Sin aquel amor

Cuando hablo de amor, de mi amor, no hablo de un sentimiento hipócrita, hablo de la adoración, de la locura, del éxtasis de las almas unidas que mueren y renacen con la misma; ese sentimiento sublime consagrado a tu ternura sin fin no hace más que grabar en mi corazón lastimado escenas de un amor poderoso.
Bien sé que aun soy muy joven para comprender el amor, pero ¿Hay edad para que el corazón arda en vivas llamas de cariño por otro? ¿Sera este amor tan grande, tan poderoso para soportar el desdén de no poder poseernos? No lo sé.
Yo quisiera saber un cantar que expresara las inspiraciones, sentimientos, emociones, ilusiones y esperanzas de mi amor infinito que siente mi corazón de poeta.
Ni todos mis cantares dejan al descubierto la sombra de mi alma. Si no es, como todos dicen, mi amor tan inmenso, tan fuerte ¿Por que te anhelo tanto, te canto tanto? ¿Por qué, si no sos la mitad que fue consagrada para completarme, te idolatro tanto?
Forme una resolución casi tan potente como mi amor, tan invariable como él.
Yo necesito poseer aquel corazón, porque sin aquel corazón no puedo vivir. Puesto que se ha cruzado en mí camino; puesto que el amor de aquel joven, ¡solo el presentimiento de llegar hacer amada!, me arrastra a un océano de placeres infinitos, aquel amor es esencial para mi alma.
Sin aquel amor, yo no puedo cumplir la misión de ser poeta sobre la Tierra; sin aquel amor yo no puedo añadir mis vagos versos al emocionante mundo de la poesía; sin aquel amor, mi semejanza con su alma es incompleta: me falta el jugo de su cuerpo, me falta ese destello sagrado del placer, esa chispa sutil del abismo de amor que lo rodea, de ese amor que me llevo a adorarlo desde el principio.