Reflexiones

Siempre me han gustado las realidades alternativas. Desde que incursioné en la poesía a los 6 años, que he venido haciéndolo. Desgraciadamente, y pese a toda la lectura no he podido nutrir lo suficiente estas realidades como para permanecer allí más tiempo, así que no dejan de ser breves estadías luego de las cuales retorno irremediablemente a la realidad por defecto. Descubro que he sido una niña gris e insatisfecha la mayor parte de mi infancia, que disminuyó el brillo y aumentó el contraste, así me pude ver en un negro absoluto mientras el resto de mi generación bailaba dentro de los blancos invernales. In/consciente de esta realidad me permití exteriorizar estas diferencias, razón por la cual llevo alrededor de 12-14 años vistiendo un riguroso negro pese a los cambios estacionales. Siempre era lo mismo, un amor tortuoso, difícil, que ponía en jaque mi resistencia, mi paciencia y mi espíritu, de la mayor parte de ellos surgieron hermosos poemas por los cuales he recibido felicitaciones y reconocimientos. Siempre aquel amor lejano, aquella relación intelectual que me permitía estudiar y luego enclaustrarme, siempre hombres muy afines, geniales dentro de mi apreciación infantil y luego el desastre, el quiebre irremediable y la destrucción del autoestima, el luto y la reconstrucción gradual y posterior ensamblaje de todas las partes que suponía me componían, más en cada reconstrucción terminaban perdiéndose piezas y anexándose otras; finalmente el cuadro se completaba. De todas aquellas que recuerdo sólo dos lograron concretarse en carne. Una de ellas duró casi dos años y terminó con mi espíritu hecho añicos. Los buenos momentos nunca han sido suficientes como para que pueda quitar el agrio sabor que me quedó de los últimos meses. Sin embargo siempre le estaré agradecida por haber sido así de jugado y entregado y por haberme enseñado cosas que de otro modo no hubiera aprendido y claro, por haberme subido el autoestima, incluso a los días de hoy, cuando aún le sorprendo mirando fotografías mías. De la segunda aprendí a pensar en mí, primero yo, segundo yo y tercero mi sombra. Y ahí voy, ahora pensando en cómo poder seguir aplicando todo lo aprendido con esta última relación. Le amé y creo que aún le amo. Por primera vez me entregué sin cuestionamientos, no pensé ni repensé lo que se venía, nada, viví el momento y lo di todo, supongo que él también lo hizo, pero debí haber esperado. Desgraciadamente 4 años si son una gran diferencia después de todo, y aunque creí que no sería impedimento aún le faltaba (y falta) madurar aún más. Por lo menos tuvo el coraje de terminar conmigo en una etapa temprana de la relación, pero independiente hubiera sido mucho antes o después, habría resultado igual de lastimada porque al darlo todo desde el primer momento, el vacío en el que quedé habría sido igual. Aún no me recupero y no sé qué hacer, entre más me aíslo más coherente me parece la idea del suicidio y más temo. Busco y rebusco en mi vida motivos que me impulsen a seguir con ella y aunque me esfuerzo ninguno parece ser lo suficientemente fuerte, ni siquiera mi sobrina o la felicidad de mis padres. No me entusiasman planes a futuro, conciertos, viajes, libros, fiestas, nada. Es como comer arroz sin sal o agregado. Si algo o alguien debe aparecer en mi vida, que por favor se apresure.

 

Que reflexiones... comprendo perfectamente, (entre más me aíslo más coherente me parece la idea del suicidio y más temo.) son ideas que suelen pasarse por la cabeza pero es igual que el alcohol no es la solucion. me gusto mucho.Saludos...

 

Muchas gracias Max

 

vaya reflexiones sobre la vida, sobre lo sobrevalorado que esta el amor, que dejo de ser un sentimiento sólo, para ser EL SENTIMIENTO que a veces, la mayoria de veces, nos define.

 

Muy agradecida de tu paso constante por estos recuerdos.