Ella.

Ella me da un frío abrazo,
Un beso de dolor.
Y me persigue todo el día,
Desde el amanecer hasta el ocaso.

Yo intento huir,
A veces quisiera morir.
Pero ella me persigue
Sin dejarme ir.

Al parecer la vida me encadenó a ella.


Ella me otorga un dulce beso,
Una tercia caricia,
Una ida sin regreso.

Me acompaña todo el día,
De entrada a salida.
Cuando la necesito,
Ella siempre está.
No tengo que buscarla,
Ella no me deja en paz.

Con el tiempo
He llegado a detestarla,
Y en muchas ocasiones
He aprendido a amarla.

Se viste de muchas formas y colores,
Se ríe de mis chistes
Y me causa dolores.

Creo que ella es
El amor de mi vida,
Mi enemiga eterna,
Mi única opción.

Mi gran maldición
Y a veces,
Mi dulce bendición.

Ella es así,
Ya estoy bien habituado,
Mi destino está fijado
Y con ella avanza mi edad.
Su nombre,
Es Soledad.

 

La poesía tiene estas cosas, y el poeta hurga y da belleza hasta en la tristeza. Saludos muy bellas palabras...

 

Quien se acostumbra a vivir en soledad puede llegar a enfermar el alma, aunque a veces no hay mejor compañía que la soledad, un gusto leerte.

 

Belleza divina del talento maravilloso.
Magnífica calidad suprema.