El último árbol

Por aquí, el bosque se ha petrificado, la savia espera paciente una nueva oportunidad de luz, de calor. Se ha dormido en las ramas y en los troncos, como luces tibias que adornan sueños, que invitan en navidad a perpetuar la infancia.

Compartir ese tiempo de pulsaciones, ese tiempo que se nos va a pesar de no haberlo nunca poseído, el que nos queda grabado en la memoria buscando acomodarse sin esfuerzo mientras se debate con la vida del ahora, porque tiene la fuerza del pasado, la fuerza de la ensoñación, la fuerza de la poesía.

Observo con cierta envidia esa capacidad de ralentizar la vida, de sobrecogerse al abrigo del invierno y pausar los ritmos vitales. Me pregunto por qué el concepto de la vida no entra en sus ramas como en las mías, por qué el invierno se me presenta difícil cuando es tan necesario como un sueño, tan obvio, tan absoluto.

A medida que asciendes la ladera o te acercas al Polo Norte, las coníferas de hoja perenne dejan de crecer, son "El último árbol".

Que más le da a este árbol ser el último para mis ojos, si volverá a ser vida, si será sustrato para la tierra como lo fueron otros para él. Si es una parte del todo. ¿Acaso es el egoísmo un privilegio exclusivo del ser humano? Tiene pinta si…

En un charco vislumbro esas incipientes arrugas que harán de mi rostro corteza de árbol donde se contarán los años por fuera, como los anillos que permanecen a lo largo de los troncos dejando otra certeza del tiempo.

 

La esencia del texto es muy interesante. El ocaso se avecina sin apuro. Las horas corren lentas, pero corren, avanzan con su paso lento y débil que se une con los pasos que caminan hacia el declive. Encantado de leerte una nueva entrega.
Salud y mucha felicidad para el Año nuevo, Palmira.

 

Estaba escuchando tu audio, sumida en la melodía de voz y guitarra mientras dejabas tu huella. Escribía bocetos dejándome llevar por el presente que me has dejado y ahora que lo pienso, bien podría esta prosa secundar tus palabras. Es curioso cómo el tiempo se pliega y despliega. Cada día hay más cosas que me sorprenden y eso es algo que pertenece al principio no?, quizás no, quizás pertenezca a la conciencia porque el despertar está unido al descubrir y siempre lo relacionamos con las primeras veces que se vislumbra algo y va a ser que amanecer es nuevo aunque el tiempo haya dejado una arruga en la corteza del árbol. Va a ser que la capacidad pertenece al asombro...

Gracias Engel, siempre están tus ojos cuando observo el bosque.

Feliz Año!

Palmira

 

Emociona saberlo, gracias a ti Mave por tus mensajes y tus abrazos.

 

Hola Palmira, que relato más bello y más reflexivo, a mi a al menos me ha hecho pensar en el paralelismo entre el arbol y nuestra propia vida, que cumple con los ciclos igualmente...me ha encantado, Palmira, gracias por compartirlo, un beso

 

En espera de un nuevo renacer
querida amiga, un renacer que estoy seguro
de que tarde o temprano llegará.
Besos Palmira, ha sido un placer pasar por tus letras.

 

Si, cuando me asomo a la ventana están ahí, meciéndose con el viento y aguantando las inclemencias del tiempo, a veces me da frío ver a algunos tan desnudos y por eso escribí para ellos, bueno, lo que me hacen sentir cuando los observo.
Gracias por venir y dejar tu cariño

 

La naturaleza es la viva imagen del renacer si, esa es la idea que perpetúa la vida.
Muchas gracias por tu visita Eladio. Un abrazo.

 

Necesarios son esos inviernos para sentir la plenitud de la primavera. Nosotros, los que nos apellidamos árbol y presumimos de anillos, de corteza e inclemencias, hacemos de los fríos un retiró casi indispensable.
Después, con los primeros calores de abril, vuelve la vida, la savia... y es la época de replantarnos en todo aquello que posiblemente no veremos en su plenitud, pero que quedará para poblar otros ojos y llenar las otras vistas.
Después de leerte ya casi no quiero ser hombre; quiero ser árbol; alpino, costero, de monte...
Abrazote, Palmira; agradecido hasta las raíces.

 

Tu respuesta es un poema Alonso, bueno, una prosa poética. Te estaba imaginando como un Ent, tipo Barbol.
Creo que yo también podría disfrutar siendo árbol en un frondoso bosque alejada de la urbe.
De raíz a raíz, un abrazo compañero.

Palmira

 

"¿Acaso es el egoísmo un privilegio exclusivo del ser humano?"

Yo diría que no,pero nos lo tenemos bien merecido, estoy tratando de encontrar el secreto para escribir así, pero no me sale!, jajaaja, smuuuuaaack

 

ummm escribir así..., te desvelo el secreto. Entre tú y yo vale? la serenidad que te da la vida hace que temples hasta los dedos
A tu edad yo escribía más próximo a como lo haces tú ahora, no tan visceral pero si con mucha fuerza, ahora ya no me queda ni fuerza jajajaja, sólo templanza.
A mi me encanta la tuya, estás muy viva y eso se nota. No lo pierdas, es un tesoro.

 

Pienso que la naturaleza es un libro, más o menos abierto, en el que los humanos tenemos la posibilidad y la oportunidad de comprendernos un poco más a nosotros mismos...
Una prosa que demuestra la sabiduría y la gran sensibilidad poética de su autora. Muy hermoso, Palmira.
Mi sincera felicitación y abrazo, amiga. Feliz domingo.

