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La inmortalidad del poeta. (Breve ensayo)

Tema en 'Ensayos y artículos sobre arte poético' comenzado por Mariate, 21 de Abril de 2015. Respuestas: 12 | Visitas: 1968

  1. Mariate

    Mariate Poeta recién llegado

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    No es una espera o una tremenda ansiedad de sentir las letras
    desprenderse de la carne, porque no hay formas de hacerlo,
    sólo sucede y la búsqueda es inútil, el llamado es inexorable
    como una vertiente que desagota un río desbocado, no avisa,
    fluye de pronto y comienza el rito, el papel se moja de palabras,
    vocales y minúsculas, se acomodan anárquicas y bailotean
    a su antojo frente a los ojos que miran sin entender, porque
    no es cierto que la mano las guía, sino que ellas hacen lo que
    quieren, van hacia el tiempo y el espacio adónde quieren ir
    no hay límites que las detengan, no hay una verdad que las signe,
    ni verbo que no conjuguen, se siente raro, como un desflore
    del alma en el cuerpo, casi como una necesidad fisiológica
    como tener hambre o sueño, o ganas de tener sexo, y hay
    que saciar ese pedir, porque no hay pesar mas grande que
    la abstinencia, y no hay cura posible ni antídoto que se conozca
    entonces se establece una lucha que es constante, ¿y qué hay
    qué hacer? Nada, hay que desprenderse de ella y dejarla ir,
    porque es parte de ser, de existir, solo que agobia y a veces
    molesta.

    Se dice que el poeta vive en dos mundos paralelos
    incompatibles entre sí, yo creo que no, que ambos mundos
    pueden convivir perfectamente, porque forman parte de una
    unidad que es el hombre, después de todo, un poeta no es
    un Dios, no está santificado o absuelto, es un ser con una extrema
    sensibilidad, cuya vida es tan dolorosa como la de cualquiera
    porque no hay dolor mas grande que vivir, el poeta hace de ese
    dolor, su canto, como el pintor lo expone en sus cuadros, el
    músico lo viste de melodía, ese mundo paralelo es el escape
    donde se justifica el sentido de vivir desde otra visión, logra
    con palabras modificar el anhelo del hombre, alimenta sus
    sentidos, lo transporta a su mundo, si bien esto dura los minutos
    que tarda en la lectura, pero hay lectores ávidos que necesitan
    de ese sexto sentido que el escritor tiene, y que los sumerge en
    el éxtasis, es un ejercicio mente y espíritu, de enriquecimiento,
    pero el poeta es un hombre, y como tal, tiene todos sus defectos
    y virtudes, y no es posible separar el poeta del hombre, entonces
    a veces se habla de coherencia, de una relación decir/sentir que
    no siempre van de la mano, ¿y a quién le importa?

    El poeta es un solitario, porque carga un peso difícil de llevar,
    el de su alma, ingobernable y expuesta a los golpes, entonces
    se encierra en su mundo, y la protege con una coraza sólo
    permeable a él, y sale a levitar, y puede transformar con su
    alquimia la soledad en cosmogonía y alumbramiento, porque
    un poema es para el poeta, un parto, y para el lector, una nueva
    forma de vida. Pero en algún momento, una parte de su cuerpo
    regresa, es inevitable, y es esa forma física la que no hay que ver,
    ni intentar conocer, porque como mortal, es mejor amarlo
    en su inmortalidad, la de sus letras.
     
    #1
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  2. danie

    danie solo un pensamiento...

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    Con muchas retóricas hablas del trajín del poeta. Me gustó lo que leí, pero en algunas cosas no concuerdo por completo; por ejemplo: el estilo de vida del poeta lo lleva a una marginación social al punto de crear esos dos puntos paralelos, es decir la poesía no es compatible con la realidad cotidiana, el poeta muchas veces tiene que apartarse de eso para poner manos a la obra con su arte. En la actualidad la poesía, lamentablemente, es la menos acudida que cualquier rama literaria, como si la gente de la actualidad ya se haya olvidado de soñar. Por lo contrario, el poeta, no puede dejar de hacerlo, y ahí vienen los apodos de raro, loco, bohemio, etc.

    Un poeta dentro de la sociedad es un espécimen chocante que anda al borde de la extinción, entonces el poeta crea su propio mundo, su espacio más que íntimo para copular con las musas, a demás de tener sus tareas diarias como cualquier persona normal en ciertos momentos del día y en especial de la noche busca su mundo paralelo.

