Mi niñez en mi barrio minero.

Mi niñez en mí barrio minero.

De contorno triangular
por altos montes cercado
el sol los supo esquivar
de reflejos va sobrado.

Destellando, el sol asoma
circunvalando una roca
su deslumbre al valle toma
y a su natura trastoca.

Recio el matojo crecía
invadiendo el pedregal,
el pino un bosque quería
la carrasca su rodal.

La aliaga primaveral
verde de flor amarilla,
a la aridez invernal
con sus colores maquilla.

La sarga orillando el río
se cita con el juncal,
su indisoluble amorío
sirve al agua de canal.

Florece altivo el gamón
grana el silvestre rosal
y es el erizo-mojón
en alturas pedestal.

O de chicharra o de grillo
es el son del pastizal
que aliñado de tomillo
acompaña al comensal.

Es hábitat natural
de cuervos, grajos, halcones,
el gorrión ya es habitual
si hay tejados y balcones.

Los roedores campaban
entre reptiles durmientes
que en sueños al sol rogaban
largas caricias ardientes.

La posguerra con su ruina
la comida racionaba,
la encontramos en la mina
su oscuridad alumbraba.

Deslumbrados allí fuimos
y en su negritud cavamos,
arrancar su luz pudimos
y a nuestro hogar, alumbramos.

Invadimos sus montañas
sin trabas ni requisitos
horadamos sus entrañas
y agotamos los lignitos.

El río inquieto murmura
claras sus aguas bajaban
la turbidez se conjura
los escombros le rondaban.

Nos ceden casas parejas
al capataz con prebendas
flores, macetas y rejas
nos distinguen las viviendas.

Son sus escuelas iguales
salvo un detalle complejo
en retretes de chavales,
el de niñas tiene espejo.

En su iglesia destacaba
el candor de sus murales
de fe el aire se empapaba
al pasar sus ventanales.

Amalgama cultural
tiene mi barrio minero
su ámbito interregional
cambió mi mundo casero.

Con desdén los del lugar
"La barriada" le llamaban
callaba su criticar
los dineros que tocaban.

Este barrio manejaba
la virgen de la alcaldía
el sudor te aseguraba
el polvo pegado iría.

Amadeo.

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El poema tiene sus detalles, amigo Amadeo, como suele ocurrir en los poemas extensos. Revisa, por favor mis humildes observaciones, y atiéndelas cuando puedas para que la obra quede intachable. Agradezco que nos compartas estas vivencias poéticas de tu pueblo minero, expresadas en tan bonitas cuartetas con un toque pueblerino, bucólico y sencillo. Gracias por el instante de grata poesía.

 

Hola José: Muy agradecido por tu dedicación y apreciación de esos detalles,
que como tu dices suele ser consecuencia de un extenso poema, excepto la asonancia
y el hiato que yo consideré sinalefa, los he corregido cambiando algo en la estrofa
pero conservando el mismo sentido. Un abrazo. Amadeo.