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La sonrisa del inconsciente. (ensayo sobre la vocación)

Tema en 'Ensayos' comenzado por pamezurita, 10 de Noviembre de 2014. Respuestas: 4 | Visitas: 1029

  1. pamezurita

    pamezurita Poeta recién llegado

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    ¿Se han encontrado alguna vez en una situación donde no pueden explicar algo, como una palabra, un impulso, los más extraños sueños? Algo parecido me ocurrió hace algún tiempo. Estaba en la celebración de un familiar, había conseguido su título. Siempre que nos juntábamos comentaba lo cansado que se encontraba estudiando las interminables hojas, analizando miles de pacientes, en fin. Había conseguido la carrera que por mucho tiempo le había quitado el sueño. Como es común en este tipo de celebraciones, se procedió al brindis con la torpeza y nerviosismo que lo caracterizan, hasta que las palabras de mi tía hicieron callar a la multitud que bromeaba sobre diferentes cosas que el trabajo conlleva pronunciando un “suerte en lo que te depara, querido” a lo que mi padre responde “suerte no, éxito” y seguido a ello la característica melodía de copas de champaña rebosante se escuchaba en aquella sala de estar. En eso, mi prima que disfrutaba aún de la etapa infantil de su vida me pregunta:

    -¿Qués es tener éxito?- Entre conversaciones, era evidente la alegría a flor de piel de mi primo. Su sonrisa no era forzada porque se inclinaba hacia el lado y desaparecía con el tiempo. Se veía impecable y contento. De esa actitud quería sacar la respuesta a esa interrogante. De esa imagen quería explicarle qué significaba realmente el éxito, porque considero que los niños deben saber cómo es el mundo hoy y seguirlo o cambiarlo teniendo las herramientas.

    Entre unas torpes e improvisadas palabras le contesté finalmente.

    -Es lograr un objetivo que tenías propuesto, lograr eso te hace exitoso, como nuestro primo- Me miró dudosa, como si nada le hubiese quedado claro. Y yo estaba igual.

    -¿Y tú, has tenido éxito?

    De repente, esa niña de siete años había logrado calar sobre la más profunda de mis preguntas y pensé un poco en mi vida. Y de lo que debería decir.

    -He tenido éxito. Pero no siempre- Le sonreí y volví a mi silla con un vaso de bebida gaseosa de fantasía.

    Entonces, luego de departir sin más perífrasis, colegí sin mucho apresuramiento ni desmesura que esa respuesta, que posiblemente entraría en los estadios de conocimiento de la pequeña por varios años, en realidad no estaba tan errada.

    Sin embargo quiero enfatizar en este ensayo el concepto de éxito en la actualidad. Porque si usted busca en la famosa página buscadora “Google” y busca en sección de imágenes éxito, no sólo se encontrará con dibujos que van en una escalera hacia arriba, también están miles de personas uniformadas con trajes elegantes, con una gran sonrisa, dinero, por si fuera poco recomendaciones de conceptos como éxito escolar, éxito empresarial, éxito profesional. Éxito. No los culpo. Los medios masivos en el último tiempo sólo responden al estereotipo que se tiene de las cosas y se olvida de las acepciones. Sólo nos ofrecen lo que “queremos, legal o ilegalmente, justo o no sea para nosotros (los que nos dedicamos a pensar sobre esto) las cosas son así. Esto es posible observarlo encendiendo la tele y en el estereotipo de persona que nos muestran, El adinerado, el pobre, el mujeriego, entre otros. Sin embargo, se han olvidado que la realidad es muy diferente a meter en un saco a un grupo de personas.

    La primera acepción que podemos encontrar de éxito está referida a alcanzar un estatus social deseable. El estatus social es el lugar que una persona ocupa dentro de una sociedad, y en este contexto, mucha gente cree que el éxito es llegar a los escalones más altos de la pirámide social, ya que suelen estar relacionados con el reconocimiento, el honor, la fama y la fortuna. No me parecería raro que le resultaran altamente atractivas estas palabras.

    Muchos entonces, cegados de este “éxito” tratarán de cometer barbaridades para poder llevarlo a cabo, tal como nos señala Onassis

    “Para lograr el éxito, mantenga un aspecto bronceado, viva en un edificio elegante, aunque sea en el sótano, déjese ver en los restaurantes de moda, aunque sólo se tome una copa, y si pide prestado, pida mucho”

    Resulta ciertamente ridículo analizar las palabras del magnate naviero pero de hecho existe gente que hace esto. Grandes autos casas, ropa de buena marca, un celular último modelo que compra con dinero que jamás tuvo. Todo se traduce a altas deudas, problemas que hasta arrastran a la psicosis, el bienestar físico y mental de la persona. Este conjunto de elementos sólo para sonreír ante la gente que camina a nuestro lado por la calle, más que con modestia, superioridad, porque en este sentido, el fin justifica los medios, sin darse cuenta que su fin poco a poco va deteriorándose, olvidándose de la felicidad y apuntando más que nada a la imagen, asunto que también incumbe a otra faceta de la especie de luz fluorescente que se desea brillar tanto como sea posible.