    Por otro lado el poeta jamás piensa en el lector, escribe para él y para nadie más, de ahí surgen los estilos y los gustos, un poeta que piensa en el lector no es un poeta, un poeta con soberbia y con ansias de éxitos no es un poeta, ya que empieza a pensar en la fama, y en la poesía no hay glorias ni famas sólo hay cruces que estigmatizan. Por eso dicen que el poeta tiene que ser como un ángel sin importar las categorías “bueno o malo” un ángel que narra y hace abrir los ojos para concientizar. Ahí uno de los deberes del poeta. ¿Pero cómo lidian los poetas con todo esto si son hombres?, como tú bien dices, personas de carne y hueso, incluso con más vicios que cualquier otro; ahí vienen los sacrificios sociales e incluso morales.

    El artista siempre sacrifica todo por su arte (y dime si al leer esto no te parece que los poetas estamos un poco locos) pero al poeta jamás le importa todo eso, a él lo que le importa realmente es disfrutar el momento al plasmar sus versos. La satisfacción más grande que un poeta puede tener es cuando lee su obra terminada y lo hace viajar cuando quiere a ese mundo paralelo cuando la trabajó.


    El éxtasis de notar realmente que su obra vale una vida de sufrimiento, porque es así, el poeta sufre una eterna agonía, una esclavización absoluta a su arte, el poeta arrastra pesadas cruces y mientras vive siempre anda con un pie dentro de su tumba. Puede ser muy penoso esto que digo, pero para el poeta esto no es nada porque lo sacrifica todo por el amor que le profesa a su arte. El poeta jamás oye la razón sólo tiene oídos para su musa.


    Este tema es realmente interesante y para tocarlo en profundidad hay que hablarlo largo rato, por cierto, pareciera que me extendí demasiado con mi comentario pero realmente es muy apasionante la incógnita que pregunta: ¿ser o no ser poeta?

    Yo en prosas generales tengo varios ensayos sobre este tema, más netamente de búsqueda e información que hablan un poco de esto que digo, pero tu ensayo más lírico lo siento que está muy bien trabajado y lo mejor de todo es que saca a la luz todas esas incógnitas sobre el poeta y su manera de vivir.

    Fue un placer enorme leerte, como puedes ver el tema es realmente fascinante.


    Un abrazo y bienvenida a este foro de poesía.
     
    #2
  3. Mariate

    Mariate Poeta recién llegado

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    Estimado Dani, es un placer tu comentario, porque en verdad, es un tema que da para mucho más, en realidad, no digo en ningún momento que el poeta escribe para el lector, siempre digo que el poeta escribe para sí mismo, pero luego lo expone, lo publica, y entonces de esa forma llega al lector, y como es sabido, ya no le pertenece, muchas veces se logra una interacción efector/receptor, y ahí es cuando esa obra adquiere vida, entonces digamos que el poeta necesita al lector, (salvo algunas exepciones, Kafka, por ejemplo, quiso quemar parte de su obra para que no sea leída) por suerte, fueron salvadas por un hermano, un poeta que no es leído, es un poeta muerto, dicen por ahí... no estoy de acuerdo que el poeta se sienta marginado, convengamos que ser poeta no es una profesión, no tiene un título que lo habilita, ni rubrica debajo de su firma: soy poeta.
    pero cuán necesario es el poeta, verdad?



    Julio J. Escobar dijo algo así: "el artista no se siente diferente, la sociedad lo diferencia, en cierto momento, hacia la adolescencia, le da un codazo y le dice -usted no es de los nuestros.- y él se queda con ese codazo doliéndole en las costillas. Ser poeta es, pues, tener un dolor permanente en el costado."

    Alejandra Pizarnik nació con ese dolor en el costado, siempre digo que el poeta lleva su alma a cuestas, y a veces le pesa demasiado, escribir es, para el poeta, una manera de librarse de ese peso, es una lucha constante, si esta lucha termina, el poeta no tiene mas para decir.

    cuando hablo de los mundos paralelos, digo: "ese mundo paralelo es el escape
    donde se justifica el sentido de vivir desde otra visión, logra
    con palabras modificar el anhelo del hombre...

    El poeta es un solitario, porque carga un peso difícil de llevar,
    el de su alma, ingobernable y expuesta a los golpes, entonces
    se encierra en su mundo, y la protege con una coraza sólo
    permeable a él, y sale a levitar...


