Robo...

Se llevaron hasta parte de tu poesía por un trozo de nada
y yo me quedé avergonzada,
miserable,
embarrada de tristeza y de resignación.
Tú ya no estás aquí, aún estando…
así que no tendrán más nada de ti.

No pueden llevarse tu mano ni tus ideas
tampoco tu capacidad de re-crear-me.
Solo tendrán pedazos, trazos de tu puño y letra
y tus palabras no asimiladas por mi mente infantil;
solo tendrán retazos de tela que me abultan
y un gran pedazo de mi esfuerzo,
de mi actual motivo de existencia.

Pero no me preocupo demasiado…
tampoco podrán tener mi mano ni mi mente
ni mi capacidad para re-crear-te,
ni los sentimientos que hoy revolotean en mis entrañas…
No mi alma,
no mi dolor,
no mi rencor.

Basura.
Eso que para mí tanto vale sé que irá a la basura,
pero no lloraré ni me doblegaré,
no dejaré de ver el cielo majestuoso, las flores,
la luz iluminando aquel árbol hermoso de la esquina…
así llegue un momento
en el que deseen llevarse más de mí,
más de lo que nunca se han llevado.

Porque mi alma, esa no es de nadie
y jamás podrá ser arrancada,
seguirá viviendo conmigo en su mundo imaginario,
escuchando la bella música de una humanidad inexistente…

Porque mi alma,
-esa que no les interesa por no poderla vender-
es eso y solo eso
lo que soy.

 

Me gustó compañera.
Extraño tu poesía más sensual
y recuerdo tu voz y tus palabras.

elPerro

 

Querida corpo, pues he estado ocupada en otras cosas y con la musa medio muerta, pero sé que volveré en algún momento... siempre lo hago, en este portal me la he pasado así, perdiéndome de a ratos y reencontrándome.

Gracias por leerme, yo también recuerdo aquel confesionario con esa voz tan sensual y sus palabras interesantes.
Un abrazote inmenso.

 

Siempre he dicho que el gran Cerati se equivocó... Que la ciudad de la furia es otra: Caracas.

Una hoja, unos apuntes, papel, cartón y lápices... Eso se llevaron. Lamentablemente, a muchas personas le arrancan más que una simple mochila: llegan a quitar vidas, padres, sueños, emociones, libertad. Me dan rabia los que se disfrazan de victimarios, sale la náusea que ningún antiácido es capaz de solapar. Y se cae en la resignación...

¿Cuántas lágrimas hay que derramar para que sientan un poco de angustia y responsabilidad?

No hay respeto... No hay amor.

Un beso en la distancia.

 

Quizás las suficientes como para que el ser humano termine de alcanzar la extinción.

Gracias por comentar, bella mía. Un beso para ti también.