    Me refiero a lo que nos conviene ser por aceptación parental. Esperan de nosotros estudiar una carrera tradicional, en una universidad tradicional, titularse y ganar mucho dinero, para que luego nos digan lo orgullosos que están. Como perros que traen el hueso, nos sentimos alabados al tener el beneplácito de nuestros tutores. Existe una gran incidencia en esta aceptación, donde según la Revista Chilena de Pediatría, un poco menos de la mitad de los adolescentes que rodean los quince años suelen caer en depresión en la región metropolitana.

    Empero no es sólo presentar el “cartón” ante los padres sino también a la sociedad, estudiar algo como artes podría significar un suicidio, una burla, un chiste, sin ahondar en que se trata de una de las carreras que enriquecen a la cultura y nos dejan un patrimonio ~al cual acogernos~. Podríamos decir entonces, toda una hazaña por parte de estos jóvenes, al tener que enfrentarse al monstruo del terror: el castigo social, que se lo han ganado de por vida. No es raro entonces que de un momento a otro, haya tanta vocación por ingenierías y sus derivados o medicina. Sin embargo, debe quedar en ellos aquella frustración, en aquel buen dibujante que ahora es geólogo, de esa escritora que a ratos dejaba relucir su talento y ahora es ingeniera civil en minas, del cantante cuya voz sólo escucharon las cuatro paredes, y sin embargo pudieron haber sido más. Mucho más. Pero que “obviamente” resultaría ridículo explotar, porque no podemos vivir de ello. De las virtudes y dones que nos son entregados desde que nacemos y desarrollamos hasta que nos percatamos que en realidad no nos conviene centrarnos. Este fenómeno podríamos relacionarlo con la atiquifobia, que consiste básicamente en el miedo al fracaso, un tema poco hablado hoy en día y que sin embargo embriaga el pensamiento de todas las personas, fracaso a los padres, a cómo la sociedad nos mire, a actuar correctamente según los estatutos que no fueron firmados en ningún lugar pero sin embargo sabemos que conviene seguir.

    Estamos encerrados en un sistema que nos indica cómo debemos actuar y para ello controla nuestro pensamiento a través de los medios de masas, que nos dan una idea general de cómo debe ser tofo tan estereotipadamente perfecto en una danza entre el destino, la mala risa y el dinero en gran parte. Nuestro futuro está compensado y respaldado por el dinero, y la búsqueda espiritual- dejando de lado las religiones. no es ni siquiera algo considerado en la primera hoja de nuestros deberes.

    El verdadero sentido del éxito está realmente en la felicidad. La sonrisa y la satisfacción consigo mismo no son más que una prueba de ello, y no siempre coincide con lo que nuestra sociedad (el conjunto de masa que resulta tener una visión y ataque a las personas en razón estereotipada)

    De esta forma resulta obvio que los roles en el estadio de juzgamiento se vierten, teniendo que las personas somos las que juzgan a la sociedad y no conforme a ello, la criticamos para un bien, para su enriquecimiento, porque es necesario abrir los ojos ante la barbaridad que ha sido cometida de otrora hasta nuestros días. Sería una aberración relacionar este ensayo a teorías no progresistas de la vida, pues no se trata del camino más fácil para poder pasar a mejor vida, empirismo puro, sino de las capacidades e intereses que cada individuo posea para ser un aporte a la sociedad y estar conforme consigo mismo. Para poder llevar a cabo su ideal de proyecto de vida sin ser juzgado por lo extraño que sea o no tener hijos habiéndose casado o estudiar una carrera artística habiendo sacado un gran puntaje en la prueba de selección universitaria. De esta forma, sin importarle lo que se opine y lo que esté en boga, la persona sentirá en la cima, sentirá el verdadero éxito que se encuentra exento de ropa y carreras, pues no es lo realmente importante, más lo anterior, que puede poseer errores, así como también muchos altos, pues esta basado en el comportamiento humano que jamás podrá ser perfecto, sin embargo estos fracasos no deben ser asumidos como algo que se encuentra eximido de nuestro tema central, pues a partir de ellos podemos enriquecernos y llegar a ser mejores, para poder contribuir con nuestra sociedad, no quedarnos con el “¿qué pudo haber sido?” sino vivirlo día a día, sin arrepentirse de los pasos tomados. Ser el reflejo de la sonrisa de nuestro inconsciente que se revela a través de nuestra actitud frente a las cosas y en lo que somos, el orgullo de nosotros mismos.



    Este y otras creaciones son posibles de leer en http://pamelazurita.wordpress.com/
     
    #1
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  2. Parral

    Parral Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Me ha encantado tu hermosa forma de escribir...

    Recibe un saludo.


    José de Jesús
    Sierra de Lobos.
    Mx.
     
    #2
  3. pamezurita

    pamezurita Poeta recién llegado

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    Infinitas gracias, Parral
     
    #3
  4. Parral

    Parral Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Te reitero cordiales saludos desde México.

    Sierra de Lobos
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    #4
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  5. vronte

    vronte Poeta infiel al portal

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    Tal vez en un futuro no distante el brindis sea en tu honor, no torpe sino espontáneo. Oficiado esta vez por una prima orgullosa y contenta al ver que la respuesta a su pregunta inicial de años atrás recibe su broche dorando encarnado en la misma persona que la primera vez puso su más sincero esfuerzo en responderse a si misma reflejándose en los ojos de un niña.

    Gracias.
     
    #5

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