    Pero en algún momento, una parte de su cuerpo
    regresa, es inevitable... "

    Tú dices... " entonces el poeta crea su propio mundo, su espacio más que íntimo para copular con las musas, a demás de tener sus tareas diarias como cualquier persona normal en ciertos momentos del día y en especial de la noche busca su mundo paralelo."

    supongo que estamos hablando de lo mismo, tal vez no fui muy clara, pero en eso estoy de acuerdo contigo.

    Cuando dices que el poeta está un poco loco, recuerdo algo que decía Jaime Sabines: "hay de todos aquellos que osen llamarse poetas sin ninguna locura conjugada en su sentir"

    Y decía un poeta mexicano: "EL RESPETO, NO SE DA DE UN ESCRITOR ANTE SUS LETRAS...SINO EN LA REVERENCIA DE ALGUIEN QUE LAS DEFORMA Y LAS ENTIENDE A SU PARECER CUANDO LAS LEE"

    Te agradezco muchísimo tus palabras, noto la vehemencia y el amor que sientes por este designio, como me gusta llamarlo, mira, tengo algunos escritos sobre este tema, me gustaría que los leas, pero no tengo muy claro todavía en qué foros publicarlos, hay muchas categorías, y eso me confunde un poco.

    Muchas gracias por darme tu tiempo. Un abrazo, Danie.





     
    #3
  4. Mariate

    Mariate Poeta recién llegado

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    Estimado Danie, he vuelto a leer tu comentario, y en verdad, me siento complacida, considero que conocer otras opiniones, es enriquecedor, cuando escribimos, muchas veces nos encerramos en una idea, y està bueno saber que hay otras miradas, ver otras alternativas, y eso es lo que a veces se espera de un escrito, que alguien lo tome y pueda encontrar en èl similitudes o no, y decirlas, es una forma de crecer y aprender.

    Te dejo un link (no sè si està permitido) me gustarìa que lo veas y escuches.



    Si ya lo has visto... està bueno recordalo otra vez.

    Gracias, Danie.
     
    #4
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  5. Mariate

    Mariate Poeta recién llegado

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    bueno, javier, divertido comentario, no entendí mucho, en verdad, la inmortalidad del poeta se refiere a sus obras, y no te preocupes, si no mueres de un tiro o de amor, igual vas a morir algún día, decía mi padre: nadie queda para semilla, así que no te salvarás... ve preparándote, por las dudas, nunca se sabe, gracias por el humor, saludos.
     
    #4
  6. musador

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    La verdad es que siento una sensación de extrañeza leyendo tu comentario y tu intercambio con Danie: siento que hablan de los poetas como si fueran bichos raros, y yo pienso que lo esencial de la condición de poeta es su condición humana, quizás extremada en el uso de la lengua, pero no enajenada por vocaciones de anacoreta ni nada parecido.

    Me pareció bastante bien escrito tu ensayo, y no diré que no hay o hubo poetas a los que les cuadren tus ideas (Edgar Allan Poe, por ejemplo). Pero creo, con Cesare Pavese y Jorge Guillén, que escribir es un oficio. La inspiración es un hecho romántico, pero plasmarla en el papel es tarea de esmero y de paciencia.
    abrazo
    j
     
    #5
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  7. Pili Martí

    Pili Martí Invitado

    Creo que tendemos a complicar lo sencillo, escribir cuando te nace y fluye como el manantial de una fuente, así de natural, asi de bonito
    es un don, y con tus vivencias quizas puedes ayudar a otros, tal vez les dejas satisfechos con tu decir, con tu música y romanticismo.
    Para mí, no esconde nada más que bondad, belleza y en ocasiones tristeza también, son retazos de la vida llevados al papel.
    Bienvenida.
     
    #6
  8. Mariate

    Mariate Poeta recién llegado

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    Estimados amigos, les dejo parte de una conferencia sobre la creación y la inspiración, de Stefan Zweig, que la verdad, cuando la leí por primera vez, hace poco menos de un mes, me maravilló y me abrio varios caminos, entre ellos, el respeto por el acto mismo de la creación y también del hombre, (genéricamente hablando), del artista en todas las ramas del arte, espero les guste, lamentablemente, no está completa, porque el original no me permitía copiarla. Un abrazo a todos, gracias infinitas por comentar mi humilde ensayo.



