Modo fantástico

Todo podría transcurrir en este preciso instante, mientras voy de camino al trabajo, parado en una esquina cualquiera.

Puedo escuchar el silencio. Se que está aquí, muy dentro de mi.

Me detengo en el tiempo y dejo que la imagen fluya.

Que se incruste en la nada misma de donde nunca debió salir.

Ya nada me sorprenderá, en estos lapsos de abstracción que me regalan tanto el espacio, como la velocidad, manteniéndome tibio en el desplazamiento.

Con la sola apariencia de mi cuerpo sobre el empedrado gélido creo que alcanza…

Una celeridad inespecífica, hace que toda materia dispuesta en mi camino, condense e inmaterialice su propio cuerpo y se reconstruya a mi paso, con una sutileza zurrela.

Es robótico todo aquí, hasta los sentimientos.

Mi mente convierte materia en intangible.

Todo se diluye.

Las imágenes son tan siniestras y amorfas.

Decomisan la poca energía que inspira este sistema mórbido.

Cambian los formatos paisajísticos irreverentemente. Forestando cada psicografia.

Reagrupando mis sensaciones más trémulas.

Poblando y despoblando secuencial y milimétricamente cada enfoque, cada cuadrante, transformando la tabula de mi visión óptica periférica, hasta distorsionar la realidad.

Dando así imperceptibilidad a la agonía.

El tiempo dicotomíza la situación, adaptándose a conceptos imaginarios, que el surrealismo crónico, customiza y restaura, dogmatizando el control despersonalizando aferencias, por donde transita el caudal informativo del afuera.

La pregunta es porque ansío las representaciones, aquellas abstracciones que intentaran consumirme mas tarde.

Quizás sea un mecanismo de defensa inconsciente.

Tal vez utilizo todo este caudal artificioso, para transbordar los pesares cotidianos, y no tanto. Y desde allí conducirlos hacia un terreno personal, cito aquí en mi fantasía emocional. Asignada según la circunstancia que generen las horas.

Con tal método seguramente estaré mas seguro de combatir los monstruos fantásticos, con mis armas sofisticadas, cerrando los ojos y encarnizando una lucha sin cuartel.

Construida virtualmente por la metamorfosis de mi ficcionario quimérico.