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Contra el mundo

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Andreejupiter, 27 de Noviembre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 561

  1. Andreejupiter

    Andreejupiter Poeta recién llegado

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    8 de Octubre de 2015
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    Hombre
    ¿Quieres que te diga la verdad? Pues esta es la verdad:
    Estaba al borde del suicidio. Mis ojos perdieron el destello fogoso que suelen contener los ojos de los niños soñadores y vigorosos. Ya no era el mismo, y conforme pasaba el tiempo se desgastaban mis esperanzas, de la misma manera que se desgastan las piedras cuando se frotan unas con otras. Yo me desgastaba porque mis esperanzas estaban en constante confrontación con la realidad. Ya no era parte de un círculo exclusivo de personas que miran al cielo y anhelan las estrellas como hermanas o como ídolos que guían a la vida. Ya no más. Ahora era un hombre sencillo, corriente como cualquiera, esperando día a día simplemente poder descansar. Es verdad, varias veces quise sucumbir ante el tedio y la agonía diaria que suponía el largo y tétrico camino rutinario que seguimos las personas. Lo llamamos "el ciclo de la vida". Por un momento me veía hastiado de seguir la linea recta que tus progenitores y la sociedad te designa. Esa linea recta que te hace sentir que solo sigues caminando en círculos. Círculos y círculos sin una dirección determinada. ¿A donde iban a parar mis emociones si no era aquí? ¿Quién podría otorgar un consuelo a mis penas? Cuando necesité un pañuelo no hubo nadie. Miré con ojos verdes como otros si eran consolados por una compañía a la que llamaban "amor" y yo solo era un ser abandonado a su suerte, temido por tener ideas más grandes que él mismo y un pensamiento que erradicaba cualquier forma de afecto, y en cambio expresar a base de lapiz y papel. Muchos me veían extraño y apartaban el paso de mi camino. La condena que supone ser un solitario, una unidad en un mundo de pares, una persona sola entre los conjuntos que se forman a mi alrededor, un pececillo enfrentandose a olas y corrientes, que por casualidad nisiquiera elegí, y no lo quería para mí. Era verdad, estaba al borde del suicidio, al borde del abismo. Pero dicen algunos que es en ese momento, cuando el hombre mira hacia el abismo y juega con su suerte, cuando encuentra su carácter. Entonces dejé de llorar.
     
    #1

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