    Stefan Zweig: “La creación artística es inspiración más trabajo, deleite más tormento”

    Por Mar Abad | Publicado el 17/07/2014


    En el planeta Tierra hay otros reinos que escapan a la mirada de la biología. Esas subespecies son los libros, los cuadros, las sinfonías…


    [​IMG][​IMG][​IMG]Una obra que “no se desvanece, como una flor; que no muere, como el hombre; sino que sobrevive a nuestra época y a todos los tiempos por venir. Tiene la fuerza de durar eternamente, como el cielo y el mar”.


    Estas palabras pertenecen al final de octubre de 1940. Stefan Zweig estaba en Buenos Aires. Era uno de los escritores más conocidos de la época. Mil quinientas personas lo escuchaban y otras mil quinientas habían quedado en la cola. Unos muros no podían privarles de escuchar al austriaco hablar sobre ‘El misterio de la creación artística’. La policía tuvo que intervenir y, al final, se resolvió con un doblete. Zweig volvería otro día a pronunciar las mismas palabras para los que habían quedado fuera.


    «De todos los misterios del universo, ninguno es más profundo que el de la creación. Nuestro espíritu humano es capaz de comprender cualquier transformación de la materia, pero cada vez que surge algo que antes no había existido nos vence la sensación de que ha acontecido algo sobrenatural, de que ha estado obrando una fuerza sobrehumana. Y nuestro respeto llega a su máximo, casi diría que se torna religioso, cuando aquello que aparece de repente no es perecedero». Zweig empezó así.


    El milagro se produce cuando una obra se convierte en algo único entre cientos de miles


    Y de ahí surgía una incógnita poderosa: “He aquí un hombre o una mujer. Tienen el mismo aspecto que cualquier otro, duermen en camas como las nuestras, comen sentados a la mesa, van vestidos como nosotros. (…) Exteriormente ese hombre no se distingue en nada de nosotros. Pero de pronto ese hombre da cumplimiento a algo que nos está negado a todos nosotros. No vive solo el tiempo de su existencia propia, porque lo que creó y realizó sobrepasa la existencia de todos nosotros y la vida de nuestros hijos y nietos. Ha vencido la mortalidad del hombre y ha forzado los límites en que, por lo común, nuestra vida queda encerrada inexorablemente”.


    La creación sobrepasa el tiempo y el espacio. Pero el momento en el que se está produciendo es una incógnita. “Nos hallamos ante un fenómeno extraño”, dijo aquella noche de 1940. “Todos esos hombres creadores, tanto poetas y pintores como músicos, casi nunca nos revelan el secreto de su creación”.


    Un siglo antes, Edgar Allan Poe hizo la misma observación. El poeta norteamericano se lamentaba de que la Historia apenas guardaba “informes autobiográficos de artistas”. En su ensayo The philosophy of composition escribió: “Yo mismo he pensado muchas veces cuán interesante habría de ser un artículo en que un autor –si fuera capaz de ello– nos describiera con todos los detalles cómo una de sus creaciones alcanzó paso a paso el estado definitivo de la perfección. Muy a mi pesar, no soy capaz de decir por qué jamás ha sido entregado al mundo semejante informe”.


    La criminología y el arte
    Para Stefan Zweig el estudio de la creación artística se asemeja a la investigación criminológica. “Nos cabe construir una acción cuya realización no hemos presenciado”, aseguró aquella velada. “Los poetas, los escritores, nos describen en sus libros, con fuerza maravillosa y con pormenores magistrales, cualquier viaje que hacen, toda aventura que les sucede, cada sentimiento que los agita. ¿Por qué no nos explican la experiencia más importante de su vida? ¿Por qué no nos describen su modo de crear?”.


    El periodista austriaco tenía una respuesta. Mientras está creando, el artista “no está con sus propios sentidos, no es dueño de su propia razón, pues toda creación verdadera solo acontece mientras el artista se halla hasta cierto grado fuera de sí mismo, cuando se olvida de sí mismo, cuando se encuentra en una situación de éxtasis. Y permítanme recordarles que la palabra griega ekstasis significa ‘estar fuera de sí mismo”.


    Pero si escapa de su ser, ¿a dónde va? El artista está en su obra “y por eso es incapaz de observarse a sí mismo (…) Solo puede crear su mundo imaginario olvidándose del mundo real”.
     
