Día LVII

La nube se ha esparcido, es débil ahora, pero larga, es extremadamente larga. Creo que va a soltar una sola gota de luna, pero no se donde y hoy necesito que caiga sobre mi. El sol lo noto, quizá sea una señal de donde caerá ese rayo gordo que veo fornicar de a poco la mejilla de la nube. Me voy a mover hasta ahí, quiero que la luna entera me aplaste, ya no va más murmurar a un sueño de uvas pasadas, pisadas, manoseadas, bebidas en vino, y sin venir vos a matarme. Sobre la ciudad toda una sombra de nortes, yo quiero el sur, quiero no tener donde ocultarme, que la tierra me trague y me escupa, quiero extinguir esa memoria de ser uniforme y sincero. Quiero ser una montaña, lejos, lejana, altísima y un volcán, rojo, rojísimo, malo muy malo, que mis cenizas intoxiquen a todo aquel que me mire a los ojos, a todo ser que espere una respuesta alegre de mi parte. No, no va mas el circo y la falta de fe en el compromiso de mantener unido a los idiotas. Voy a respirar hondamente, profundo, como en una ensoñación de rosas en rosas, y lleno de una oscura fuerza superior a lo normal con irredenta pasión devoraré los misterios que me hicieron un hombre sin hombres ni mujeres por destrozar.

 

Siempre admirando tu talento, saludos

 

Tu puedes hacer lo que te propongas, aunque sea en sueño, ojala se te hagan realidad. Buena prosa, amigo. Gracias por compartirla. ABRAZOS