 

En esos entornos, a poco de sensibilidad que se tenga, el cuerpo se transforma, sólo hay que dejarse envolver y surge...
Después de todo lo que leí en tu blog, creo que vas hasta las cartolas de sensibilidad. Gracias por acercarte a este último ejemplar. Gran abrazo y feliz semana!!

 

Sobrecogedor. De las experiencias llegamos, tal cual, así de simple. Se contará acaso la felicidad vivida?
saludos

 

Todo y nada son posibles estimado Martín, todo y nada....

 

Magnífica esta prosa Palmira. Ese bosque boreal inmóvil sobrecoge con todo su paisaje y lo definitivo y solitario que parece ese último árbol con su edad a cuestas que se muestra invisible a nuestros ojos pero permanentemente enraizado en la tierra en todas las estaciones. Ese invierno que era un regalo en la infancia ha pasado a ser un pulverizador del tiempo.
Me ha encantado la línea que marca ese árbol y lo valioso de su corteza.


Abrazos y Feliz día hasta tu lugar arbolado

 

Gracias por compartir ese cobijo de sombras en el tiempo que nos ha sido dado.

Un abrazo compañera

Palmira

 

Lo primero Palmira , es felicitarte por lo bien que escribes. Da gusto leer textos como éste.
Es importante, a mi juicio , pausar los ritmos vitales.
Me ha gustado mucho esta prosa de reflexión personal que nos presentas.
Un abrazo

 

Gracias a ti por la calidez de tu comentario y por compartir, a tu juicio, la necesidad de pausar lo que tanto parece que nos cuesta. Vamos demasiado de prisa para no avanzar.

Un abrazo,

Palmira

 

Cuando llega el otoño los robles pierden las hojas, parecen esqueletos, espectros que alguna vez tuvieron vida. Luego, en la primavera reviven. Parecen otros. Los últimos de la cima tienen algo especial.

Un abrazo, Palmira. Me gustó tu relato.

 

Gracias Évano, por compartir conmigo el ciclo de la vida.

Un abrazo
Palmira

 

Maravillosa clase de vida, compañera,
tienes la sabiduría de un árbol.
Toda la prosa es un lujo que hay que saborear en dosis pequeñas
por eso hoy sólo me llevo una y lo hago, con tu permiso,
en forma de poema.
"Compartir ese tiempo de pulsaciones,
ese tiempo que se nos va
a pesar de no haberlo nunca poseído,
el que nos queda grabado en la memoria,
buscando acomodarse sin esfuerzo,
mientras se debate con la vida del ahora,
porque tiene la fuerza del pasado,
la fuerza de la ensoñación,
la fuerza de la poesía."

Un abrazo de arbolito

 

Jajajajjaaa, qué generosa!, mi sabiduría va de rama en rama como la falsa monea, y tengo que hacer esfuerzos para no olvidar por dónde van las estaciones, entre otras cosas...

Me alegra mucho tu visita querida Rosario y que te gusten estos trazos de antaño porque ahora estoy de secano total, debe de ser que me han transplantado alguna neurona jajajaja.

Un abrazo grandote!!!

 

Nos vence el tiempo. Ese tiempo cíclico que se repite una y otra vez, los días que vinieron antes y los que llegarán después. El último árbol, seguirá en pie, no nos echará de menos, volverá a brotarse en sus hojas, a circular por sus ramas la savia y no tendrá memoria. Esa memoria que nosotros atesoramos, que se enriquece en recuerdos, que es el registro de lo que hemos vivido. Alguna vez nos dormiremos en un recuerdo, como si fuese un invierno que nos arropa en su seno y nos para, nos posa en tierra, quién sabe si a los pies de un árbol. Un cordial abrazo.

 

Sabes Luis?, cuando era pequeña jugaba a imaginar cómo estaría o quién sería yo en fechas especiales, por ejemplo el año 2000. Me parecía que faltaba ¡una eternidad!... ya ves, dónde quedó...
Ahora, cuando imagino números en el calendario con una distancia similar a la de entonces, pienso que probablemente ya no estaré aquí. No quiero con este comentario dramatizar, es más bien lo contrario, quiero ser consciente de lo efímero de nuestra existencia y de lo importante que es no perderla en trivialidades. Veo en tu comentario el momento que describes con poesía en tu último párrafo, y me gusta porque lo haces con naturalidad, sin dramatismos, como lo hace la naturaleza. Fluyendo.

Un gran abrazo y muchas gracias por tu compañía.

Palmira

 

Cuando yo era niño, mi abuela me llevaba a los velatorios, y allí, nos juntábamos los chiquillos y, en respetuoso silencio, mirábamos al fallecido para salir luego ajugar a la calle. La muerte formaba así parte del vivir, sin convertirla en una especial tragedia, sino como algo que indudablemente había de llegar. Posteriormente, por mi profesión, me encontré con la muerte más veces de las que hubiese querido. Por ello, es importante atesorar el momento que vivimos. Hacernos avaros de la memoria, guardar los recuerdos, para vivirlos una y otra vez. Le existencia, como bien dices es efímera, pero la vida nos da cantidades enormes de momentos dichosos. Saturémonos de ellos y cuando llegue el final, vayamos contentos, con una vida plena a la que se pone punto final. Gracias Palmira por tu presencia. Un fuerte abrazo.

 

las frases ideales para describir el ciclo de la vida, nos dejaste pensando !

 

Gracias por tu visita y comentario Lucy

Un abrazo

Palmira