Bioy Casares & Ocampo (Descanso de caminantes)

DESCANSO DE CAMINANTES



Bóveda de los Bioy Casares, Recoleta, Bs. As.
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Al regresar hacia la entrada del camposanto, convertida en salida cuando le conviene, pasé adrede por la morada de los Bioy & Casares. Asomándome a los vidrios de ambas puertas enrejadas y decoradas por las manchas rojas de unos claveles, pude ver la luz solar reanimando los dos sarcófagos de arriba y una parte de la trama celeste de los muros. La angosta escalera de carrara, si estuviese adentro podría permitirme descender hasta el cuarto compartido de A.B.C.
Hace muy poco leí algo de Volney (1) que traduce sin poder saberlo buena parte de mi parecer necrófago.
Surgió de mi memoria este pensamiento: hace unos cuatro años en el mismo lugar me di cuenta de que la primera vez que hablé con Adolfo, ni él ni yo sabíamos que estábamos a una distancia de once días menos de los once meses para alcanzar su muerte; o, mejor escrito, para que ésta lo alcanzara a él en cuanto a lo que a su materia respecta.
Me fui de allí hacia el pórtico pensando que tal vez una tarde fría como esa algún alma se va a alejar de mi tumba, abandonándome como a un objeto inútil y repulsivo. "Cuando de mí sólo quede / el cuerpo que me limita / (menos carne que esqueleto), / y algunas hojas escritas, / espero que me permitas / mudarme a tu vida innata, / camposanto recoleto; / gran cenicero de plata.", deliré hace una década y todavía sigo viviendo en el mismo lugar.
De Recoleta me esfumé y aparecí en el centro. A las cinco de la tarde en la Cúspide de Florida vi un libro de diarios íntimos que no buscaba. Sospecho que fue él quien me buscó desde su publicitario soporte estratégicamente ubicado en el centro de un estante bibliófilo. ¿Su autor póstumo?: Adolfo Bioy Casares. ¿Su título?: bien podría estar tallado en el pétreo frontispicio de la bóveda aquella en donde transcurre invariable la legítima inmortalidad de quien lo ha escrito: "Descanso de caminantes"

Ariel Carrizo Pacheco
24 - VIII - 2003
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(1) "¡Oh sepulcros! cuántas virtudes poseéis! (...) volveré a visitaros para tomar vuestras lecciones..." -Invocación.

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CASA DE CAMPO DE LOS OCAMPO EN EL CAMPOSANTO​

Bóveda de los Ocampo, Recoleta, Bs. As.

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Ayer a la tarde estuve en la aldea de los muertos recoletos. Pasé por la puerta de la casa subterránea de los Ocampo y divisé entre las piedras un desprolijo y elástico hilo de brea. Pensé en que si Victoria o Silvina no estuviesen adentro, descansando, sino junto a mí, escoltándome, no dudarían en ir al unísono, silenciosas, hasta la escalinata de su futuro templo para arrancar desde allí el descarriado lazo de luto.
Como eso nunca va a ser posible, fue mi brazo encabezado por mi diestra (la misma que ahora caligrafía) quien se estiró decididamente hacia la tira para retirarla -los juegos de palabras siempre han sido parte de mis jugueteadas debilidades.
Satisfecho por haber reinstalado el orden, seguí mi caminata sintiendo, más que pensando, que la vida me había ofrendado una honorífica posibilidad y por estar a la altura de las circunstancias, no la había pasado por alto: serle útil a dos de las más grandes escritoras argentinas. Q.E.P.D.

Ariel Carrizo Pacheco
24 - VIII - 2003

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Adolfo Bioy Casares, Victoria Ocampo y Jorge Luis Borges
(Mar del Plata, Argentina, años 40)


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