No veas eso

Miguelito es un muñeco de plástico. Tiene el tamaño de un puño. De los medianos. Su ropa es sencilla, de colores apagados. Sería un peligro si no fuese así.
Por las tardes el sol no se ve. Las luces de los autos corren bajo su edificio. Él se sienta entre las macetas del balcón. Y desde allí observa todo.
En poco tiempo sacó varias conclusiones: Las luces blancas van hacia un solo lado; las de atrás son rojas; si alguien levanta una mano, un auto se detiene; en la esquina hay un aparato con luces de colores -parece que alguien las maneja- de acuerdo a las luces, se crea o no el movimiento; los negocios del frente dejan caer sus cortinas cuando hay poca gente; y hay días que no las suben.
Con las manos en su mentón recuerda algo que aún no comprende pero nunca olvida: Una de esas tardes llegó un camión, con luces que giraban en su techo. La gente se amontonó. El transito se paró. Subieron una cama con ruedas. El camión se fue. Y todos se desparramaron mirando hacia arriba.

 

Agradable la lectura de la prosa que retrata las vivencias de una ciudad y sus vaivenes. Un placer la visita. Saludos.

http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/joblam.27132/

 

Pero bueno, Enzo, me despisto unos días y tienes dos temas publicados...qué bien!!! Me ha gustado mucho esta prosa tan tierna donde explicas de forma tan original la vida de una ciudad, cada vez lo haces mejor. Un beso

 

Así es Esther ando haciendo estas cosas bastante seguido. Es bueno para practicar. Saludos y hablamos pronto.

 

Jajajaja se murio..!!
estubo entretenido leer​

 

geito el no.

 

Mmmta mayeee!!

ando distraida entonces..

le vuelvo a leer entonces​

 

Magníficas letras brillantes y sobresalientes.

 

Mmm.....que bien, me están gustando mucho tus relatos......sigamos..!!