1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Final abierto

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por ivoralgor, 27 de Marzo de 2015. Respuestas: 4 | Visitas: 1167

  1. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    17 de Junio de 2008
    Mensajes:
    494
    Me gusta recibidos:
    104
    Género:
    Hombre
    Las historias acaban sin remedio. La frase me trajo a los ojos las caricias de Sheila. Sentado en la silla, algo incómoda, de la oficina y escuchando Ay Mujer de Juan Luis Guerra, en versión acústica, me escurrían los recuerdos. Intenté volver la espalda para verla, desnuda, de nuevo, pero sabía que no encontraría nada.

    No sabes cuánto te amo, nos dijimos infinidad de veces -; que hoy me pararen tan pocas las veces. La llanura de los besos, pensé. Escribí un cuento para descubrir la suerte de nuestra historia, dejarla quieta en unas cuantas páginas, una que otra metáfora y no pocas letras. Me costó el llanto escribir Fin en la última página.

    Transcurría marzo por aquellos días. Visiblemente nostálgico, a decir verdad, negué con la cabeza para reafirmar que había dejado de escribir. Quizá murió esa chispa que me mantenía con esa vida esporádica, que fugaz iluminaba mis cuentos. Sonreí levemente cuando me asaltó el primer beso robado con nos dimos. Nadie sabe cuánto quema el amor, escribí después de ese beso. Lo anoté en la pequeña libreta de pasta negra que andaba para todos lados. Jamás le dije que eso sentía cuando estábamos juntos.

    ¿Cómo escribes un cuento?, me preguntaba en algunas ocasiones. Encogía los hombros como respuesta. Después de unos segundos le respondía: las palabras llegan solas y me apresuro a escribirlas en donde pueda, para que no se me olviden; pero tú eres el motor para que esas palabras se arremolinen constantemente en mi cabeza. Ella sólo reía y me daba un beso en los labios, tan apasionada, intentando fundirse a los poros de mi piel.

    ¿Cuándo sabes que un cuento debe terminar y no seguir escribiendo?, preguntó, en alguna ocasión, recostada sobre mi cuerpo y sudados los dos. Los cuentos debe tener un final, ya sea abierto o cerrado, pero siempre tienen un final. Temía que me hiciera la otra pregunta que luchaba por salir de sus labios. Pasó la lengua sensualmente en mi cuello. ¿Nuestra historia que final tendrá?, dijo sin más. Me apoderé de sus labios carnosos. Ya veremos, dije al fin guiñándole el ojo.

    Fingí, después de esa pregunta, no inquietarme por el final, que llegaría tarde o temprano. Dejé de pensar en él al cabo de un mes. No quería escribir un best-seller, ni nada parecido, simplemente no quería escribir el cuento. Las palabras se fueron acumulando en mi cuaderno de pasta negra.

    Un día cansino, que me sobraban muchos, llegó el final. Tibio y enérgico. Las entregas estuvieron adornadas de jadeos y gemidos incansables. Aspiré el aroma de su sexo para que se tatuaran en mis fosas nasales. Detuvimos el tiempo hasta que el sol sorprendió nuestra desnudez tumbados en la cama. La zozobra, el miedo, la incertidumbre; todo eso se fue apoderando de mis días. Perdí el rumbo, la voz y el alma.

    Al cabo de varias cuartillas, escribí la historia paralela, que algunos cuentos tienen. Los dos éramos casados y con hijos. Sentí la lucha perdida, me arrinconé para recibir los embates de frente y no de los flancos. El tiempo juntos empezó a ser raquítico, pero de calidad. Se antepuso la razón. Ignoré el dolor y la demencia, que me estaba llevando a terrenos inhóspitos. Dejé de escribir.

    Perdí la cuenta del tiempo transcurrido de la última vez que no besamos: cinco, seis, siete años; no sé. Esa mañana, después de ir a nadar al mar, sentí la necesidad de volver a escribir. Brandon, mi hijo mayor, ya tenía trece años. Sheila lo conoció cuando apenas tenía cinco años, quizá eran seis; no sé. Eran las vacaciones de verano. Me senté frente a la laptop y abrí la libreta de pasta negra. Tardé más de una año en escribir el cuento. No la volví a ver, ni saber nada de ella. Mandé el cuento a un concurso local; ganó el segundo premio. Sheila ahora vive en la web gracias al cuento y el cuento es ícono de los finales abiertos, según los comentarios recibidos por los ciberlectores.

    Unos editores se pusieron en contacto conmigo hace poco y quieren que escriba una antología de cuentos después de haber leído mis trabajos anteriores. Sheila y la vaguedad del cuento, llevará por título. A decir verdad, y respondiendo a Sheila después de tanto años, nuestra historia aún sigue sin final, a pesar de que cada uno siguió un camino diferente.

     
    #1
    A joblam le gusta esto.
  2. Maramin

    Maramin Moderador Global Miembro del Equipo Moderador Global Corrector/a

    Se incorporó:
    19 de Febrero de 2008
    Mensajes:
    63.323
    Me gusta recibidos:
    36.367
    Género:
    Hombre
    Interesante me he distraído mucho con su lectura y así me deja esperando un final que no llega.

    [​IMG]

     
    #2
    A ivoralgor le gusta esto.
  3. joblam

    joblam Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    12 de Marzo de 2008
    Mensajes:
    7.816
    Me gusta recibidos:
    3.840
    Género:
    Hombre
    Si un relato me mantiene atado de principio hasta el final, hay un gancho oculto que le pone el sello de excelente. Me gustó mucho el final (del relato no de la relación). Un placer leerte. Saludos.

    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/joblam.27132/
     
    #3
    A ivoralgor le gusta esto.
  4. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    17 de Junio de 2008
    Mensajes:
    494
    Me gusta recibidos:
    104
    Género:
    Hombre
    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/joblam.27132/[/QUOTE]
    Un placer que sigas dejando tus huellas en mis letras.

    Quizá el cuento no quiere dejar de escribirse, más bien, no quiero dejarlo terminar.

    Saludos.
     
    #4
  5. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    17 de Junio de 2008
    Mensajes:
    494
    Me gusta recibidos:
    104
    Género:
    Hombre
    Agradezco tus comentarios y que sigas dejando tus huella en mis letras.

    A decir verdad, estoy reencontrando el camino... el motor? Sigue siendo el mismo, ahora de una manera diferente.

    Saludos.
     
    #5

Comparte esta página