    #7
  9. Mariate

    Mariate Poeta recién llegado

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    De ese tipo de concentración se ha hablado mucho a lo largo de la Historia. Es lo que ocurrió a Arquímedes cuando un ejército invadía y saqueaba la ciudad siciliana de Siracusa. El matemático estaba en su jardín dibujando figuras geométricas en la arena. Un soldado se abalanzó sobre él y el griego, sin volver la cabeza, murmuró: “No alteres mis círculos”. El físico no estaba en aquella guerra. Ni siquiera en Siracusa. Estaba en el interior de su problema matemático.


    Stefan Zweig se preguntó aquella noche en Buenos Aires cómo podemos hallar huellas en el lugar dónde se realiza la creación artística. “¿No es ese proceso invisible (que tiene por escenario un lugar inaccesible) el cerebro del artista? (…) Poseemos los bocetos de Miguel Angel, Rembrandt, el Greco y Velázquez para sus grandes cuadros. Poseemos los manuscritos de Beethoven, Mozart y Bach. Podemos observar hasta cierto grado cómo se han ido formando las obras que conocemos y admiramos cual perfectas”.


    Pero si buscamos borradores de Mozart nada hallamos. “Todos los manuscritos que de él poseemos están escritos con la misma mano fácil, ligera y graciosa, en un solo trazo y de tal modo que parecen haber sido dictados”, contó Zweig. “Los contemporáneos nos informan de que Mozart nunca había trabajado en el sentido del esfuerzo y de la dedicación. No le hacía falta buscar la melodía. La melodía venía a él. No tenía necesidad de pensar y construir, los pasajes se unían unos a otros casi automáticamente, como en un juego. La creación musical era para ese genio algo tan carente de esfuerzo, algo tan poco absorbente, que al mismo tiempo que jugaba al billar con los amigos, era capaz de trabajar interiormente. Y cuando salía del café, le bastaba llegar hasta su habitación para poder anotar con su pluma rápida el movimiento de una sonata completamente acabado”.


    No le hacía falta buscar la melodía. La melodía venía a él


    Igual le ocurría a Schubert. “Podía estar sentado con amigos en una habitación, hojear un libro y encontrar una poesía, levantarse de pronto, dirigirse a una pieza contigua y volver al cabo de diez o quince minutos, o sea, al cabo del tiempo que se necesitaba para llenar cuatro o cinco hojas con notas. Se sentaba entonces al piano y tocaba para los amigos la canción que acababa de componer, uno de aquellos lieder que aún hoy, después de cien años, se cantan en todos los países”.


    Estos ejemplos pueden dar la idea de que “el gran artista parece asumir una actitud meramente pasiva durante la creación”. Es como si “el genio de la inspiración dictara y el artista no fuera más que el escribiente, el instrumento. No necesita trabajar, luchar, esforzarse por su trabajo, sino que le basta copiar obedientemente lo que se le acerca como en un sueño divino”.


    Mozart y Beethoven
    Pero Zweig alertó: “No nos precipitemos comprometiéndonos con una fórmula tan seductora como que el artista no es más que el ejecutante de una orden superior”. La obra de Beethoven muestra justo lo contrario. “En sus manuscritos desordenados, casi ilegibles, ya no encontramos ni un adarme de la facilidad divina que Mozart tenía para producir. Vemos que Beethoven no era un hombre que obedecía a su genio, sino que luchaba por él encarnizadamente”.


    Mozart no hacía trabajos preparatorios. Beethoven, en cambio, acumulaba gruesos tomos de trabajos preliminares que a veces abarcaban años enteros. “Su proceso de composición era mucho más dificultoso. Menos divino y mucho más humano. Los contemporáneos nos han dado noticias sobre su modo de trabajar. Corría horas enteras a campo traviesa, sin fijarse en nadie, cantando, murmurando, gritando salvajemente, ora marcando el ritmo con las manos, ora lanzando los brazos al aire en una especie de éxtasis. Los campesinos que de lejos le veían le tomaban por un loco y lo esquivaban con cuidado. De vez en cuando se detenía y registraba con el lápiz unas cuantas de esas notas, apenas legibles, en su cuadernillo de apuntes. Luego volvía a casa, se sentaba a su mesa a trabajar y componía poco a poco esas ideas musicales aisladas”.


