frente a una pintura que desnuda a la madre María, perdóneme santo patrono de las ladillas, ya que usted me creó a su forma y semejanza con sus necesidades fisiológicas y básicas, con sus bajezas más impúdicas, dándome mis ojos, mis manos, mi lengua, mi verga, hasta dándome mi ano para que no lo use, salvo en sentido figurado, para que lo emplee de forma correcta y decorosa. Pero yo no entendí la metáfora, y rompí la norma, y me convertí en una aberrante bestia primitiva hasta para esta sociedad de humanos, siempre guiándome por las palabras: haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago. Creo que yo comprendí al revés, y desde momentos inmemoriales empecé a hacer lo que ese dios hace, pero no lo que dice.




    Volviendo devuelta a la institución que es ese dios que anda vestido de santo, pero encarna al diablo. Esa institución con grandes cadenas de oro mientras tú no puedes dormir pensando en qué carajo les vas a dar de comer a tus hijos. La misma institución que profesa los nuevos, los viejos, los antecesores, los modificables, los antiguos, los delirantes, los machistas, los contradictorios, los ignorantes, y no sé cuántos más, testamentos, volviendo al manicomio que encierra y extermina a los homosexuales, artistas, locos, drogadictos, dejando en plena libertad de acción a los pedófilos, erotómanos, violadores, homicidas.


    Volviendo a ese completo caos que trastorna la mente y crea embriones con su semejanza para luego culpar a uno que se desvía para nadar por otras aguas, poniendo hasta en su contra al propio dios padre del humanismo.




    Como diría la aristotélica razón: ese dios, esa institución, esa sociedad eres también tú que me estás leyendo desde el otro lado…

    Pero hoy estoy escribiendo en contra de esa apestosa razón que tanto se cagó en la humanidad.




    Ojo por ojo, diente por diente.


    Por eso mismo, hoy cago en un balde y meto todo esto dentro para lanzárselo a su rostro banal y jactancioso.
     
    #1
    A dragon_ecu y MARIANNE les gusta esto.
  2. MARIANNE

    MARIANNE MARIAN GONZALES - CORAZÓN DE LOBA

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    interesante manera de expresarse lo cierto es cada quién se forma, de manera propia y el entorno lo hace mas vulnerable, saludos
     
    #2

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