Los tres amantes del amor

La mesa está rodeada de tres personas amantes mías: fiebre inicial, rutina sin freno y finales imperfectos con engaños. Esta historia no tiene final, ¿interesantes? No lo sé, es fascinante porque de las tres yo soy el dueño.

Un inicio le daba todo lo que sentía, este amor de gato me aruñaba por un poco menos de un rato. Es la distancia la que incrementa este sentimiento puro donde te recuerdo que ya eres mía, bloque parcial, la primera dama de dos: Fiebre inicial.

Su nombre: fiebre no es de temperatura corporal, es de lo más elocuente, su sexo es disputa. Pero el inicial no comienza con mayúscula, viene su origen del pasado, algo llamado: final.

Rutina sin freno algo que no supe como parar, conocía en un año todo absolutamente todo de tu viejo cuerpo. La fecha de comienzo, la del otro comienzo y la del comienzo nuevo, nadie sabía cómo manejar este tiempo terco.

Rutina: origen de hacer lo mismo, vueltas en círculo explorando lo que es ya conocido. El freno de mano, autoridad y sentimientos, como quieran llamarlo, la camisa de la navidad pasada regalo incluido.

Mi última amante de tres: los finales imperfectos con engaños, son solo teatro. Este amor ya no es puro ni casto, es duro y seco como un pasto. Me encanta los finales del amor, te enseñan la cara de la moneda que apostabas, son señales de odio: lágrimas encarnadas por desconsuelo.

Pues bien este enamorado sabe lo que ha tenido, me han cogido por idiota. Ya no creo el mito de las mariposas en el estómago, estas en mí se ahogan, entre tantos besos que di solo el primero hace una desborda.

Son solo tres amantes con un dueño, el tema es: La fiebre inicial es una rutina sin freno que te da finales imperfectos con engaños. El pasar de los pasares hace que la creencia en el amor se pierda solo con los daños.

 

Divinidad de letras preciosas en una obra excepcional.

 

Gracias maestro!!

 

Maravilla de letras superiores y magníficas.