    “En tal estado surgía otra forma de manuscrito, hojas de un tamaño mayor, generalmente escritas ya con tinta, donde se presenta la melodía con sus primeras variaciones. Pero está lejos aún de haber encontrado la forma precisa”, continuó. “Borra líneas enteras, a veces hasta páginas completas, con rasgos salvajes, de modo que la tinta salpica ensuciando toda la hoja y empieza de nuevo. Mas sigue sin quedar satisfecho. Vuelve a cambiar y enmendar. A veces arranca en medio de la escritura media página, y es como si se viera al compositor fanático dedicado a su tarea, suspirando, blasfemando, golpeando con el pie, porque la idea que se le presenta sigue y sigue negándose a hallar y tomar la forma ideal soñada”.


    Hay dos modos. Y los dos son buenos. “Mozart juega con su arte como el viento con las hojas. Beethoven lucha con la música como Hércules con la hidra de las cien cabezas. Y la obra de uno y otro produce la misma perfección. La obra de ambos nos brinda la misma dicha inefable”.


    La creatividad no tiene fórmulas


    Poe y la Marsellesa
    Zweig intentaba demostrar que la creatividad no tiene fórmulas. O quizá tiene infinitas. La distancia entre el modo en que surgieron dos obras puede ser inabarcable. Ese es el trecho que se produjo entre una pieza como la Marsellesa y uno de los poemas más aclamados de Edgar Allan Poe: El cuervo.


    “El autor de la Marsellesa no fue en rigor ni poeta ni compositor. Fue oficial técnico del ejército francés y prestaba servicio en Estrasburgo”, relató el novelista austriaco. “Un día llegó la noticia de que Francia había declarado la guerra a los reyes europeos en nombre de la libertad. Al instante, toda la ciudad cayó en una embriaguez de entusiasmo. Por la tarde, el alcalde ofreció a los oficiales del ejército un banquete. Y como por azar supo queRouget de Lisle poseía bastante talento para componer versos fáciles y fáciles de comprender. El alcalde le propuso que compusiera a la ligera una marcha-canción para las tropas que debían dirigirse al frente”.


    “Rouget de Lisle, el oficial insignificante, prometió hacer lo mejor que pudiera. El banquete duró hasta muy pasada la medianoche y solo entonces volvió a su aposento. Había hecho mucho honor al vino y participado diligentemente en las conversaciones”, prosiguió. “Muchas palabras de los discursos guerreros revoloteaban todavía dentro de su cabeza en forma de frases aisladas, como ‘le jour de gloire est arrivé’ o ‘allons, marchons!’. Apenas hubo llegado a su casa, se sentó y bosquejó unas cuantas estrofas, a pesar de que nunca había sido un poeta cabal. Luego sacó un violín del armario y ensayó una melodía para acompañar aquellas palabras, a pesar de que nunca había sido un compositor de verdad. A las dos horas, todo estaba listo. De Lisle se acostó a dormir. A la mañana siguiente llevó a su amigo, el alcalde, la canción que, sin modificación alguna, sigue siendo al cabo de siglo y medio el himno de Francia. Sin saberlo, y sin proponérselo, un hombre perfectamente mediocre había creado, en virtud de una inspiración única, una de las poesías y una de las melodías inmortales del mundo”.


    Zweig habló después del caso contrario. El literato sacó a escena a Edgar Allan Poe y su poesía El cuervo. Escribir esta pieza costó al norteamericano un trabajo casi científico. “La compuso palabra por palabra, con la precisión y consecuencia de un problema matemático, y sin inspiración alguna”, indicó. “Dice que cada efecto era ciudadosamente meditado y que nada había sido dejado al azar. (…) Todo está montado y compuesto, trozo a trozo, como en una máquina complicada, palabra por palabra, vocal por vocal, consonante por consonante, todo a fuerza de trabajo, fatigoso, frío, lógico. Y milagrosamente el resultado es el mismo que en la Marsellesa, pese a la diferencia de los dos métodos: un poema perfecto”.


    El austriaco llegaba así a su conclusión final. “Ahora debo hacerles una confesión”, lanzó al público argentino. “Los dos estados suelen estar mezclados misteriosamente en el artista. No basta que esté inspirado para que produzca. Debe trabajar y trabajar para llevar esa inspiración a la forma perfecta. La fórmula verdadera de la creación artística no es inspiración o trabajo, sino inspiración más trabajo, exaltación más paciencia, deleite creador más tormento creador”.


    No basta que esté inspirado para que produzca


    “Cada uno tiene su propio método, su propia rapidez, sus propias dificultades, su propia facilidad. Y no hay ley del tiempo para el artista: él mismo crea su tiempo”, aseguró. “El método no es nada. La perfección lo es todo y resulta insensato disputar sobre qué sería mejor. Todo camino que conduce a la perfección es acertado y cada artista no debe ir más que por uno de esos caminos, el suyo propio”.
     
    #8
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  10. musador

    musador esperando...

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    Hay algunos detalles históricos interesantes en lo que escribes:
    1. La anécdota acerca de la muerte de Arquímedes es bastante dudosa. Lo que no es dudoso es que Arquímedes comprometió toda su inteligencia en la defensa de su patria, inventando algunos aparatos que volvieron locos a los sitiadores (catapultas, incendios a distancia). Justamente Arquímedes se destaca en la historia de la ciencia no solo por haber sido un enorme genio de las matemáticas, sino por haber aplicado este genio a resolver toda suerte de cuestiones prácticas.
    2. La comparación entre las formas de componer de Mozart y de Beethoven es interesante. En primer lugar, dudo seriamente que el Mozart maduro (digamos después de 1783, cuando leyó en profundidad a Bach) haya seguido escribiendo con tanta soltura: la mayor parte de su obra trascendente data de estos últimos años. En cuanto a Beethoven, es realmente notable el altísimo porcentaje de su obra de gran trascendencia en el repertorio actual. Mozart compuso algo más de 600 obras catalogadas, Beethoven no llegó a las 150. No quiero arriesgar números, pero sospecho que el número de obras de Beethoven permanentemente en cartelera debe superar holgadamente al de Mozart. Es decir que el método de composición redundó en los resultados.
    Sería interesante buscar casos análogos en la poesía. En cuanto a Mozart, posiblemente el paralelo que se impone sea el de Lope de Vega. Quizás para Beethoven el análogo sea Juan Ramón Jiménez (gran amante de Beethoven), un obsesivo de la revisión de su obra. Te dejo abierta la discusión.
    abrazo
    j
     
    #9
  11. Pili Martí

    Pili Martí Invitado

    Claro si buscamos algo que no existe, nos hallamos con estas laberínticas explicaciones, Si Mozart no necesitaba revisar, o revisar muy poco su
    obra, para mí modesta opinión tiene mayor mérito. ¿Todo es mejorable?, si estas satisfecho del resultado no, si tienes inseguridades puedes tirarte meses
    retocando (a mi me ocurrió en pintura), y si mejoras algo, el resultado nunca es igual al esfuerzo que has necesitado hacer, para lograr esta pequeña mejora.
    El que es científico y se dedica en cuerpo y alma a investigar, por su perseverancia y suerte (el azar cuenta en todo), puede hacer grandes descubrimientos, por ejplo la penicilina.
    Salvó y salva a millones de personas y poco se habla de este santo varón inglés, que para mí fue
    uno de los mejores seres humanos que han existido y con una enorme modestia.
    Saludos desde el respeto a su trabajo, dejé mi opinión.
     
    #10
    Última modificación por un moderador: 22 de Junio de 2015
  12. Marco Antonio Morales O.

    Marco Antonio Morales O. Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Felicitaciones, bastantes aspectos para meditar, la realidad es que el Poeta es alguien que quiere decir algo, se lo dice al papel pero también lo dice en la vida diaria en su modo de ser y podría decirse que no está de acuerdo con el mundo como es y por eso en muchos casos la soledad que no es más que como que leyera el pensamiento de las demás personas y analizara su moral, su verdad, su coherencia y comprendiera aue si les dijera su verdad no la aceptarían porque viven en la vanidad en la ilusión de que siempre se puede huir del dolor, saludes, mis mejores deseos.
     
    #11
  13. Vincent Moon

    Vincent Moon Invitado

    Tu texto tiene muchas comas, un punto de vez en cuando no viene mal. También que esté muy a la izquierda incomoda un poco. Con respecto al tema comentado en tu ensayito, creo que no se trata solo de que la inspiración llegue. Roberto Arlt escribía todo el tiempo, por oficio, no porque estaba inspirado sino porque le pagaban por hacerlo. Si te quedás sentado esperando a que llegue la inspiración quizá te quedes sentado para toda la vida.
     
    #12

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